lunes, junio 29, 2009

Disco del mes. "Enter The Vaselines", de The Vaselines.

Ellos mismos lo dicen en el lujoso libreto interior de este recopilatorio: frente a esa pose de inocencia virginal de la onda "twee" que predominaba en la escena independiente británica de mediados de los 80, Eugene Kelly y Frances McKee decidieron construir melodías pop dulces y sucias con letras cargadas de una sexualidad cruda e irónica y de cierta sordidez y provocación transgresora con la religión como uno de sus objetos de mofa favoritos. Su utilización de Cristo como icono pop se encuentra muy cerca a la de sus vecinos y contemporáneos The Jesus & Mary Chain (lo de "Teenage Jesus Superstar" podría ser de los Reid perfectamente), pero puede que en el Glasgow de la época sonase chocante que hiciesen una versión de Divine cantada a dos voces ("You Think You're A Man"- maniobra que, por cierto, repitió Meteosat en los años del tontipop-). Había mucho más en aquella pareja basura inicialmente apadrinada por el guru Stephen Pastel, cuasi reyes efímeros de un pop de refrescante amateurismo lo-fi, precedentes clarísimos de lo que harían The Moldy Peaches tres lustros después y, en una de esas jugadas caprichosas de la historia, banda de culto tras su disolución después de que Nirvana hiciese archiconocidas un par de versiones suyas ("Molly's Lips" y "Jesus Wants Me For A Sunbeam").

Inicialmente, The Vaselines sólo funcionaron entre 1987 y 1990. Editaron dos EP's ("Son Of A Gun" y "Dyin' For It") y un álbum ("Dum Dum") donde dotaban a su sonido de un pulso más punk-rock. En 1992, y tras la reivindicación de Cobain, Sub Pop juntaría toda su obra en el magno recopilatorio "The Way Of The Vaselines: A Complete History". "Enter The Vaselines" es, en realidad, una reedición de aquella compilación con nuevo libreto, remasterización y un segundo CD que añade tres demos (su icónica "Son Of A Gun" junto a dos inéditas: "Rosary Job" y "Red Poppy"), además de sendos conciertos en Bristol y Londres. No, nunca fue un gran grupo en directo, como hace sólo un mes tuvimos ocasión de comprobar quienes los vimos en el Primavera Sound.

Porque, en efecto, los Vaselines también se han reunido y, además, dicen que están componiendo canciones nuevas. ¿Volverá a ser lo mismo?

Aquí, un
artículo de Krist Novoselic en el Seattle Weekly hablando sobre ellos.

Canción del día:
"Sex Sux (Amen)" (The Vaselines)

Frase del día: "Los italianos me quieren así" (Silvio Berlusconi)

sábado, junio 27, 2009

Entrevista a Kylie Minogue

Aquí

Canción del día:
"I´m Sorry, Baby, But You Can't Stand In My Light Anymore" (Bob Mould)

Frases del día: "El mensaje de mis canciones es más fuerte que Paulina el personaje"/ "Soy explosiva pero también busco la paz" (Paulina Rubio)

jueves, junio 25, 2009

"Mes petites amoureuses", de Jean Eustache (1974). 401 golpes y una educación sentimental.

Hace poco, mientras promocionaba por aquí la comedia juvenil, también francesa, "Lol", su protagonista decía que si había triunfado tanto en su país es porque la mayoría de las pelis sobre la adolescencia la trataban como una época amarga y ésta la pinta como una etapa divertida y feliz. Allá ellos. Yo me sumo a los que opinan que quien fue feliz en su adolescencia es un hijo de puta.

Aunque Jean Eustache rodó "Mes petites amoureuses" justo después de "La maman et la putain", el guión estaba escrito antes, y es interesante partir de esta trampa metódica para imaginársela como si realmente fuese anterior. De hecho, veo la segunda de sus dos películas de ficción más 'convencionales' (tómese con mucho relativismo este último término) como lo que podría ser perfectamente la precuela de "La maman".

Si se lee el argumento, "Mes petites amoureuses" se puede entender como el clásico relato de iniciación, centrado en un adolescente francés de provincias que, entre unos meses con su abuela y otros con su madre y su nuevo amante, empieza a descubrir el mundo relacional. Sí, hay cosas que pueden sonar a tópico sobado (ese primer morreo en la fila de los mancos del cine, por ejemplo), pero el gran Eustache se las arregla para contarnos lo que parece lo mismo de siempre de un modo completamente diferente. Como todo su cine: un pie en la Nouvelle Vague, pero todo el resto de su cuerpo fuera, redefiniendo temáticas clásicas para llevarlas a un terreno más amargo y desasosegante.

El Daniel que protagoniza la película remite inevitablemente (como siempre que pensamos en una peli francesa con niño, qué previsibles somos) al Antoine Doinel de "Los 400 golpes", también al protagonista de "El soplo al corazón" de Louis Malle. Pero yo enseguida me imaginé que la peli podría narrar perfectamente la primera adolescencia del Alexandre de "La maman": podría ser él mismo.

Hay en este tipo de historias de iniciación a la vida, el sexo y el amor un cierto componente nostálgico como entrañable que aquí permea en una serie de anécdotas riquiñas pero que en ningún momento marcan el tono de la historia. Eustache opta por un montaje cronológicamente lineal pero muy radical al cortar cada secuencia antes de que se resuelva mediante bruscos fundidos en negro. Como si todo fuesen pequeños flashes de la memoria o, tal vez, como si la conclusión de cada acción no tuviese, en realidad, ninguna importancia. Todo ello ayuda a ver las vivencias de Daniel como un aprendizaje sentimental a base de hostias y cagadas, lo normal dentro de una edad vital en la que uno es impulsivo y visceral y, al tiempo, todavía no controla los códigos que debe utilizar para obtener sus propósitos. (Ahora siento decir que van algunos spoilers).

Aspecto fundamental de la peli es que cuando Daniel empieza a descubrir esos códigos y consigue ligar con una niña, estamos cerca del final (que no desenlace) y él se tiene que volver al pueblo de su abuela. Lo que podría ser un happy end acaba poniendo más de manifiesto la amargura que subyace en la peli, que, en realidad, lo que hace es anticipar el futuro mostrando, sin mostrar, un salto temporal invisible. Explico mi paranoica teoría: durante la peli, Eustache nos muestra el contraste entre esos pequeños individuos en iniciación frente a unos adultos hastiados, amargados, derrotados por la vida. Como dice el crítico Hervé Gauville, la de los niños y adolescentes de este film "es la soledad vulgar de los conducidos por la vida, que no perciben aún en qué medida el fracaso es un elemento constituyente de su porvenir". La peli nos está mostrando sus inicios por un camino de sufrimiento cuyo futuro se vislumbra en los rostros adustos de los adultos. Y, del mismo modo, el director nos muestra esos primeros pasos de unos chicos que podrían ser los que unos años después vivirían el 68 y la revolución sexual. Nos sugiere una gigantesca elipsis (en esa historia, en su propia vida y en su obra cinematográfica), una elipsis en la que se ocultan los previsibles años de felicidad y plenitud y, a continuación, nos muestra al desencantando y cínico Alexandre buscando un polvo fácil en los cafés del Boulevard St. Germain.

Estamos hablando de un director que era aficionado a rodar la misma historia dos veces (lo hizo en varias ocasiones) para reflexionar sobre cómo el paso del tiempo y el cambio de punto de vista altera las cosas. Lo de "Amoreuses" y "La maman" no es exactamente lo mismo pero sí lo es: de algún modo, nos habla de un antes, un después y, (por omisión), de el vacío de enmedio. Paradójicamente, ese vacío de enmedio que nunca rodó son los años felices. En el antes, los silencios predominan sobre los diálogos. En el después, la verborrea predomina sobre los actos. Como dice Françoise Lebrun, "una película nos cuenta el fracaso amoroso de unos seres que hablan poco y la otra el mismo fracaso de los que no paran de hablar". Pero no debemos olvidar tampoco el componente de comentario social que hay en sus películas (al protagonista de ésta, sin ir más lejos, le impiden ir a la escuela y le obligan a maltrabajar porque su padrastro, jornalero español, tiene escasos recursos económicos, mientras que otros chavales de clase social superior le miran con aire de desprecio).

El último corto que rodó Eustache es "Offre d'emploi" (1980), un "cuento moderno" por encargo de una cadena de TV que muestra el proceso de selección de un trabajador por una empresa multinacional. El absurdo del análisis grafológico por parte de la experta en recursos humanos y la finalización con la opinión de un experto que dice que lo de la grafología es una mierda y que lo que hay que hacer es recurrir a la lingüística es absolutamente lúcido y clarividente. Eustache, siete años después de "La maman", está auscultando y mostrando, de nuevo, su malestar ante una nueva sociedad, la del kafkiano capitalismo avanzado actual y sus formas de clasificar y someter al individuo. En esos 18 minutos se anticipa al Nicolas Klotz de "La cuestión humana", al Laurent Cantet de "El empleo del tiempo" y "Recursos humanos" y al Erick Zonca de "La vida soñada de los ángeles".

Justo antes rodó el penúltimo, "Les photos d'Alix" (1980), cuya extrañeza artística es realmente insondable. El corto muestra a una fotógrafa (la tal Alix, nada que ver con Alberto García), de quien no sabemos si es una actriz, una fotógrafa real o si se está interpretando a sí misma o no. Ella le muestra a un chico cuya relación con ella desconocemos (y a quien interpreta Boris Eustache, hijo del director) una serie de fotografías que describe con alta precisión técnica y biográfica. Pero, a medida que transcurre el metraje, los comentarios sobre las fotos van desligándose cada vez más de lo que vemos, y sin que el chico se inmute. La foto muestra una cosa y Alix habla de otra. La sensación de hilaridad y desorientación ante la extrema brecha en la realidad (como la de los lloros por gases lacrimógenos en aquel café en el París del 68) es cada vez más notorio hasta que la película, como no podía ser menos por parte de Eustache, se corta bruscamente. ¿De qué iba esto? ¿Qué demonios nos quería decir?

Sí,¿de qué iba esto? ¿Qué nos quiso contar Jean Eustache con su vida y su obra? Relata Françoise Lebrun (la Veronika de "La maman" y ex amante suya para quien, de hecho, él escribió el guión de la peli) que la última vez que habló con él, el director la llamó por teléfono para contarle que quería rodar una nueva peli que sería un plano secuencia en su habitación y le leyó un texto "muy poético", ajeno. Ese film nunca se inició. Ese mismo día, Jean Eustache se tragó un frasco de barbitúricos en esa misma habitación. Era el 3 de noviembre de 1981. Tenía 43 años.

Canción del día:
"Douce France" (Charles Trenet)

Frase del día: "Todos soñamos con volver a ser niños, incluso los peores de nosotros. Tal vez, los peores más que nadie" (de la película "Grupo salvaje")

miércoles, junio 24, 2009

"La maman et la putain", de Jean Eustache (1973). El final de una quimera.

"Que je vous aime. Regardez, je commence à être saoule et je bégaie et c'est absolument horrible, parce que ce que je dis je le pense réellement. Et je pourrais rester tout le temps avec vous tellement je suis heureuse. Je me sens aimée par vous deux.

...Et l'autre qui me regarde avec les yeux en couilles de mites, d'un air sournois, en pensant : oui ma petite, tu peux toujours causer, mais je t'aurai. Je vous en prie Alexandre, je ne joue pas la comédie. Mais qu'est-ce que vous croyez...

...Pour moi il n'y a pas de putes. Pour moi, une fille qui se fait baiser par n'importe qui, qui se fait baiser n'importe comment, n'est pas une pute. Pour moi il n'y a pas de putes, c'est tout. Tu peux sucer n'importe qui, tu peux te faire baiser par n'importe qui, tu n'es pas une pute. Il n'y a pas de putes sur terre, putain comprends-le. Et tu le comprends certainement.

La femme qui est mariée et qui est heureuse et qui rêve de se faire baiser par je ne sais qui, par le patron de son mari, ou par je ne sais quel acteur merdique, ou par son crémier ou par son plombier... Est-ce que c'est une pute? Il n'y a pas de putes. Y a que des cons, y a que des sexes. Qu'est-ce que tu crois. Ce n'est pas triste, hein, c'est super gai.

...Et je me fais baiser par n'importe qui, et on me baise et je prends mon pied. ...Pourquoi est-ce que vous accordez autant d'importance aux histoires de cul?
Le sexe... Tu me baises bien. Ah! comme je t'aime. Il n'y a que toi pour me baiser comme ça. Comme les gens peuvent se leurrer. Comme ils peuvent croire. Il n'y a qu'un toi, il n'y a qu'un moi. Il n'y que toi pour me baiser comme ça. Il n'y a que moi pour être baisée comme ça par toi... Quelle chose amusante. Quelle chose horrible et sordide. Mais putain, quelle chose sordide et horrible.

Si vous saviez comme je peux vous aimer tous les deux. Et comme ça peut être indépendant d'une histoire de cul. Je me suis fait dépuceler récemment, à vingt ans. Dix-neuf, vingt ans. Quelle chose récente. Et après, j'ai pris un maximum d'amants.
Et je me suis fait baiser. Et je suis peut-être une malade chronique... le baisage chronique. Et pourtant le baisage j'en ai rien à foutre. Me faire encloquer, ça me ferait chier un maximum hein! Là, j'ai un tampax dans le cul, pour me le faire enlever et pour me faire baiser, il faudrait faire un maximum. Il faudrait faire un maximum. Il faudrait m'exciter un maximum. Rien à foutre.

Si les gens pouvaient piger une seule fois pour toutes que baiser c'est de la merde.
Qu'il n'y a une seule chose très belle: c'est baiser parce qu'on s'aime tellement qu'on voudrait avoir un enfant qui nous ressemble et qu'autrement c'est quelque chose de sordide... Il ne faut baiser que quand on s'aime vraiment.

Et je ne suis pas saoule... si je pleure... Je pleure sur toute ma vie passée, ma vie sexuelle passée, qui est si courte. Cinq ans de vie sexuelle, c'est très peu. Tu vois, Marie, je te parle parce que je t'aime beaucoup. Tant d'hommes m'ont baisée.
On m'a désirée parce que j'avais un gros cul qui peut être éventuellement désirable. J'ai de très jolis seins qui sont très désirables. Ma bouche n'est pas mal non plus. Quand mes yeux sont maquillés ils sont pas mal non plus. Et beaucoup d'hommes m'ont désirée comme ça, tu sais, dans le vide. Et on m'a souvent baisée dans le vide. Je ne dramatise pas, Marie, tu sais. Je ne suis pas saoule. Et qu'est-ce que tu crois, tu crois que je m'appesantis sur mon sort merdique. Absolument pas.

On me baisait comme une pute. Mais tu sais, je crois qu'un jour un homme viendra et m'aimera et me fera un enfant, parce qu'il m'aimera. Et l'amour n'est valable que quand on a envie de faire un enfant ensemble. Si on a envie de faire un enfant, on sent qu'on aime. Un couple qui n'a pas envie de faire un enfant n'est pas un couple, c'est une merde, c'est n'importe quoi, c'est une poussière... les super-couples libres...
Tu baises d'un côté chérie, je baise de l'autre. On est super-heureux ensemble. On se retrouve. Comme on est bien. Mais c'est pas un reproche que je fais, au contraire.

Ma tristesse n'est pas un reproche vous savez... C'est une vieille tristesse qui traîne depuis cinq ans... Vous en avez rien à foutre. Regardez tous les deux, vous allez être bien... Comme vous pouvez être heureux ensemble".
(Monólogo de Veronika/Françoise Lebrun, que desafortunadamente no he encontrado traducido al español)

"Un día de mayo del 68, había mucha gente en el café y todo el mundo lloraba. El café entero lloraba. Era muy bello. Habían tirado una bomba de gas lacrimógeno. Ante mis ojos se había abierto una brecha en la realidad".
(Comentario de Alexandre/ Jean-Pierre Léaud)

No es gratuito que Jean-Pierre Léaud, el Antoine Doinel de "Los 400 golpes", se transformara posteriormente en el cínico Alexandre, la encarnación de un dandy desencantado y amoral que, a su vez, encarna el final de los ideales del 68, pone el dedo en la llaga de sus mentiras y contradicciones del mismo modo que "La maman et la putain", la obra maestra de
Jean Eustache, certifica el final de la Nouvelle Vague. Casi tres décadas antes de que Houellebecq volviese a incidir en los mismos temas con un sarcasmo extra, el gran maldito de los cineastas franceses descubría la trampa de una revolución sexual absolutamente insostenible: ni la sociedad podría permitir nunca tal esfera de libertad ni el ser humano, arrogante, egoista y mezquino, merecía disfrutar de ella. En sus tres horas y media cargadas de palabras (irritantes muchas de ellas, provocadoras en general, pero repletas de verdad casi siempre) se manifiesta el final de un sueño que, ahí está su vigencia por encima de los usos y costumbres del París de la época, muestra que, desde entonces, prácticamente nada ha cambiado.

O quizá sí una cosa. En esa película, reverso oculto de los aireados escándalos de "El último tango en París" o "El imperio de los sentidos" (ambas de la misma época), aún no se vislumbra del todo que la llamada revolución sexual de los 60 sólo servirá para su posterior mercantilización, una despiadada utilización por parte de la sociedad de consumo que supondrá el siguiente paso en la aniquilación de la felicidad sentimental y sexual del individuo. Pese a ello, el malestar que se desprende de la peli de Eustache es genuino, lúcido, visceral. Todo lo que no ves lo ves sin necesidad de que se muestre.

Me he perdido, mierda, los dos pases de "La maman et la putain" en la Filmoteca, pero me da para un post entre documentación y entre los recuerdos de verla en una cinta de VHS que en su día me grabó el mayor fan de la peli que conozco,
Hangtheguille, y que también escribió este genial artículo sobre Eustache en el Feedback-Zine. Es un buen punto de partida para finalizar la entrada con citas mucho más reveladoras que cualquier cosa que pueda decir yo:

-"Cuando Veronika dice a Alexandre "Las cosas ya no significan mucho para mí", es mucho más doloroso que si lo hubiese dicho él , porque no vemos ninguna evidencia de que nada haya significado nunca nada para él" (...) "También se sugire que la mujer es moral e intelectualmente superior a los personajes masculinos pero que esa superioridad les ha servido de bien poco en su búsqueda de la plenitud y la compañía. Las dos mujeres de la película se juntan con hombres no porque no sepan hacer algo mejor, sino porque la compañía vacía es mejor que la soledad. Ellas no esperan casi nada de la interacción humana, pero siguen dejándose llevar, agarrándose a lo poco que eso tiene que ofrecerles" (Jared Rapfogel en "Senses Of Cinema")

-"La película se ha convertido en la gran crónica de la deriva sentimental del 68, en una radiografía de ese momento en el que despúes de las utopías los jóvenes buscaron soluciones individuales y encontraron su refugio en el sexo. Sin embargo, si observamos detalladamente la película, veremos que las cosas no son tan claras. Eustache no habla de la utopía, sino de su cansancio. La figura del joven rebelde ha sido sustituida por la del dandy insportable, que previere la provocación por la provocación a la lucha política. La crónica de la revolución sexual se transforma en la descripción de sus sinsabores y en la plasmación de cómo la juventud que podía follar sin complejos, porque tenían la píldora y aún no había surgido el fantasma del sida, acabó encumbrando un cierto vacío existencial" (Ángel Quintana en "Cahiers du cinema)

-"Aprendí a articular unos diálogos en los que la palabra nunca podía llegar a detenerse porque, en el fondo, era una palabra herida" (Françoise Lebrun)

-"Una periodista me increpó en la rueda de prensa en Cannes porque a lo largo del monólogo pronunciaba hasta setenta veces la palabra follar. Le contesté que era una lástima que hubiera perdido el tiempo en contarlas, en vez de disfrutar de la película" (Françoise Lebrun)

-"Es cierto que en el monólogo de Veronika, que acaba diciendo que después de follar con quien sea, ahora es preciso follar con quien se ama para engendrar hijos, puede parecer que recoge un mensaje propio del Papa actual. También es verdad que Eustache quiso arremente contra muchos de los excesos del 68, pero también que en el interior de la película hay un sentido claro de provocación y de insolencia que refleja cómo éramos en aquella época. Muchas de las provocaciones del personaje de Jean-Pierre Léaud son gratuitas, machistas y poco acordes con el sentimiento de liberación femenino que vivíamos entonces. Esa es la contradicción de una utopía que no se forjó desde ideales puros, sino desde una cierta ambigüedad" (Françoise Lebrun)

-"Dos figuras se presentan como modelos: la pareja moderna, la mujer 'liberada', según la abyecta expresión que se empleaba entonces. Toda revolución, por generosa y eufórica que sea (y tal fue el caso del movimiento de mayo) tiene su reverso represivo: el batir de la imaginación puede conducir a esquemas normativos. La doxa del post 68 es "¡gozad!". El error fue creer que esa consigna podía reglamentar el desorden de los sentimientos. La película de Eustache da testimonio, con una extraña lucidez, de esa ideología de la libertad sexual, finge abrazar la doxa amorosa para desvelar mejor su carácter represivo, para revelar sus zonas ocultas, las que la ceguera producida por la consigna impedía ver: el tormento, el sufrimiento. "La maman et la putain" instala a sus personajes y sus frases sobre un territorio cuyo mapa se descubrirá aterrador. Tras las apariencias engañosas de un tejido social reparado, reconciliado, Eustache dibuja la aspereza del socius, los desgarros del vínculo amoroso. La intención de la película se podría resumir así: "Nos han hecho creer que todo era posible. Es mentira. Nos han engañado"" (Alain Philippon en "Cahiers du cinéma".

Canción del día:
"La maman et la putain" (Diabologum)

Frases del día: "Nunca he pagado por una mujer" (Silvio Berlusconi)/ "Yo no ligo nada, en general, ni en festivales ni fuera de ellos" (La China Patino)

martes, junio 23, 2009

El jueves, Blanca dB vs. Dj Tingugi en el Fotomatón

De una noche etílica en el mismo Fotomatón surgió la idea de la sesión conjunta que haré este jueves 25 con Blanca dB, que, además de ser mi pincha de pop favorita, no tiene miedo de que le espante a su público. ¿Que qué pueden esperar? Eso ni nosotros lo sabemos, pero seguro que será un placer. Empezaremos alrededor de las 00.00 y acabaremos alrededor de las 3.00.

Pasó el día, pasó la romería de modernas

Lo malo de hacer posts como los anteriores es que al final te ves como obligado a continuar aunque no tengas putas ganas, como es el caso. La urgencia por expresarme me duró, en fin, lo que una pas..., digo, lo que una colilla.

Es tal el perezón que me da seguir contando lo del festival éste que acabó hace dos días, que lo importante lo resumiré por auto obligación del modo más escueto posible. A saber:

1. Es el festival al que más temprano me he retirado a casa, todos los días, en toda mi historia de festivales. Es un dato MUY relevante. ¿De salud? Estaba perfecto, gracias.

2. El sábado en el Sónar día sólo vi un concierto (Alva Noto) y por ver algo. El resto del tiempo estuve buscando un hueco donde no hubiera gente. Lo encontré en (¡sí!) la expo de los quinquis, pero eso se merece otro post por sí solo.

3. Me marcho con la sensación de que los conciertos que más me habrían molado fueron justo los que me perdí (Fever Ray, Konono, Byetone)

4. Tarántula, durante una balada, repartieron entre el público como unos claveles que se encendían dentro cual velas. Los seguratas acudieron a ordenar apagarlos. Con eso y la canción dedicada a Barcelona (parodia de Caballé incluida), se convirtieron en la propuesta más antisistema del festival, por denominarlo de alguna manera a pesar de la relación de ese término con el perroflautismo del Raval, que no es exactamente lo mismo.

5. Grace Jones se cambió de vestuario en cada tema. Su colección de sombreros era inefable. ¿La música?... ¿Qué música?


6. Mi sms favorito del festival (dejemos la fuente anónima): "0% gayers en el Sónar Village". Eso fue durante el concierto de Omar Souleyman, un señor sirio con turbante y bigote cuya música daba ganas de comer un kebab y meterse una raya, todo al mismo tiempo.

7. Si tuviese que quedarme con mi momento emocional del festival, fue cuando Little Boots hizo su versión de "Love Kills", de Giorgio Moroder & Freddie Mercury. Eso y la sonrisa en la cara que me dejaron algunos momentos de la sesión disco de James Murphy y Pat Mahoney me hicieron dudar de mi condición sexual.

8. Buraka Som Sistema terminaron subiendo a decenas de tías al escenario mientras tocaban "Sound Of Kuduro". No veía tal cosa desde lo de Chris Isaak en el Concierto de los Mil Años en Riazor.

9. Nando Cruz cuenta que vio a dos tíos con túnicas subidos a un caballo. Nando asegura, y le creo, que no se droga.

10. ¿Por qué durante el concierto de Orbital apagaron las pantallas donde se muestran los primeros planos de lo que hacen los dj's y músicos?

11. Doy fe de que Crystal Castles la liaron parda. La voz no se escuchaba (al parecer, error del propio técnico que venía con el grupo?), el batería llevaba una camiseta de Mickey Mouse y Alice Glass, que estaba pasadísima, invitó a vodka a las primeras filas, se tiró sobre el público tres veces, se encaró con los seguratas, cantó (o lo intentó) por dos micros a la vez, le dio hostiones a un monitor, desmontó la batería amenazando con tirársela a los seguratas y, en cuanto ellos fueron raudos a sacarla del escenario, se lió a hostias. Según mi amiga Carolina, Alice Glass es la Courtney Love del siglo XXI. Aparentemente fue un desastre, un fraude, y un concierto de mierda. Para mí, de los mejores conciertos del festival. Me reconcilió con mi condición sexual y me hizo dudar de mi salud mental.

12. Animal Collective era el mejor grupo que acudía a esta edición del Sónar, y por eso fue el mejor concierto. Pero empezaron con "My Girls" autoboicoteada de una forma un tanto morosa y durante casi todo el resto del concierto se ensimismaron con una psicodelia personal un poco falta de energía y sin tocar "Summertime Clothes" ni "Brothersport". Les he visto, al menos, dos conciertos mejores. Éste era el cuarto que veía de ellos.

Mi top 5 de lo que menos me disgustó:
1. Animal Collective
2. Alva Noto
3. Crystal Castles
4. Orbital
5. Little Boots

Canción del día:
"Monumentos en la Luna" (La Bien Querida)

Frase del día: "El Jorge Martínez de los Ilegales le entró a mi madre" (Julianín)

viernes, junio 19, 2009

Juntos en sueños eléctricos

Ya estamos aglomerados, lo cual es una mala noticia para mi mente elitista, así que, tras ver la media hora de La Roux, me he venido a la sala de prensa a conectarme de nuevo con el resto del mundo.

Ya que hablábamos antes de los quinquis de los 80, su prevalencia a finales de los 00's no se nota tanto en el Sónar, de momento, como por ejemplo en el Primavera, con ese toque gualtrapa cool, gorras, bigotes irónicos y camisetas y zapas que parecen muy cutres pero son muy caros. Es el signo de los tiempos y, entre tanta tontería, mola aparentar que eres arrabalero y cutrón pero inviertes muchas pelas en ello. El lujo cotiza a la baja en estos saraos, aunque renegar del lujo se convierta en un lujo. El "Perros Callejeros" en versión remake de ahora estaría patrocinado.

Enfrente del Macba está la facultad de filosofía. Tienen carteles contra el Plan Bolonia y tal. Y a la salida del Sónar, señores como de un oriente menos extremo te ofrecen cervezas baratas (o sea, lo mismo que hacen los chinos en Madrid a la salida de los garitos nocturnos).

Hoy he visto un rato la sesión de Mark Jones, un tipo al que consideramos que imita el jefe, y también dj, de un importante sello indie y que emprende iniciativas como las de alquilar barcos para after-festivales, y que pinchó electro a saco a las 2 de la tarde para regocijo de la parroquia guiri, que son los únicos, de momento, que pueden aguantar un subidón a esas horas. En el Sónar Dome, que es mi escenario favorito de los de día, vi a una tía llamada Muhsinah, que moló bastante, y a un rubio loco apodado Dorian Concept, que metió una tralla muy chula. Y luego a La Roux, que hace canciones para modernas como si fuesen de Eurythmics o de Prince, y de la que mis compañeros rajaban bastante pero, bueno, teniendo en cuenta el tibio nivel de lo que estoy viendo hasta el momento, al menos me ha hecho gracia.

Ahora me piro a ver a Tarántula para entroncar con aquello de los quinquis que comentaba al principio. Y luego al Sónar Nit a aglomerarnos más. Espero ver a Grace Jones, James Murphy & Pat Mahoney, Richie Hawtin, Little Boots, Late Of The Pier y Buraka Som Sistema. A ver si luego no viene La Pájara con las rebajas. A eso paso de llevarme el ordenata, que me da miedo, así que no esperen más posts de este Perdiendo Mi Eje versión 2.0. (temporada "Querido Diario, siento la urgencia de expresarme") hasta mañana. Bona tarda.

Esto sí suena brillante

Después de una jornada de toma de contacto técnica, ya empezamos a aclimatarnos al extraño clima del Sónar (ayer sol, hoy nubes, siempre humedad). Todavía no he probado la técnica Cullera a la hora de pedir en las barras, pero tanto mi integridad física como la del ordenador que llevo en mi nueva mochila podrían peligrar, y también dudo del sentido del humor de esta gente.

Ayer me lo perdí casi todo, pero sólo me importó un poco lo de Konono n1 (llegamos tarde, el Sónar Hall estaba petado y había colas para acceder, algo parecido a los garitos de Madrid cuando tienen aforo completo).

Nuestro hostal es muy chulo, todo es color verde claro, en una línea de deseny Barcelona-Berlín, y todo (incluidas las camisetas de los empleados) lleva un logo con un ojo de gato.

Yo igual me escapo en cualquier momento y me voy a ver la exposición "Quinquis de los 80" en el CCCB.

Por cierto, y ya que mi amigo Depredador me ha regalado la camiseta rollo MBV que tanto me gusta, le informo que, de momento, el nivel está bajando con respecto al Primavera. Claro que sólo llevamos una tarde.

En breve sigo con las crónicas alternativas del Sónar. Las oficiales,
aquí.

Canción del día: "Me, Myself & I" (De La Soul)

Frase del día: "El buen artista copia, el mal artista roba" (En la camiseta de un tipo)

jueves, junio 18, 2009

Ponme un gin tonic, hijo de la gran puta, que te voy a partir tu cara de cona

EFE
VALENCIA

Dos jóvenes emprendedores han inaugurado en la localidad turística de Cullera (Valencia) un bar en el que los clientes pueden insultar a los camareros, con la finalidad de que puedan "desahogarse en tiempos de crisis".

Según han indicado los dueños del negocio, Bernard Mariusz y Michal Lotocki, ambos de origen polaco, si un insulto les parece "original y divertido", el cliente obtendrá una consumición gratis.

Mariusz ha manifestado que la idea ha surgido porque la gente está "estresada con la crisis" y así podrían venir al bar "para desahogarse" y evitar "soltar las broncas a su familia".

"¿Y tú familia bien?"

Los clientes insultan en español, en polaco, en francés y en rumano, según ha comentado Mariusz, quien ha añadido que les contesta, en tono de broma, con la pregunta "¿Y tú familia bien?".

Uno de los primeros clientes del bar, Antonio Ossa, cree que la iniciativa es "una buena idea", ya que "cuando vienes del trabajo puedes decir cuatro animaladas y cuatro tacos como capullo, idiota o tonto".

Según otra de las clientas, Mari Luz Pérez, el bar ofrece la posibilidad de "hablar en confianza con todo el mundo" y al tiempo permite de vez en cuando exclamar "Qué cabrón eres".

Opiniones negativas

En cuanto a las valoraciones de esta iniciativa que hacen los vecinos de Cullera que no frecuentan el bar hay opiniones para todos los gustos, aunque la mayoría son de carácter negativo.

Algunos aceptan la idea siempre y cuando se haga desde el respeto a los camareros y con el fin de "desestresarse", mientras que a otros directamente no les parece una buena iniciativa, "ya que se comienza por ahí y se acaba haciendo uso de la violencia".

Barcelona es bona aún sin la bolsa del Sónar

Pues nada, que al final me voy al Sónar. En estos tres días podréis seguir lo que vaya aconteciendo aquí de mano de un servidor y de otros tres estimados compañeros.

Canción del día:
"Summertime Clothes" (Animal Collective)

Frase del día: "Lo natural es la entropía, no me digas que no lo sabías" (de una canción de Los Punsetes)

miércoles, junio 17, 2009

Marjane Satrapi se manifiesta por Irán

La autora de "Persépolis" y el también prestigioso cineasta Mohsen Makhmalbaf comparecieron ayer en el Parlamento Europeo invitados por el copresidente de los verdes, Daniel Cohn-Bendit. Ambos leyeron una declaración en inglés y persa pidiendo a la comunidad internacional que no reconozca como nuevo presidente de Irán a Mahmud Ahmadineyad. Ese reconocimiento, dice Satrapi "implicaría negar la legitimidad al pueblo iraní". Según Makhmalbaf, "mientras Ahmadineyad tiene el ejército, las televisiones y todos los medios de comunicación en sus manos, el pueblo no tiene ni teléfono, ni sms, ni móviles ni internet. Tienen filtros. El pueblo no quiere la bomba atómica, quiere sus votos".

"Mañana será demasiado tarde", concluyó Satrapi su declaración con nerviosismo.
Hoy, El País publica
esta entrevista.

Canción del día:
"Gallop" (Jeremy Jay)

Frase del día: "Aquellos que no quieren imitar nada no producen nada" (Salvador Dalí)

sábado, junio 13, 2009

Cuento de Alicia inventada y la princesa que se fue con el viento

"Largo es el camino/ oscuro el mapa del viajero/ que otea el horizonte.
Parece tan cansado/ tantos cambios en el mapa/ que había dibujado.
Pesan más que mi equipaje/ el dolor y la tristeza/ el porqué de este viaje".


Abrió la puerta y, con olor a cerrado y vacío, tomó la mano de una hija inexistente, Alicia Imposible, Alicia Inventada. Y con ella, poco a poco, recorrió la casa. Le habló de antiguos tiempos en que él era como ella (o, más bien, de cómo él quisiera que ella fuera), de una foto de tarta de cumpleaños que revelaba una época en que los colores eran distintos y de la leyenda urbana de un paraguas tirado a la calle que impactó en un perro. Le contó que los objetos tenían vida y que en ellos se iba percibiendo el poder de la ausencia. Fotos antaño sonrientes guardaban ahora un rictus de melancolía. Las tazas de lugares turísticos acumulaban la suciedad adusta del tiempo. Las plantas se habían marchitado, agachado su cabeza hasta hundirse arrugadas en la tierra. Las ventanas se habían ensombrecido y ya no dejaban entrar la luz. Los cojines del salón almacenaban tristeza, los colchones inventaban agujeros y las geishas de los cuadros, productos del amor de ella, renunciaban a poseer la magia de antes y se miraban entre sí con tono grave. Las palabras de los libros se iban borrando, las cintas de vhs se llenaban de rayas y chirridos y los surcos de los vinilos gemían amargamente. Los techos se desconchaban con pose taciturna y derrotada.

Los fantasmas existen. Cuentan que los objetos de la casa compartieron el pesar de la ausencia con los olores y los sonidos. La cisterna goteaba lágrimas de agua sucia sin parar. Los cepillos de dientes cosechaban canas y se deshilachaban. Las cañerías suspiraban con ruidos nocturnos. Los pasillos olían a olvido y el corazón de los conductos de la luz comenzaba a pararse. Pero, en el temblor de la nada, el sonido predominante era la ausencia de los ruidos que antes llenaban de vida la casa. El de la llave entrando por la cerradura. El de sus inconfundibles pasos caminando por el corredor. El del cable del exprimidor introduciéndose en el enchufe. El de las persianas que se abrían cada mañana dando entrada a la luz.

Cuentan que, un día, la casa ya no pudo aguantar tanta tristeza y lloró tanto que el suelo quedó lleno de charcos. Los vecinos entraron, achicaron y achicaron pero, de vez en cuando, algún nuevo charco vuelve a aparecer en el lugar menos esperado. Él le habló de tiempos anteriores, cuando la idea de porvenir se imponía a la idea de nostalgia, cuando él era como le gustaba imaginarse ahora a Alicia Inventada, Alicia Nunca Encontrada. Y le tiró de la mano y, saliendo a la terraza y observando cómo su paisaje vital se había transformado en una arquitectura desconocida e inaprensible, le habló a Alicia Invisible de que nunca le habían explicado lo que sucedía después del final de los cuentos. Después de la felicidad y las perdices.

Éranse una vez una princesa y un príncipe azul, que vivieron en esa misma casa. Vencieron a brujas y magos malignos, se perdieron en el bosque y, tras superar todas sus pruebas y jurarse amor eterno, fueron felices y comieron perdices. Pero, más allá de la última página del libro y sin motivo aparente, a la princesa le cayó un maleficio. Un hechizo terrible. Dejó de hablar inteligiblemente y de escuchar, dejó de reconocer al príncipe, dejó de ejercer cada uno de sus sentidos y se marchitó paulatinamente. El príncipe nunca pudo entender el por qué de ese castigo llegado de quién sabe dónde y, cogido de su mano, fiel a su promesa de amor, se dejó marchitar con ella. Cuentan que lloró tanto, tanto, tanto que se inundó toda la comarca, que emergieron ríos y pantanos en una tierra antiguamente yerma, al tiempo que sus ojos se secaban hasta el punto de perder incluso la visión. Y ambos se fueron con el viento, abandonando aquella casa sin tan siquiera decir adiós.

“¿Por qué me cuentas estas cosas, papi inexistente, papi inventado por ti mismo?”, inquirió la falsa Alicia. Y él, por un momento, temió que la niña le dijese algo en plan “estás borracho como una prea, estás puesto hasta las cejas y yo sólo soy un reflejo que crees ver en un charco”. Temió que Alicia Rompealmas le amenazase con ser una visión que en un minuto sería absorbida por el deshumidificador y que luego se le reaparecería en pesadillas cantando “In Heaven”.

Pero no, Alicia Inventada, Alicia Esperada, Alicia Vida Tal Vez Soñada, Alicia Nunca Nacida le mostró un brillo en sus ojos y él, por un momento, creyó que era real. Justo cuando ella le dijo: “Me estás dando miedo, mucho miedo. Me gustas mucho más cuando me haces sonreír”. Y él sonrió, por primera vez en 342 días, como Narciso en el espejo de un suelo inundado.

Canción del día:
"El mapa" (Family)

Frase del día: "Madrid es Sodoma y Gomorra juntas" (Ramoncín opinando sobre el futuro próximo de Cristiano Ronaldo)

jueves, junio 11, 2009

Aparentemente opuestos, sorprendentemente bien avenidos

Artículo en El Duende

Canción del día: Tema de "El hombre y la tierra" (Antón García Abril)

Frase del día: "Para ser una leyenda tendría que desaparecer" (Catherine Deneuve)

martes, junio 09, 2009

Guillermo Del Toro y la poesía de fósiles

-"A mí ni siquiera me preocupa la muerte. Soy en eso un gordo totalmente responsable. Creo que las pandemias ahora son el coco, porque la gente no ha querido creer en la superstición y ha hecho de la ciencia una superstición. Cuando nos declaramos seres racionales, somos capaces de hablar de la pandemia como un niño que habla del coco, con miedo. Pero sentar a un señor con máscara, no va a poder explicarte una pandemia, cómo funciona un virus, cómo se transmite o el riesgo. La pandemia tiene un lado animista y totémico absolutamente desbordado que me parece muy interesante".

-"El mundo que estamos creando todos, en conjunto, es poesía de fósiles. En algún momento vamos a ser un estrato minúsculo en la costra geológica de este planeta, como fueron los dinosaurios, que ahora sirven para alimentar nuestros coches. Si ahora pudiéramos viajar en el tiempo y decirle a los dinosaurios que los huesos y la sangre de sus hijos están destinados a estar dentro de un Peugeot, me tomarían por loco. Nosotros estamos haciendo lo mismo, es la misma puta poesía de fósiles. Desde la película más grande a la más infame, desde la obra literaria más inolvidable al folletín del kiosco más infecto, todo va a quedar en el mismo estrato geológico de mierda que va a formar parte de la costra geológica de la Tierra. Cuando tomas esa perspectiva no te preocupan las pandemias".

-"Yo creo que el Apocalipsis realmente sucede cada día, a todo el mundo. Cuando a alguien lo sacan de su casa en Ruanda y le meten un tiro en la cabeza a su hijo y le queman la casa, ese es el Apocalipsis. Y sucede todos los días. Al mismo tiempo, hay alguien al otro lado del mundo que se está probando unos pantalones que no le cierran, y se toma un helado o hace el amor con alguien. Creo que el Apocalipsis, como una suerte de escatología sincrónica, que dice que nos vamos a morir todos, no es así. Vamos a decrecer y van a crecer otras cosas. Nos vamos a extinguir lentamente y de manera bastante más aburrida de lo que pensamos. Y el último hombre sobre la Tierra va a estar solo hasta que diga "bueno". Y se va a acabar. No creo en que todo vaya a suceder en un día. Es bellísimo como ficción. El primer libro de horror que se acuñó fue el Apocalipsis".

-"Lo cósmicamente importante es encontrar al hombre. El peor monstruo es, quizás, el nazi que voluntariamente dice, vamos a matar a estos tipos".

(Extractos de la
gran entrevista de Jesús Rocamora, hoy en Público)

Canción del día:
"Un mamífero magnífico" (Cohete)

Frase del día: "Si la policía y los militares pueden tener armas, la gente también tiene su derecho" (Dan Deacon)

lunes, junio 08, 2009

"Paranoid Park", de Gus Van Sant. Contra la ley de la gravedad.

Puede que nadie haya filmado a la juventud como Gus Van Sant. Aunque él no la sitúa dentro de la trilogía formada por "Gerry", "Elephant" y "Last Days", "Paranoid Park" tiene muchos puntos en común con esas pelis, pero también con el retrato de la confusión juvenil de otra de sus obras mayores, "Mi Idaho privado".

La angustia adolescente y el sentimiento de estar perdido en el mundo, la búsqueda de una personalidad en construcción (todo tan bien encarnado por el actor amateur Gabe Nevins) se complican todavía más a raíz de un hecho trágico fortuito que hará que penetre en su conciencia algo todavía peor: el sentimiento de culpa. Al igual que sucedía en "Elephant", lo que se cuenta podría ser el caldo de cultivo perfecto para ejercer una reflexión de sociología barata sobre la falta de valores de la adolescencia yanqui, los medios de comunicación, las familias desestructuradas (los padres del protagonista están divorciados) y todas esas zarandajas. A cambio, se demuestra que todo, en realidad, parte del absurdo, de pensar que en una desafortunada coincidencia toda esa racionalidad se va a pique. Y, lo peor, que luego hay que vivir con ello.

También se podría prestar perfectamente a un planteamiento de thriller que, por fortuna, subvierte completamente al optar por una estructura no cronológica que no sólo rompe con el concepto de intriga, sino que parece situarse al mismo nivel que la cabeza del protagonista. Desde ahí parece partir la fotografía en formato digital del gran Christopher Doyle, suspendiendo el tiempo y el espacio como en el hermosísismo plano de los skaters sucediéndose ante la cámara, mistificándolo hasta la trascendencia (Van Sant en estado puro), y haciendo que lo poético se superponga a lo narrativo. Otra secuencia que debe quedar para siempre en el recuerdo, la de la ducha del protagonista, con un sonido rayante que plasma de forma demoledora el sentimiento de culpa y la confusión.

Pero hay más, muchas más cosas en estos 78 minutos. La fascinación iniciática del joven por esa subcultura de 'outsiders' buscando la libertad en el parque de skaters que han construido bajo un puente de línea férrea en Portland, el descubrimiento de la amistad verdadera con una chica en cuya bicicleta se apoya, las cartas en las que intenta poner en orden su cabeza (gran clásico, hermoso, de la adolescencia) o incluso cierta descontextualización posmoderna en el uso de la música. Que suene un par de veces Elliott Smith es altamente previsible (me encanta, pero me parece un topicazo que en esta peli cotiza a la baja), pero no lo es tanto que, en una escena de ruptura sentimental, anule el diálogo haciendo sonar por encima el tema de "Amarcord" de Nino Rota.

En julio, por cierto, llega por fin a España, aunque en los más de dos años transcurridos desde que se estrenó en Cannes me temo que todos los interesados ya se la han bajado. Y, finalmente, espero que con el dinero ganado con el bodriete "Mi nombre es Harvey Milk", le de fuerzas para seguir haciendo más peliculones como éste.

Canción del día:
"No hay nada más triste que lo tuyo" (Hidrogenesse)

Frase del día: "Soy como Supermán" (Silvio Berlusconi)

miércoles, junio 03, 2009

"Gerry", de Gus Van Sant (2002). Agotados de esperar el fin.

Han pasado semanas y semanas hasta ponerme a escribir sobre "Gerry" después de haberla visto en la Filmoteca y darle vueltas y vueltas al impacto que me ha causado. La película más arriesgada de Van Sant (y punto de partida de la celebrada trilogía sobre la juventud y la muerte que continuaría en "Elephant" y "Last Days") tenía todos los ingredientes para parecerme una irritante basura pretenciosa y, en buena parte, lo es, pero también me dejó trastornado, demolido, muchísimo más cerca del amor que del odio.

Para quien no la haya visto o aún no lo sepa: Matt Damon y Cassey Affleck son dos amigos, ambos llamados Gerry, aparcan el coche junto a una zona natural y se van a caminar, de excursión, buscando "una cosa" sin víveres ni agua. Deciden apartarse del camino principal porque está infestado de domingueros, deciden que que le den por culo a esa cosa que iban a ver y se pierden en el desierto. Durante la mayor parte del metraje buscan infructuosamente una salida y, a medida que éste transcurre, van asumiendo la inmediatez del terrible final. El argumento, como en toda la trilogía de la muerte, es la recreación libre de un suceso real acontecido en EE UU.

Artística y filosóficamente, "Gerry" me parece una obra maestra absoluta, un dedo en la llaga de lo trágico y lo absurdo que hay en la vida, de la amarga impotencia del hombre ante la crueldad de la naturaleza. Y, al tiempo, plasmando la extraña belleza que hay tras ello, y con cierto aura entre religioso-místico y alucinado. Cinematográficamente, Van Sant lo hace de un modo inmejorable, con largos planos donde que sigue a los dos antihéroes vagando como si fuese la pareja protagonista de "Dolls" (Takeshi Kitano), tambaleándose mientras se enfrentan al espejismo, envueltos por la música de Arvo Pärt. Recreándose y esperando no que nos aburramos, sino que seamos cómplices y nos recreemos nosotros también en una especie de ejercicio cruel. Hay, de hecho, dos cosas en el mundo que son las que más desesperantemente me noquean: la enfermedad y la conciencia de que la muerte está al llegar y de que te pillará sufriendo.

Pero junto a esta asunción existencial, lo más notorio de la peli es la sensación de absurdo (y, no en vano, "Gerry" ha sido frecuentemente comparada con "Esperando a Godot", de Samuel Beckett, casualmente el escritor favorito de Kurt Cobain). Los dos protagonistas se llaman Gerry y comparten una jerga personal en la que, cada vez que la cagan con algo, lo llaman "hacer el Gerry". No sabemos nada de ellos aunque, por sus actos, podemos inferir que son profundamente estúpidos. E, incluso, en el momento más propicio para la introspección, para que conozcamos algo de su biografía o inquietudes, mientras se sientan junto a una hoguera en la primera noche, nos obsequian con un diálogo delirante en que uno de los Gerry le cuenta al otro cómo conquistó Tebas. Van Sant nos distancia así de los personajes, nos coloca en situación de extrañamiento, pero, a medida que la asunción del final se acerca, es inevitable que nos identifiquemos con ellos y que compartamos su agonía.

Evidentemente, después de todo esto no puedo recomendar verla a riesgo de que me retiréis el saludo por meteros tan mal rollo en el cuerpo. Mañana, si nada se tuerce, posteo sobre "Paranoid Park".

Canción del día:
"Miss It So Much" (Röyksopp ft. Lykke Li)

Frase del día: "El cine en sí mismo es una metáfora para el cine. Eso es lo que más me pone de todo" (Quentin Tarantino)

martes, junio 02, 2009

El jueves, Inbetween Diyeis en el Tupper

Este jueves, de 22.30 a 1.30, Álvaro, César y yo mismo regresaremos al lugar del crimen, después de un par de años sin hacerlo o así. El Tupper, santuario donde siempre se nos ha tratado estupendamente, fue el sitio donde pinchamos juntos por primera vez, así que esto será como cuando Rosana volvió a actuar en el Libertad 8 o Madonna en el Paradise Garage o lo que fuera: un egotrip en toda regla que transmita un mensaje en plan: "seguimos siendo aquellos chicos que con una maleta llena de sueños y bla, bla, bla".

Veréis que en el flyer del "Plan X" pone muy clarito que esto va de "indie, pop, rock, retro", así que no pidáis cosas muy difíciles (tampoco es necesario que sean muy fáciles). Nosotros intentaremos estar lo más inspirados y sonrientes posibles. Y ojito, que suele haber cámaras de fotos rulando por el local.

Canción del día:
"I'm Watching You" (Jay Reatard)

Frase del día: "¿David? ¡Soy Kylie!" (Kylie Minogue llamando a mi teléfono hace dos horas)

lunes, junio 01, 2009

Cumpleaños sin mochila

"The future is prisms and maths" (Low. "Death Of A Salesman")

"Con tu oreja melancólica oirás las ondas lejanas, con tu oído añorante escucharás el sonido futuro" (Tarántula. "Nostalgia del futuro")

La noche del 31 de mayo al 1 de junio de 1999 hacía un calor asfixiante en Madrid. Recuerdo una cabina de teléfono, mi primera experiencia con los timbres interiores de los portales, una película delirante titulada "Mamá es boba" y pocas más cosas que no estuviesen igualmente nubladas por mi nerviosismo de entonces. Si me preguntasen por un día concreto en que mi vida hubiese cambiado completamente, no tendría ninguna duda en decir que fue ese.

Pasan tantas cosas en diez años que es absurdo plantearse escribir una entrada sobre ello, pero, quizá, la sensación que predomine es la de recordar a aquel David pre-efecto 2000 con la ilusión juvenil de quien lo tenía todo por aprender, todo por delante. Hoy día, mantener esa sensación se convierte en una laboriosa lucha contracorriente. Si el desafío de entonces era atraparlo todo y saltar hacia delante, el desafío actual consiste en que no se escape nada, íntentar no perder las muchas o pocas cosas que todavía quedan por perder, nadar contra la dictadura del tiempo (esa cosa que inventó un tirano) y no sucumbir ante la tentación del cansancio, del hastío vital.

La tarde del 31 de mayo de 2009, mis amigos de
Antenas Hacia El Cielo engañaron al tiempo y a la lógica de las cosas en un coche entre Barcelona y Madrid. Con los rayos de sol del atardecer, adormecido mientras miraba por la ventana, con el cuerpo como el de un robot averiado y la cabeza dando vueltas a las espirales de un Primavera Sound más bien decepcionante, de repente sonó en el receptor "You Can Have It All" penetrando cálidamente como un chute de heroína. Volví a entrar en esa ciudad amada y odiada (como todas aquellas en los que vivimos), diez años después intentando dilucidar qué me quedaba de la misma persona.

Aunque no llegó a vivir la década entera, el PS certificó también la muerte de mi mochila festivalera, ese kit de supervivencia básico que en cada festi se convierte en una extensión indisoluble de mi chepa. Durante el concierto de Vivian Girls no pudo más: tanto abrir y cerrar una cremallera castigadísima la hizo estallar, quedarse compungidamente abierta para siempre jamás, con su interior libre, expuesto, revuelto y con peligro constante de volar por los aires y perderse para siempre. Como si fuese la coraza de un corazón que estalla en miles de pedazos y deja a la vista todo lo que ocultaba. Con la muerte de mi mochila (reemplazable pero insustituible, testigo inseparable en tantos, tantos momentos) se va también parte de una vida que quizá debería empeñarse en dejar de mirar atrás.

Mirando atrás, la vista se va hacia una entrada antigua que, a modo de conmemoración de otro aniversario madrileño, especulaba con que no sabía cuánto tiempo me quedaría aquí, pero presagiaba que poco. Quizá el hastío, en contra de la lógica del tiempo, era entonces mayor. Ahora, justamente, pienso lo contrario. Y aunque esto pueda decepcionar a mis amigos gallegos, veo difícil que me vaya a mover de aquí en bastante tiempo. Pero, quien sabe, igual dentro de un año estoy de nuevo ironizando sobre mis contradicciones mientras robo un wi-fi en Australia. Las anti-podas. Locon-trario.

El futuro inmediato, de momento, me depara un deslumbrante regalo de cumpleaños en Madrid, cuando por el auricular de mi teléfono suene la voz de Kylie Minogue. Aunque no pueda verla ni tocarla, las cosas son claramente así. You can't have it all.

Canción del día: "The Turtle" (Nathan Fake)

Frase del día: "Desasnar intelectuales es muy necesario. Desasnar analfabetos es indispensable" (Paloma Chamorro)