Es sorprendente que un cineasta como De Palma, famoso por su amor al pastiche, haya creado una de las obras más radicales, clarividentes, modernas y valientes de nuestra era. "Redacted" tiene muchísima miga desde su misma presentación, con un letrero que viene a decir que, aunque se inspiró en un hecho real, lo que cuenta es pura ficción y no debe ser confundido con la realidad.
Ja. Todo lo que vemos en los siguientes minutos aparenta ser lo contrario. Dentro del feísmo de la textura digital, y a través de diversos filtros audiovisuales (imágenes de informativos televisivos, falsos documentales, grabaciones de cámaras de videovigilancia, vídeos en páginas web), el director reconstruye la realidad con actores, simula una verdad a través de la ficción (al mismo tiempo, basada en la realidad) precisamente por el uso de esos formatos.
La chatarrería audiovisual flota en plan satélite sobre el tronco de la película: las imágenes que un soldado estadounidense, de misión en Irak, graba con su minicámara de vídeo constantemente. La película es la película que está filmando ese soldado, su punto de vista, alternado con otros puntos de vista sobre esos mismos hechos que son los que aportan los otros filtros anteriormente señalados.
En primera instancia, cuando se retrata de modo costumbrista parte de la vida y diálogos de los protagonistas, estamos ante lo que podría ser una plausible continuación del "Fahrenheit 9/11" de Michael Moore -que, recordemos, finalizaba de modo implacable vinculando guerra, alistamiento militar y estratificación social-, pero desprovista (aparentemente) de juicios de valor sobre 'esos pobres chavales de clase baja que, como no tenían otra opción, han sido engañados para ir al frente'. Estamos ante una versión moderna del cinema verité que, precisamente por su renuncia a la glamurización del celuloide, acentúa la crudeza de lo que cuenta y rompe con la distanciación o, perversamente, la aumenta, dependiendo de la percepción de cada espectador. En la mía, hay momentos en que parece que estemos asistiendo a una representación de teatro filmada, en plan "Estudio 1".
Tras los momentos de desasosegante crónica costumbrista y el impacto sobre el que se teje toda la trama, la película lo que refleja es, además de la esperada reflexión sobre la confusión creada por los medios de comunicación y la manipulación (o no) de la imagen, es una reflexión sobre la actitud ética, en varios niveles. Por un lado, y a un nivel mucho más global que el del mero hecho que se está contando, la de una sociedad que se dedica a documentar y reflejar las atrocidades que encuentra ante sus ojos, que tiene todos los medios a su alcance para contárselo al mundo, pero que no interviene, no hace nada por evitarlo. Un regreso, en suma, al dilema del caso Kevin Carter en diálogo con la curiosa moda de hacer gamberradas (de mayor o menor gravedad) para filmarlas y colgarlas en Youtube.
El otro dilema ético que se desprende de esto es mucho más retorcido. De Palma, como ciudadano estadounidense y ser humano pensante y sensible, responde con esta película a la necesidad de denunciar un atropello brutal, un sinsentido. Pero sus compatriotas más conservadores le recriminan precisamente que ponga eso de manifiesto porque, en pleno conflicto bélico, lo consideran traición. Según ellos, el director puede estar provocando que muchos jóvenes musulmanes se pasen a la yihad y maten yanquis. Y, si eso sucede (ha dicho Bill O'Reilly, de Fox TV News, por ejemplo) la culpa será de De Palma (!!!). En fin, volvemos al debate sobre la presunta necesidad de la censura y la responsabilidad (moral, en el primer caso, pragmática en el segundo) de la obra de arte.
Curiosamente, y después de llevar gran parte del día pensando sobre todo esto, me encontré zapeando con que en Telemadrid, Fernando Sánchez Dragó le estaba haciendo una entrev..., perdón, un masaje a José María Aznar. En un momento, cerca del final, el ex presidente culminó su sarta de delirios diciendo algo así como: "En Irak estamos derrotando al terrorismo". Según algunos, él ni es responsable de los miles de asesinatos cometidos en Irak ni de los muertos en el 11M, pero De Palma sí lo sería si mañana un musulmán mata a un estadounidense. La culpa, como siempre, es del pianista.
Canción del día: "Á l'origin" (Benjamin Biolay)
Frase del día: "La gente piensa que si se viste como un revolucionario, ya no necesita ser un revolucionario" (Banksy)