Oro de barrio
JUAN CUETO
EL PAÍS - Radio y TV - 19-05-1983
Exactamente así imaginaba yo una de esas televisiones libres; más o menos piratas, rabiosamente locales, de ámbito y vocación suburbial, como La edad de oro que inauguró Paloma Chamorro el martes por la Segunda. Una alegre y zumbante confusión de amiguetes del barrio que se intercambian sonidos, gestos, maquillajes, guiños de acera, parlas esquineras, aventuras surgidas en el disco-bar favorito. Todo muy puro, contado con desparpajo cotidiano, confundiendo provocadoramente la historia vecinal con la universal.Confieso que fue uno de los programas más ricos en información callejera que he logrado atrapar en los últimos tiempos. Hasta ' el martes lo ignoraba todo de la gran revolución que implicó Kaka de Luxe en la cultura juvenil española; y por lo visto, no sólo en la revolución musical, sino también en la literaria y la plástica. El grupo homenajeado por Paloma Chamorro fue, a lo que parece, el origen de Alaska y los Pegamoides, Modes y Radio Futura; y también de un puñado de irreductibles fanzines de los que, hasta la fecha, lo admito avergonzado, no tenía la menor noticia. Y no es que no me interese el asunto marginal, es que no conozco ese concreto barrio madrileño que fue el escenario sagrado de los primeros y último! estertores de Kaka de Luxe. Bochorno cultural que comparto -es mi consuelo- con el resto de los españoles que no vivimos en Madrid. Incluso que comparto con la nada desdeñable población madrileña que no suele frecuentar esa mítica zona de rastro y oro donde se produjo el acontecimiento celebrado con tanto fervor historiográfico.
Lo sospechoso es que los antiguos miembros del grupo fundacional no compartían precisamente el entusiasmo histórico y ruidoso de la divertida Paloma Chamorro. Aquellos muchachos de los pelos cromáticos, las crestas de guerra, las letras y las indumentarias altamente subversivas, decían e insistían que apenas habían sido escuchados en su tiempo por una minoría de colegas, que la famosa experiencia de Kaka se limitó a ser un tardío eco periférico de Sex Pistols y compañía, que entonces ni siquiera sabían manipular los instrumentos electrizantes. Y pronunciaban estas humildades con acento franciscano y desde una encantadora sensatez tan insólita en la pequeña pantalla, que en eso mismo consistió el verdadero espectáculo de la noche en que la plúmbea y pedagógica televisión pública se disfrazó de ligera emisión pirata de barrio malasañero.
Ahora, a esperar que le toque el turno a todos los suburbios duros y dorados de España en donde, también desde la nada, se formaron efímeros grupos de imitación punk y los hijos apócrifos de David Bowie editaban fanzines tan iguales a los mostrados el martes pasado en el programa. Entonces, habrá que. felicitar sinceramente a Paloma Chamorro, por su espléndida piratería televisiva. Excepto que se trate de televisión pirata de un solo barrio.
'La edad de oro'
FERNANDO MARTÍN
EL PAÍS - Radio y TV - 19-10-1984
La eterna problemática de cómo debe tratarse y qué debe ofrecerse al público en un medio de comunicación social tan poderoso como es la televisión queda al descubierto ante programas tan insólitos como La edad de oro.¿Es lícito calificar de innecesarias imágenes que aparecen en dicho programa -sobre todo en la emisión del pasado martes versado en temas de arte y música juvenil y poco convencional? Dicha calificación, hecha por algunos miembros conservadores del Consejo de RTVE, merece una reflexión, por lo exagerada. Y, sin quererlo, da la razón a Genesis P. Orridge, cantante de Psychic T.V. y protagonista del penúltimo miniescándalo, cuando afirmó que "la gente es inteligente, quiere información, y, por tanto, confusión; la gente está harta de que se la trate como a un niño... Los ejecutivos tienen una visión estrecha de la utilidad de la televisión".
Por otra parte, el programa sigue transcurriendo por lo que vienen a ser sus cauces habituales, sin despegarse para nada de su objetivo primordial: satisfacer los gustos de un determinado y minoritario público, con la tímida pretensión de que este tipo de cultura pase a ser aceptada mayoritariamente sin traumas. Por ello contrata a grupos de música moderna que difícilmente pueden aparecer en el resto de la programación, tal vez porque no son objetivo de las multinacionales discográficas. Por ello resalta aspectos del arte y de la cultura difícilmente asimilables por audiencias mayoritarias. Por ello cuenta también con un lenguaje visual propio, que puede resultar poco ortodoxo. Y merece el mismo respeto que Con las manos en la masa, Más vale prevenir o la nostálgica Orquesta.
Al programa se le pueden imputar muchas deficiencias técnicas y de contenidos. Parece que nunca se aprenderá a hacer, sonorizar, realizar, presentar y dirigir un programa musical sin caer en viejos errores. El aburrimiento sobrevuela el plató mientras la entrevista al genio de turno se torna un berenjenal teórico y pretencioso. Y la selección de los grupos actuantes no suele ser muy coherente, dando la impresión del eterno por los pelos.
'Kaka' de programa
F. G. García-Argüelles. - Madrid.
EL PAÍS - Opinión - 02-06-1983
Realizar un programa sobre la música, la pintura y la literatura de hoy, lo más actual en estos campos, e iniciarlo y continuarlo con nostalgia me parece la mayor paradoja y la primera contradicción. Y esto es lo que ocurre con La edad de oro, que presenta Paloma Chamorro desde hace unas semanas en la Segunda Cadena de Televisión Española. Además de darle la razón a Juan Cueto, que publicó un magnífico comentario sobre el programa en EL PAIS del pasado 19 de mayo, creo que hay que decir que si la música más in española se basa en las mínimas aventuras del efímero grupo Kaka de Luxe, vamos de cráneo. Pobres punkis hispanos, que tienen como ídolos a unos señoritos variopintos que por lo visto solamente protestaban por no salir en televisión. Ahora ya lo han conseguido y o el programa no es punk o ellos no son lo que dicen. Porque en los programas que van emitidos, más que de vanguardia, se trata de nostalgia. Y algunos comentarios suenan a peligrosos. Por ejemplo, en el del pasado martes, día 31 de mayo, uno de los antiguos componentes de esa gloria llamada Kaka de Luxe llegó a decir que ya está todo inventado y lo que ahora hay que hacer es buscar combinaciones entre lo existente. Si esto es la vanguardia, apaga y vámonos. Estaba viendo el programa y me parecía estar ante otro titulado algo así como Corrientes científicas del siglo XIX. O que el título La edad de oro se refería al llamado siglo de oro de la cultura española.En fin, creo que los verdaderos punkis españoles son los colegas de Las Vulpes y no los de Alaska y esos mierdas de lujo. Olvido-Alaska, Alaska te olvido, eres una de las últimas carrozas incorporadas, sólo tienes de punk ese pelo que tanta pasta te hace gastar en peluquería. /
Si hoy es martes, esto no es TVE
JUAN CUETO
EL PAÍS - Radio y TV - 26-03-1985
En martes, decía Quevedo, toma todo lo que te dieren y no repares en cumplimientos. Y decía bien, que en verdad es mucho, y hasta excelente, lo que en este día de sonido agüero y sin película suele regalarnos TVE. No reparo en cumplimientos, tampoco. Un programa como el de Tola, con sus altas cotas y sus bajamares inevitables, sería suficiente para justificar cualquier jornada televisual, pero es que los martes sin cine, encima, también hay Paloma Chamorro, y Félix, y las relajantes charlas de Elena Santonja por un plato de lentejas, o algún reportaje digno de En portada, y bastantes curiosidades más.No entiendo muy bien la razón por la cual TVE ha concentrado en los martes lo mejor de sus producciones propias, en lugar de repartirlas por la semana. Si en otros tiempos El hombre y la tierra fue el indiscutible espacio estrella, ahora no cabe duda que ese mérito lo tienen Si yo fuera presidente y La edad de oro. Por eso el martes resulta día engañoso, escasamente representativo del patio televisual, un espejismo de dignidad en medio del caos programador, algo excepcional que en televisiones sensatas hubieran trasladado a días más espectaculares, para lucirlo mejor.
Esta concentración insólita de espacios que no son regla en la TV del monopolio es riguroso fruto del azar. Nadie podía imaginarse, en un principio, que Si yo fuera presidente alcanzara tales índices de audiencia y calidad, y a tan bajo costo. De haberlo sabido le hubieran concedido a Tola un hueco en la primera cadena y medios menos raquíticos. Ahora nos dicen que el programa desaparecerá en mayo porque con un equipo tan modesto, que sólo está bien para un miniespacio de quita y pon, es poco menos que un suicidio intentar todas las semanas mantener el tipo electrónico. Desde que Tola abandonó la vía de los famosos -y ahí empezó su originalidad, en una TV saturada de entrevistas a famosos por todas las partes menos por la carta de ajuste- el programa ha ido haciéndose cada vez más complejo, hasta el agotamiento de sus responsables. Yo creo que la fórmula de Si yo fuera presidente sigue siendo muy válida, pero siempre y cuando se le trate como a una superproducción, con el rango de Un, dos, tres.
Y lo mismo con La edad de oro. Su éxito -de menor escala, en cualquier caso indiscutible- fue una sorpresa para todos. Y el precio es idéntico. Me refiero al precio del rigor. Se paga muy caro en TVE eso de intentar todas las semanas sorprender a los fieles sin incurrir en repetición o adocenamiento. Paloma Chamorro también huye por la puerta grande del stress; desbordada como su vecino por una idea inicialmente modesta que ha ido creciéndole entre las manos.
Lo curioso es que otros programas del martes, también nacidos sin pretensiones, casi como relleno, han ido poco a poco encontrando su formato. El ya citado Con las manos en la masa, que es bastante más que un recetario general básico: que son unos deliciosos minutos de charla sin más pretensiones que las de pasar un rato distraído y sin aspavientos alrededor de un pretexto culinario. Y Tablón de anuncios. Felizmente olvidada la idea inicial, el programa que presenta la pizpireta Sonia Grande, ha encontrado su sitio en la programación y también por azar. Ha encontrado la movida periférica. Yo no sé si esto de la movida es o no es, o qué rayos es, pero reconozco que ese nuevo costumbrismo de bares, rollos, diseñadores, fanzineros, malditos, plagiarios, apócrifos, ágrafos, inéditos y demás flora asfáltica, es un neocasticismo que da bien en TV.
Expresividades
Son un tipo de expresividades que para ser contadas necesitan el discurso de la TV. Seguramente porque esas rapacerías del anochecer son hijas legales del chisme audiovisual: el mérito de Tablón de anuncios no es haber descubierto el filón (hasta Félix habla de las rapaces nocturnas) sino el especializarse en movidas periféricas, para demostrar a esa especie de nuevo centralismo post-post que nos está saliendo en el kilómetro cero que en todos los asfaltos autonómicos cuecen las mismas habas posmodernas, con idénticos pelos teñidos e idénticas señales de tráfico nocturno. Con este modesto espacio ha ocurrido todo lo contrario que con el pretencioso Tocata, que de ser la gran esperanza blanca de la movida se ha convertido en una especie de Barrio Sésamo de vídeo-clip.Por azar nos ha salido un martes que no parece de TVE. Pero como dice Prigogine, está demostrado que en estos tiempos convulsos lo más seguro es el azar.
Réquiem por el riesgo
FERNANDO MARTÍN - Madrid
EL PAÍS - Radio y TV - 04-04-1985
Los pisoteados vasos de plástico dejaban constancia de que la fiesta había sido un éxito. La muchedumbre invitada al programa se divertía a espaldas del reloj, que marcaba peligrosamente la 1.40 en una zona tan mal comunicada como Prado del Rey. Y se divertían con el mismo fervor que lo suelen hacer en las discotecas. Era la jornada final de la denostada, alabada, boicoteada Edad de oro. Era la última emisión de un programa que suponía la actual, y peligrosa para algunos, imitación de la vida. La deseada guinda musical la ponía un trío vistoso y charanguero llamado Violent Fernines, al que nadie pudo sustraerse de corear y jalear. El rock vivo y fresco del grupo ponía el abanico de colores ideal en esta jornada televisiva que podía haberse inclinado hacia la nostalgia. Pero no fue así.El horario de programación normal fue sobrepasado hasta casi las dos de la madrugada merced a la actuación del mencionado grupo, a un vídeo en directo del grupo Spandau Ballet, a un reportaje grabado sobre Picabia y a las habituales entrevistas. La gente se aprovisionó de cerveza para resistir, descubriendo incluso máquinas de bebiba instaladas en otras dependencias de la casa. Y todo el mundo se lanzó a tumba abierta a participar en esta celebración en directo.
La presentadora, directora y alma mater del programa, Paloma Chamorro, afirmaba al final de la maratoniana sesión final: "La edad de oro es un programa que no existe en ninguna televisión del mundo, y esto no es algo que lo diga yo. Lo dice mucha gente con gran conocimiento de causa, pero eso nunca soléis decirlo en la Prensa. Así que hacer un programa imposible, que no se puede hacer en ninguna televisión del mundo, en una televisión tan imposible como ésta, pues ... no hay palabras".
Paloma Chamorro cree que el escollo más dificil de superar ha sido la falta de información sobre su programa. "Lo más grave," -dice- "lo más duro de llevar es que ninguno de vosotros (por los periodistas) hayáis contado esto". Uno de los programas, el dedicado a Psychedelic Furs, fue, algunas semanas después de su emisión, número uno del hit parade de vídeos piratas en Estados Unidos, llegando a cotizarse a 20.000 pesetas la cinta. Una de las revistas americanas especializadas, Record Collector, afirmaba que la calidad de imagen y sonido era excelente, "y vosotros", añadió Paloma, "nunca habéis dicho esto. Siempre habéis contado otras cosas. Normalmente, verdades a medias y, muchas veces, mentiras descaradas".
En cuanto a los defectos imputables al programa, Palorna Chamorro manifestó: "Ha habido muchos. Sobre todo un exceso de pretensiones, el haber querido hacer un programa imposible, el haber, sido tan ambiciosa. Es un defecto mío de concepción, digamos. He querido ir a por todas, pero no se puede ser a la vez una agencia internacional de contratación para un programa semanal, de horario fijo, y estar a la vez produciendo cortos, y a la vez estar al tanto de lo quepasa por el mundo, y a la vez, a la vez..., y a la vez pelearse con todos los que dentro y fuera de TVE han hecho todo lo posible porque no se haga La edad de oro".
En cuanto a la reacción que ha provocado el programa, Paloma dijo que había sido: "Variopinta. Normalita, en cuanto a crecimiento, pero completamente anormal con respecto a las pretensiones del programa, que se había pensado como minoritario. El programa ha tenido una, audiencia mucho mayor de lo que pensaba o deseaba, y de ahí que los índices de aceptación, que no de audiencia, fueran malos. Sencillamente, había mucha más gente de la que se esperaba viendo el programa y, realmente, no se quería un programa tan mayoritario".
La mejor de cada género
El programa será reconvertido, respetando formato y contenidos, para ser ofrecido al menos cuatro veces al año a modo de programa especial. Según Paloma, el espacio como tal desaparece: "Supongo que hay gente que ha reconocido que no se puede seguir luchando contra tantas oposiciones. Pero pienso que si se le hubiera apoyado un poco más sí hubiera sido posible... No hay sustituto para el programa porque supongo que hay que estar tan loco como lo estamos nosotros, y dedicar todo el tiempo a esto. Lo que va a haber aquí es lo que hay en todas la televisiones del mundo, programas al estilo Top of the pops, donde se emitan vídeos musicales".
En cuanto a los grupos seleccionados Paloma se responsabiliza "de absolutamente todos": "Creo" -añadió- "que he traído lo mejor de cada género". Con respecto a la programación musical dijo: "A mí no me gusta la televisión, ninguna televisión. Y no me gusta nada la música en televisión, porque adoro la música... Y en el campo de la música moderna se están dando ahora manifestaciones verdaderamente avanzadas y acertadas. Lo que pasa es que le gente identifica equivocadamente la música moderna con los Cuarenta principales".