"Last Days", de Gus Van Sant. Pasión y muerte de Blake Cobain
Tras casi tres años de retraso, por fin se estrenará en España (22 de junio) la última película de Gus Van Sant. La verdad es que, vista la reticencia a distribuirla por aquí, me esperaba algo sumamente radical, tipo "Gerry" o aún peor. Y, los primeros momentos, con Michael Pitt vagando por un bosque todo ciego en silencio, me hacían presagiar que lo mismo toda la película era así.
Pero no. "Last Days", en realidad, reincide en los planteamientos cinematográficos de "Elephant". Como en aquella, hay una reflexión poética e inquietante sobre un acontecimiento histórico crucial en los EE UU contemporáneos, que disfraza de algún modo cambiando nombres y lugares pero narrándolos y caracterizándolos con tal similitud respecto al referente real que queda claro que es eso. En el primer caso, las matanzas de Columbine y, en el segundo, una crónica de los últimos días en la vida de Kurt Cobain. La otra característica que se repite es el uso de una narrativa aparentemente lineal pero que se quiebra con varios flashbacks temporales utilizados de un modo muy personal. Casi siempre para contar una misma secuencia desde varios puntos de vista sin que resulte, aparentemente, ni obvio ni necesario.
Éste es, pues, un "biopic" que no se parece a ningún otro. Si tal, a "El hundimiento" (por la contención narrativa, sin juzgar a ningún personaje, y por el tono de decadencia, de palpar cómo algo está llegando a su fin de modo inevitable), o a "La reina" de Frears (por imaginar con una precisión muy creible lo que sucede de puertas para adentro de una casa sin haberse apoyado en testimonios de ello y por el verismo con que Michael Pitt se transforma en el cantante de Nirvana). Si acaso, también, puede que a "La pasión según San Mateo" de Pasolini, aunque ésta no la recuerdo nada bien, por cierta identificación sugerida con ese episodio bíblico.
La película funciona de forma un poco diferente si eres conocedor de la biografía e implicaciones de Cobain que si no conoces nada sobre la historia. En el segundo caso, creo, la percepción sería la de ver a un personaje atormentado, consumido por el dolor y anulado por la heroína, en un estado de crisis personal extrema, que se va a suicidar. Lo pillas ahí sin saber nada de su vida anterior ni de lo que le ha llevado a ese estado (apenas hay pistas, salvo en sendos diálogos con el vendedor de Páginas Amarillas o con Kim Gordon o en una conversación telefónica con alguien de su grupo) y, ante ese enigma, la sensación de desasosiego crece.
Los fans de Nirvana, en cambio, pueden (podemos) contar con un montón de claves que enriquecen el visionado. Se aprecia, por ejemplo, en los diálogos que acabo de citar y que no tienen desperdicio. En la casa en que vive Blake con dos parejas de jóvenes yonquis (y que se llaman Lukas, Asia, Scott y Nicole, como los actores que los encarnan) y donde huye de su esposa, que luego lo busca por medio de un detective privado, hay otras tres extrañas visitas. Una es la de un vendedor de anuncios de Páginas Amarillas (personaje real que se encarna a sí mismo y al que Van Sant decidió introducir en la peli después de que apareciese en el rodaje intentando venderles un anuncio de Páginas Amarillas) y con el que tiene un curioso diálogo sobre montar un negocio de locomotoras y sobre la relatividad del éxito. La otra es de dos gemelos de una secta que hablan a sus compañeros sobre Dios, la muerte y tal, algo que ayuda a tejer las connotaciones religiosas y epifánicas de la película.
La tercera es la de Kim Gordon (Sonic Youth), que hace de una ejecutiva discográfica-ángel celestial que le dice unas cuantas verdades: le pregunta si habla con su hija y qué le dice y también si lo que está diciendo con su comportamiento es "lo siento, soy un cliché del rock and roll". Es, probablemente, el momento más emocionante de una película donde, según tu punto de vista, puedes estar siendo testigo de a) el comportamiento de un hombre solo, perdido, vulnerable, incomprendido y equivocado que ya no sabe cómo afrontar su sufrimiento o cómo ponerle fin, o b) de un pobre idiota, malcriado occidental, pusilánime e irresponsable, que ha destrozado su vida voluntariamente por culpa de la heroína. La mayoría de los críticos cinematográficos de Madrid van a optar por la opción b.
Además de la exquisita contención narrativa, Van Sant demuestra un magno respeto por lo que se cuenta sin querer edulcorar la realidad, y maestría al escoger cada plano, cada trozo de música, cada grano de celuloide hasta el punto de hacer sentir el frío, la humedad y el olor a podredumbre y degradación. Hay algo sumamente turbador -casi como en "Drugstore Cowboy"- en la ambientación, el retrato de personajes y la crónica de situaciones. Como si, además de buscar el verismo con una precisión casi científica, no pudiese evitar cierta mirada elegiaca, no disimular su fascinación por la juventud y la cultura underground aún a costa de mostrarla en proceso de autodestrucción. La escena en que la pandilla vuelve a casa en estado de máximo cuelgue y, mientras Nicole y Lukas bailan-se tambalean agarrados, Scott se pone el "Venus In Furs" de la Velvet en el tocadiscos y un primer plano muestra su rostro de perfil cantándola desde dentro de lo que le queda de alma, es de lo más bello y demoledor que he visto en el cine reciente, además de incuestionable homenaje a la era de la Factory. Pero también es especialmente impactante la escena de sobredosis de Blake mientras la cámara se desvía hacia un televisor donde se ve y oye un videoclip de Boyz II Men. Desgarradora, cómica, violenta, absurda y tristísima al mismo tiempo, se convierte en una poderosísima secuencia que bien podría haber filmado Michael Haneke.
Y, en fin, la canción "Last Days", compuesta por Michael Pitt, la última canción que interpreta antes de quitarse la vida, podría haber sido, perfectamente, la última canción de Cobain quien, de una forma sumamente desasosegante, parece estar poseyendo al actor, hablando a través de él. "I lost something on the way to wherever I am today", dice en uno de esos momentos.
Canción del día: "Venus In Furs" (The Velvet Underground)
Frase del día: "Si hubiese sabido que mi hijo se iba a hacer tan famoso, habría sido más amable con él" (Kirk Douglas)
Famosos avistados: Montxo Armendáriz (Correos), José Luis Borau (C/ Alcalá)
6 Comments:
A mi me ha encantado. Y creo que el 22 vuelvo a verla.
Es curioso que en los créditos de la peli Kim Gordon aparezca como record mandager (o algo parecido), cuando bien podría tratarse de una visión del mismo Blake-Cobain, como su última posibilidad de "redención" (bueno, más que de rendeción, de salir de ahí, pero para eso primero hay que querer salir).
hasta las paredes desconchadas, el florero en la ventana ciega... Todo es PERFECTO en la película. Salvo el pequeño detalle de Kurt-Blake escribiendo con la izquierda y tocando la guitarra como un diestro. O lo uno o lo otro, pero lo mejor habría sido que le hiciera zurdo, que por algo Kurt hasta diseñó guitarras para zurdos.
Ay, qué ganas de verla otra vez.
Cierto. Creo que, tanto el de las páginas amarillas, como los de la secta, como Kim Gordon, son visiones o anunciaciones: se puede entender así tanto en el sentido religioso-místico como en el de alucinación narcótica. Y, de hecho, si en los créditos no pusiese nada, podría entenderse que K.Gordon se está interpretando a sí misma (era amiga personal de Cobain y es probable que le dijese se tipo de cosas).
Otro detalle del que me doy cuenta ahora (qué espeso) es que el nombre de Blake no es gratuito. Es por William, claro. El tema que suena al final de la peli se titula "Las puertas de la percepción" (de Hildegard Westerkamp).
Fíjate, se me escapa quién es Harmoni Corine, pero lo de Blake lo sabía. Es que yo era de las que leía a William Blake y todas cosas. De manual, si quieres.
Por cierto, ¿y no estima usted que la carrera de Van Sant guarda ciertos paralelismos con la de Godard? Ambos son irregulares, pero cuando son geniales, nadie les gana.
Hmmmmm.... discrepo. Aún a riesgo de que me retire vd. el saludo, Godard me parece intragable en la mayoría de las ocasiones.
Por otro lado, no se me ocurre con quién podría comparar la trayectoria de Van Sant. Lo de hacer "Will Hunting" y "Descubriendo a Forrester" y luego "Gerry" y "Elephant" es muy extraño.
Sepa usted que tiene la desgracia de que no tengo la más mínima intención de retirarle el saludo. Pero si compara "La Chinoise" con "Last Days", verá que se aprecian esas mismas repeticiones.
Respecto a Forrester y Will, está claro que lo hizo por dinero, para poder financiar otros proyectos más arriesgados, como "Gerry". Pero eso es algo que ya explicó Jermey irons respecto a su propia carrera. La independencia, y usted lo sabe bien, no permite grandes lujos.
La página oficial de Last Days es
http://www.vertigofilms.es/last-days/
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