-Llego al capítulo dedicado a los años 60 del libro "100 clásicos del cine" de la editorial Taschen, regalazo de peso por parte de un grupo de buenos amigos (y que acompañaron de una supuesta foto dedicada de Mario Vaquerizo). Me regocijo ante el epígrafe "La vieja moral es inmoral" en el texto de Jürgen Müller y Steffen Haubner. Algunos extractos:
"Los cimientos de esta nueva visión sociopolítica -en referencia al documental "Woodstock"- presentaron puntos débiles desde el principio. En un autobús de largo recorrido, Dustin Hoffman se lanza a descubrir el gran mundo en "Cowboy de medianoche", pero sólo hallará la muerte".
"En vistas de la utilización de los jóvenes por parte de la sociedad establecida, de la resistencia que plantean los reaccionarios contra la renovación y de la vieja moral, considerada profundamente inmoral, el cine plantea una contracultura a medio camino entre la autorrealización y la autodestrucción".
"Si algo pone de manifiesto este espectáculo es que los relojes no pueden atrasarse: no es posible recuperar la inocencia. En consecuencia, el tono rebelde propuesto por "Al final de la escapada" culmina en la mortal falta de compromiso de "Bonnie y Clyde"".
"Las cintas producidas durante esta década reflejaron una contradicción que nunca llegó a superarse y de la que todavía sufrimos las consecuencias. El hecho de que la búsqueda de paz interior y la libertad individual en una sociedad sin libertad desemboca finalmente en violencia y destrucción sigue estando vigente hoy".
-Me quedo pensando en esto y llego a un extraño descubrimiento: ha pasado tanto tiempo entre los años 60 y los 20 como entre los 60 y ahora. Hay tanta distancia temporal entre "El gabinete del Doctor Caligari" y "Cowboy de medianoche" como entre "Cowboy de medianoche" y "Los abrazos rotos". Por lo tanto, la idea que nos han vendido de que los tiempos avanzan que es una barbaridad sólo se puede aplicar al hecho tecnológico, y aún así con reservas: sólo hay que fijarse en la visión que del siglo XXI nos daba la ciencia-ficción y compararlo con la realidad. En el aspecto social y cultural (y hablando en plan global porque España, como sabemos, was different), sí se puede hablar de cierto inmovilismo desde entonces o, más aún, de una gradual involución. Diría, así, sin pensarlo mucho, que lo que caracterizaría a la sociedad actual en este aspecto es la violencia ejercida a través de toda la maquinaria del consumo, en la alianza globalizada de las macro empresas con gobiernos y ejércitos (que son otras macro empresas). Es una violencia real y simbólica ejercida, en primer lugar, contra los individuos de un tercer mundo desposeídos de su propio carácter de individuo y, en segundo lugar, contra los individuos de un primer mundo al que se le vende el señuelo de gozar de una libertad como la que nunca ha tenido al tiempo que sólo se le permite ser libre (y muy moderadamente) en su estatus de consumidor (estatus que, entre otros sub-estatus, engloba también el de votante).
-Este sábado me di un garbeo por el Cultura Urbana. Es uno de los escasos eventos en la Comunidad de Madrid en que se permite el acceso a menores de edad. Para los de fuera, que igual les choca esto más, simplemente señalar que los menores pueden acudir libremente a una corrida de toros o al desfile de las fuerzas armadas, pero no a la gran mayoría de conciertos de música 'popular'. En las inmediaciones de un recinto sintomáticamente denominado "Telefónica Arena", la chavalada, uniformada con gorras de medio lado, camisetas de la NBA y zapatillas deportivas de marca (cara) se toman sus cervezas y se fuman sus canutos mientras, en el escenario principal, todos a una alzan sus brazos mientras los ídolos del hip-hop lanzan consignas de afirmación individual y competición a ultranza basadas en ideales de macho depredador que debe sobrevivir en la jungla urbana. "Mi rap es más auténtico que el tuyo porque tú eres un vendido", "Te voy a hundir", "Eres un cornudo", "Ahora que soy famoso conduzco este buga y llevo un peluco de oro, y hago fiestas privadas con las pibas más cachondas, y tú que te reías de mí ahí te quedas, pringao". Jóvenes de barrio, de supuesta ideología antisistema, son utilizados por el sistema para reafirmarlo. En las escaleras, tres personas diferentes nos preguntan en el espacio de cinco minutos cuánto cuestan los bocadillos y se marchan escandalizados ante su alto precio. Por todas partes, flyers, carteles y acciones de todo tipo de marcas. Todos los escenarios patrocinados e, incluso en el cartel del festival, aparece anunciado "Common by Diesel" (un rapero y una marca). Entre la programación, diversos concursos, de breakdance o la muy sintomática Pelea de Gallos, una regueifa a la americana con cuartos de final, semifinales, final y jurado en la que lo que prima es quién rima con más gracia para quemar al otro. El discurso predominante me resulta extrañamente similar al que dos tipos de cincuenta años puedan tener, vacilándose de coña, mientras se toman el anís en cualquier tasca de cualquier barrio de España. Sólo cambia que lo hacen en verso y sobre bases lanzadas por un DJ.
-Mientras tanto, y al tiempo que en Cannes la crítica establecida vuelve a echarse las manos a la cabeza y la moderna aplaude su ansia de provocación (qué cansinamente previsible es todo, por favor), la productora de Lars Von Trier, Zentropa Entertainment, anuncia que preparará versiones amputadas de "Anticristo" según los requerimientos morales de cada mercado/ país. "Haremos una versión católica para los mercados más mojigatos que pueda cumplir los requisitos de censura. Aún no sabemos qué escenas serán eliminadas, estamos dialogando con los distribuidores para encontrar la frontera del dolor", declaró Peter Aalbæk Jensen, director de Zentropa, subvirtiendo la subversión de un modo cínico para referirse a la más que probable ablación de la cansino-previsiblemente escandalosa escena de una ablación de clítoris en primer plano. Se espera que la versión "light" sea la destinada a EE UU, Asia y, ejem, el sur de Europa. Y, por supuesto, la que sea comprada por todas las televisiones. Un agudo lector de "Público" dejaba caer el comentario de si, en España, habrá que hacer versiones diferentes según la Comunidad Autónoma donde se exhiba (que no creo, por otro lado, que vayan a ser más de tres).
-Me entero también esta misma semana, o la anterior, da igual, de que Sony-BMG ha accedido a ocultar con otra portada la portada original de "Journal For Plague Lovers" de Manic Street Preachers a requerimiento de las cuatro principales cadenas británicas de supermercados por considerarla inapropiada. "En el supermercado puedes ver armas por todas partes, en portadas de revistas, discos o dvd's, pero enseñas una obra de arte y la gente se raya", ha dicho el vocalista James Dean Bradfield. La portada es un cuadro de la artista Jenny Saville. Por cierto, en uno de los comentarios en la web oficial del grupo, una mujer escribe que tiene un hijo con una enfermedad similar a la del niño que sale en el cuadro y que ahora es ella quien se siente ofendida por que otros consideren ofensiva esa portada. La sociedad de la corrección política debería ser derrotada por sus propias paradojas: hay que ser consciente de que uno siempre se puede sentir ofendido por lo que tú te sientes ofendido. Por lo tanto, como es imposible contentar a todos, hay que asumir que el mejor punto de partida es no intentar contentar a nadie.
-Leo por ahí que el magno recopilatorio dedicado a Antonio Vega y editado tres días después de su muerte acaba de alcanzar el número 5 en la lista oficial de ventas. Teniendo en cuenta que sólo llevaba tres días en las tiendas (mientras el resto de sus contendientes llevaban 7) es de esperar que la semana que viene alcance el número 1. La (también muy previsible) noticia legitima a los carroñeros de la industria cultural: simplemente han hecho feliz al consumidor dándole lo que él quería tener. Y, al tiempo, ofrece otra revelación: si todo el mundo era tan fan y apreciaba tanto a Antonio Vega, y teniendo en cuenta que -creo- no hay material inédito en esta colección, ¿en realidad no tenían sus discos o lo quieren tanto que necesitan poseer sus canciones dos veces? En cualquier caso, nada nuevo bajo el sol. Hay por ahí una leyenda urbana que dice que, cuando palmó Kurt Cobain, pidieron a varios músicos famosos un lema para imprimir en una camiseta conmemorativa, o algo así. Al parecer, el de E (Eels) fue: "Espero que no hagáis esto conmigo cuando yo me suicide".
-Pero, al final, va a resultar que somos más libres de lo que pensamos. O, perdón, lo éramos. Me quedo a cuadros cuando oigo en el telediario que follar en la playa pasará ahora a estar prohibido bajo castigo de multa. Mi primer pensamiento es... "¿ah? ¿pero estaba permitido?", y mi pensamiento decadente me lleva a cagarme en todos esos años de juventud perdida haciendo agujeros en la arena. Y empiezo a soñar despierto con la revolución definitiva, cientos de personas follando en la playa de, pongamos, Benidorm, de todas las razas y edades, sin Spencer Tunick presente, sin cámaras de televisión apuntando, ni teléfonos móviles ni cámaras de vídeo, sin chiringuitos ni tumbonas ni sombrillas, sin ninguna marca patrocinando (ni siquiera una marca de condones aprovechándose del evento). Cientos de personas desafiando al poder en forma de un gran polvo sin que la revolución sea televisada ni quede constancia gráfica. La playa sobre el asfalto, sólo en la memoria de los presentes, que algún día podrán contar a los nietos: "Yo estuve en Benidorm en el verano del amor de 2009, no pagué la multa, me metieron en el talego, y allí conocí a tu abuela".
Canción del día: "Mind Made Up" (A Certain Ratio)
Frase del día: "Es asustante que los libros circulen libremente por la red" (Ángeles González-Sinde)