miércoles, julio 17, 2013

Entrevista a Soleá Morente y Antonio Arias


El pasado día 5, Soleá Morente y Los Evangelistas presentaron en el Circo Price de Madrid su EP "Encuentro", aunque el concierto acabó por convertirse en una fiesta flamenca familiar de homenaje a Enrique Morente. Además de los Evangelistas habituales, por ahí pasaron Carmen Linares, los otros dos hijos del fallecido maestre (Estrella y Enrique jr), las Negris y algún otro invitado especial, en una ceremenia en la que, además del repertorio ya conocido de Los Evangelistas, cayeron temas del "Omega" como "Ciudad sin sueño" o "Manhattan" (ambas con Estrella erigiéndose en representante sobre la Tierra de su padre). Semanas antes, y con la misión de escribir un previo para La Luna de Metrópoli, me cité con Soleá y Antonio Arias en un bar de Madrid. Al entrar, todavía estaban dilucidando lo que irían a hacer en los conciertos (días antes del de la capital, debutarían en la sala El Tren de Granada), pero la conversación, lejos de las típicas entrevistas promocionales, acabó siendo fagocitada por el espíritu de Enrique Morente, omnipresente en prácticamente cada frase. Ésta es una reproducción, lo más aproximada posible, de la charla. 

(Antonio) Pues, mira, justo nos pillabas ahora hablando sobre lo que vamos a hacer. Hasta nos ha llamado J para decir que cuándo quedábamos para ensayar. Cuando ya nos llama hasta él, es que esto es alarmante (risas). Pero el evangelio morentiano tiene mucho que ver con la libertad. Con su padre lo hemos hecho de todas las maneras: empezando nosotros, haciendo un break en medio… y en todos los casos han ocurrido cosas distintas. La posibilidad del disco de Soleá de poder abrirnos a cualquier campo es como la libertad que hemos bebido de toda esa experiencia Morente. En cuanto empecemos con Soleá volveré a sentir mucho de lo que sentí con "Omega". Cualquiera que sea músico echa de menos no ser el centro de atención, pero cuando tienes un concepto tan claro quieres desarrollarlo hasta el final.  
(Soleá) Sobre el repertorio estábamos debatiéndonos también, planteando hacer algún tema de "Omega", algún tema flamenco yo con la guitarra…
(Antonio) Tenemos tantas canciones, las grabadas, las editadas y las que surgirán... y enseguida el cuerpo te va a pedir grabar. Intentábamos mil cosas, han salido esas, pero aquí se intenta todo. 

La formación de directo, ¿será la misma que en la gira de "Homenaje a Enrique Morente"? 
(Antonio) ¿Por dónde quieres ir tú? 

¿Va a estar Eric en la banda? 
(Antonio) Los Planetas no son Los Evangelistas. J es que me dice: “Si aquí mandara yo...” y por eso digo: Para eso está Los Evangeslistas, para que no mandes tú”. Eric tiene que estar, porque éste es un proyecto que es una experiencia trascendental, estamos siempre estudiando sobre aquellos conceptos que empiezan en el 94 y el 95. Parece que no es lo mismo, pero yo pienso que podemos aportar algo propio cuando hacemos esas cosas. A plagio no suena. 

¿Los Evangelistas tendrán más recorrido? ¿Hay futuro o es un proyecto, sobre todo, sometido a la casualidad? 
(Soleá) Está todo que no sabemos por dónde van a salir los tiros. Nos dejamos llevar por lo que sentimos, la magia, la música... Nos gusta mucho juntarnos para tocar y eso es lo que nos mueve. A mí hay algunas cosas que me gustaría volver a grabar con ellos que se han quedado en el tintero, pero nunca se sabe lo que va a pasar. A mí me gusta trabajar así, sin pretensiones, dejando que fluyan y sucedan las cosas. Y creo que está funcionando, me está sorprendiendo todo lo que está ocurriendo. 

Hay un cambio claro de concepto entre los dos discos. En "Encuentro" Los Evangelistas pasa a ser la banda de acompañamiento de Soleá, pero incluso J y Antonio componen para ella, no para su propia voz, lo cual es una novedad importante para ambos... 
(Antonio) Con J siempre que he colaborado compositivamente hablando… no es lo mismo. Incluso con Youth. A todos nos gusta esa sensación de "lead vocal" pero… Soleá es parte de la familia también, sí que hay un poco de responsabilidad porque J es el de los singles y me dice que a ver si yo lo voy a llenar de las caras b. Pero hay mucha complicidad con ella, no sólo con la música sino con la forma de entender la vida y entender el mundo. Trabajamos juntos y no somos capaces ni siquiera de evaluarlo, de escuchar la grabación de ayer. 
(Soleá) Es un proceso. Todo ha sido motivado por mi padre, sigue siendo un homenaje porque lo llevamos presente 
(Antonio) Raro es el día que hablo de música y no hable de Enrique. En cuanto salgo de mi casa, me ven por la calle y me dicen: “Tú eres el del Omega” y yo digo: “Sí, sí, soy yo, no os vayais a confundir con otro” (risas). Siempre digo que nosotros somos el Equipo Omega. A mí me gustaría incluso que mi Carmencilla cuando crezca toque el bajo en el proyecto Morente. (Soleá) Se refleja en la música también el estado de ánimo que había, el que hay ahora. Es una música que hacemos para librarnos de esa sensación tan dura que tenemos que vivir desde que no está mi padre. Yo lo entiendo así y también me estoy descubriendo a mí, mi personalidad, mi voz. Me estoy Enriqueciendo, aprendiendo a entender la vida a través de la música. 
(Antonio, hablando a Soleá) Alguna vez se lo dije a tu padre: "Enrique, cuantos más años llevamos juntos más me entiendo a mí, y a ti menos te comprendo". Estabas con un monstruo, con un maestro. Y, bueno, las escapadas francesas que hacía él…. 
(Soleá) Estamos un poco tomándolo con sentido del humor y más vale así, porque no tiene ninguna gracia y yo a veces me echo a llorar. 
(Antonio) Es como: “No te vamos a dejar”, “No te vamos a dejar”… y él debe estar pensando: “¡Pero dejadme en paz, hombre!” (Risas) 



Canciones como “En un sueño viniste” denotan una presencia casi fantasmal de Enrique. Incluso, en casi todas las entrevistas que he leído, Soleá, dices que sueñas con tu padre casi prácticamente todas las noches. 
(Soleá) Sí, es una energía muy fuerte y a veces me da miedo hablar siempre de lo mismo porque parece que estamos locos o que estamos exagerando. Mi padre, su energía es tan potente que nunca se va a ir. Pasará el tiempo, pasarán los estilos, pasaremos nosotros y su música y su energía estará siempre. Yo me levanto pensando en mi padre todos los días y me acuesto pensando en él. 
(Antonio) Es un complejo hispánico. Aquí parece que a poco que muestres toda esa pasión musical estás exagerando. ¿Por qué: porque es de aquí? ¿Porque no entra en vuestra iconografía necesaria de Dylan, Elvis...? Porque si se muere Dylan seguro que se ahorcan aquí treinta. Es un genio que hace falta en la música. Él no necesitaba el rock para nada, pero nosotros sí a él, él trasciende. 
(Soleá) Yo como la hija le necesito, pero veo que sus amigos, sus compañeros, también se han quedado sedientos de él. 
(Antonio) ¡Esa sed, esa sed! Con él siempre te quedabas calladito y aprendías algo. Eso que con la música no era nada paternal, porque sino no podía estudiar y aprender al mismo nivel. 

En los créditos de varios de los nuevos temas figuran Soleá y Estrella. ¿Qué habéis aportado cada una? 
(Soleá) Yo más bien lo que he hecho ha sido oír, ver, callar y cantar. Estrella sí ha aportado algo de texto, pero cosas muy importantes, porque es tan inteligente que, por poquito que haga, crece todo muchísimo. 

¿Se quedaron muchos temas fuera? 
(Antonio) Bueno, los que se quedaron fuera algunos se los llevaron pa dentro (risas). 
(Soleá) Como por ejemplo Antoñico, que se ha quedado algunos para su disco. Pero me he enterado hoy, ¿eh?, en otra entrevista. 
(Antonio) El material es infinito, ¿no? Y siempre lo puedes abarcar desde muchos puntos de vista, desde el más underground al más conservador. Yo creo que seguimos inspirándonos en la fase más clásica de Enrique. Tenemos cierta vocación de conversos. 
(Soleá) La tradición siempre está ahí, es lo que tira, lo auténtico que te ayuda a crecer y a experimentar. Mi padre siempre utilizaba dos palabras como bandera, que eran tradición y traducción. El músico es traductor de la traducción. Y luego le daba la vuelta, decía traducción-tradición y ya no entendías nada. Igual que decía "Poder es querer". 




Soleá, he leído que, anterior a éste, tienes otro álbum inacabado, ¿que se iba a titular "Palabras para Julia"? 
(Soleá) “Palabras para Julia” fue la primera canción que maqueté con mi padre, pero no llegamos a terminarlo, y ahora lo estoy retomando. Tengo mucha ilusión, ha sido duro, no ha sido fácil volver a escuchar las maquetas. Lo intenté con Antonio y J. 
(Antonio) Sin embargo ha sido Isidro Muñoz el que más ha valorado esas cosas. 
(Soleá) Da opiniones muy similares a las de mi padre. Yo los llamé a ellos para que escucharan este disco mío y me ayudaran a desarrollarlo porque yo me había quedado en estado de shock y no sabía cómo tirar para adelante y, curiosamente, salió otro disco que fue éste, “Encuentro”. 
(Antonio) La vida entre grandes planes. 

Os conocéis desde… 
(Antonio) Desde antes de nacer. El otro día su madre me lo recordó: “Tú conociste a Estrellita con un año cuando se tiró a la piscina y se tiró El Negro, que fue quien la salvó, se tiró vestido. La sacó así”. 
(Soleá) ¡Madre mía, de lo que nos habría privado esa piscina! 
(Antonio, a mí) Hoy tiene un humor negro… 

Soleá, ¿tú que recuerdas de la grabación de "Omega"? 
(Soleá) Pues fue muy bonito y muy potente. Fue la primera vez que me subí a un escenario e hice unos coros. Estuve en el estudio con los cascos por primera vez. Yo tenía diez años, aunque ya antes había hecho unos coros para él en el disco de “Misa flamenca”. No llegaba ni al micro, tenía un flequillo por aquí y no veía nada, tenía unos nervios y decía: “¿Cómo mi padre se atreve a hacer esto aquí con tanta gente?”. Luego él me decía: “Claro que me pongo nervioso, pero poco a poco te vas acostumbrando y luego te va gustando” 
(Antonio) Yo que ahora mi niña va a cumplir la edad que tenía Soleá cuando empezó esta movida, y hay el orgullo, los diferentes puntos de vista como las películas que te cuentan la misma historia. Él no venía a los ensayos con una guitarra o una armónica o una ocarina: venía con su mujer y sus hijos, y eso ya te da una dimensión de lo que es el artista y por dónde van los tiros. Si todos los que estamos aquí nos mola lo que vamos a hacer… La canción "Omega" se crea en aproximadamente 20 minutos, y está grabado tu padre que dice: “Aquí hay un tema”. 

Precisamente creo que es en el libro sobre "Omega" de Bruno Galindo, que habláis de que hay horas y horas con las sesiones del disco. ¿Es posible que ese material vea la luz algún día? 
(Antonio) Sí, últimamente lo estamos hablando, porque las cintas se deterioran, pero también tiene que tener sentido, porque Enrique son muchos Enriques y su concepto de la calidad para él mismo era mucho más elevada que para los demás. Tenías que esforzarte mucho para estar a su nivel, pero su nivel interno era mucho más elevado. Tenemos muchísimas horas de material, y tenemos que seleccionar, igual no de forma tan estricta como él, que a veces llegaba a ser incluso cruel con él mismo. Aquí era todo la ceremonia de la confusión. Creo que él adoraba su época de los 70. 



Antonio, aparte de esto, ¿a qué andas ahora? ¿Vas a retomar Lagartija Nick después de las reediciones y la gira de "Hipnosis"? 
Lagartija Nick la voy a destomar, porque estoy con la segunda parte de mi proyecto en solitario "Multiverso", con poemas de David Jou, que es un poeta genial de Barcelona. (Mira a Soleá) Estoy ahora pensando en los amigos de tu padre, los marqueses. 
(Soleá) Es que él era amigo de todo el mundo. Para él merecía todo respeto cualquier persona que fuese buena gente, da igual el ámbito. 
(Antonio) Siempre decía: “En cuanto hablemos de música será de mi agrado”, y eso tiene que ver toda la pasión que levantaba él, todo lo compartía, era como un truco al aire muy claro, luego tú si querías aprender irías por otros caminos. 

Hace poco, Antonio, decía José Ignacio Lapido que le habías propuesto reunir a los 091 originales... 
(Antonio, a Soleá) ¡Hostia!, ¿ves como está convencido? ¡Lo tengo! (A mí) Mira, la movida es que en el último concierto de Lapido estaba el Tito Paco, el de la casa de esto que hemos comentado, nuestro mánager y de Enrique. Estaba hablando con él en los camerinos de: “Tú tienes mogollón de cintas, que eso es material magnético, que eso se pierde” y él me dijo: “Hostia, Antoñico, y qué pasa, ¿que me voy a tener que morir para que os juntéis los Cero”? y justo vino José Ignacio y yo le dije: “José Ignacio, ven, ¿ves lo que está diciendo?”