Entrevista a Fino Oyonarte (Los Enemigos)
La pasada semana sostuve esta conversación con Fino Oyonarte con el motivo de sacar un previo en La Luna de Metrópoli (publicado ayer) de los conciertos de reunión que ofrecen Los Enemigos en Madrid este fin de semana. En realidad, una entrevista con Fino daría mucho por su personalidad en bastantes ámbitos del mundillo musical: productor, músico con sus propios proyectos (Los Eterno, Clovis), amigo de otros muchos -lo que daría para un arsenal de anécdotas- y recientemente editor de libros sobre música con Libros de Ruido, una colección que ha inaugurado con el sensacional Postales negras de Dean Wareham. Pero el tema era hablar de Los Enemigos y a eso nos ceñimos. La entrevista se produjo en el mítico Bar Santos, lugar de parada habitual de mucha gente interesante y donde Fino fue recibido/definido por su propietario con la frase "ésta es la mejor persona de todo el barrio". Aquí la transcripción completa.
(Empezamos hablando de otras cosas, hasta que Fino enlaza con la gira de Enemigos y conecto la grabadora)
Tenemos que tomarlo con calma, para qué
vamos a desesperar. Ha sido muy sencillo, muy natural y eso es lo guay. Yo al
principio, sinceramente, cuando nos vimos y surgió la idea de tocar, como llevo
haciendo muchas cosas desde entonces, yo no escuchaba las canciones, no me
sentía, no sabía si me iba a ubicar. No acabamos mal ni nada, lo dejamos por cansancio… Si
no sientes las canciones, no sabes cómo transmitirlas, no tendría ningún
sentido volver . ¿Para qué vamos a pensar ahora si hay que tocar más? Ha merecido la
pena y, aunque es un año complicado, toda la experiencia que tenemos de 17 años
juntos nos sirvió para saber que, si volvíamos, sería para hacer lo que queríamos hacer. La
respuesta ha sido muy buena, todos venimos de sitios muy diferentes pero ahí
estamos, con un sonido personal que es lo que hace que esto siga vivo sin hacer
nada nuevo.
¿Era mejor tocar antes en Los Enemigos o lo es ahora?
Es
diferente. Como cualquier grupo, hemos tenido etapas más intensas, de
frustración o de cansancio. Creo que cada momento ha tenido su peculiaridad.
Ahora sonamos bien, las sentimos tocándolas. Decía Josele hace poco: “¡Joder, sonamos
mejor que antes!”. Yo no sé hasta qué punto pero parece que sí. Supongo que se
debe a que todos hemos seguido haciendo música, aprendiendo y evolucionando.
Ahora volvéis a tocar en La Riviera, donde disteis vuestros conciertos de despedida en 2002. Es como
regresar a la escena del crimen…
La
verdad es que me pongo hasta nervioso. Vamos a tocar once años y veinte días
después, como si hubiésemos estado encerrados en el talego (risas). Es curioso,
porque ha pasado mucho tiempo y es emocionante. Vamos a hacer dos días, que al
principio pensamos si no nos estaríamos pasando, pero a la gente le apetece,
tiene ganas de vernos… Fíjate que rápido
pasa el tiempo. Tendremos menos pelo, estaremos más mayores, pero las canciones
van a sonar similares. No quiero pensarlo, quiero disfrutarlo y no darle
demasiada importancia.
Sinceramente, ¿qué os llevó a regresar?
Pues fue
una casualidad, porque hace siete años nos juntamos la formación inicial para
hacer unos conciertos de homenaje al álbum “Ferpectamente”, con Artemio a la
batería. A mí me llamaban algunos promotores que conozco para volver a
juntarnos, tocar “La vida mata” o aprovechar algún aniversario de algún otro
disco. Con motivo del concierto de homenaje al Agapo de hace un par de años de
pronto se lo comenté a Josele, él me dijo que también le habían hecho ofertas a él y que por qué no hacíamos
algo pero bien montado y con la banda con la que estuvimos más tiempo. Si
volvíamos, volver con la cabeza bien alta. También había unas ofertas económicas
interesantes, eso hay que decirlo, porque nosotros vivimos de esto, pero no en
plan “nos lo vamos a llevar”. Las canciones tienen su vigencia, la gente tiene
ganas de disfrutar los conciertos… Tiene sentido.
¿Qué balance hacéis de lo que lleváis de gira?
Yo
disfruto y creo que los demás también. Estamos flipados porque la gente está
respondiendo muy bien, está viviendo las canciones con ganas y eso te
sorprende. El otro día en Santiago veía al público y decía “¡madre mía!”, me
daba mucho subidón. Eso merece la pena.
¿Es sólo nostalgia o veis una renovación del
público?
Hombre,
hay gente del pasado sobre todo, pero también público nuevo que nos ve por
primera vez. Ahora hay muchos que se han casado o tenido hijos, pero sigue
siendo un público muy fiel. Hay incluso un foro con fans de toda España que
hace un desencuentro anual.
¿Cuál es el futuro de Los Enemigos?
¿Cuál es el futuro de Los Enemigos?
Algo hay
planeado. Nunca fuimos mucho de pensar a largo plazo. Ahora mismo lo que sí es
verdad es que queremos hacer más conciertos. Va a haber poquito este verano y
buscaremos fechas en ciudades importantes muy seguidoras nuestras, como Murcia o
Granada, pero sin prisa, porque no hay una ansiedad de decir: “¡Ay, que se van a
pasar las canciones!”. Hay una idea de sacar algo. En principio iba a ser un EP,
Josele tenía unas canciones con el formato más eléctrico, quedamos un día a
ensayar y la onda fue interesante. Pero no vamos a hablar de fechas ni nada.
Queremos tener canciones con madera y no sacar cualquier cosa solamente por
mantener la película.
Josele vive ahora en Barcelona y los demás en
Madrid. ¿Ha cambiado mucho vuestro funcionamiento interno?
Para
ensayar es sencillo, nos ponemos de acuerdo vía email para quedar, Josele se
viene a Madrid un par de días y nos los pasamos intensivamente en el local.
Cuando estábamos en activo en el pasado ensayábamos todos los días, era nuestra
vida. En cuanto a la convivencia, ahora estamos más tranquilos. La música de la
furgoneta está más baja, las sustancias tóxicas se quedaron en algún sitio…
(risas) Pero seguimos siendo partícipes de un proyecto en común y mantenemos la
intensidad en directo. Tampoco es necesario que vayamos todos juntos de bares:
el rock and roll se puede hacer igual, creo.
Vuestros gustos musicales son muy diferentes ahora mismo. ¿Es difícil
confluir en un sonido común?
Curiosamente,
el sonido que emitimos es muy peculiar, hay poca gente que lo haga así. Somos
muy dispares pero tenemos una comunión en un momento dado en que transmitimos
esas canciones juntos de esa manera y todo el mundo echa lo que siente y lo que
puede. No es como si fueses un mercenario.
Después de su disolución, nadie ha conseguido
tomar el testigo de Los Enemigos. ¿A qué crees que se debe?
No sé
por qué, quizás por la forma de cantar y de componer de Josele, que es muy
personal. Había un grupo llamado Los Individuos con un estilo muy similar.
Pero, no sé, no pasa nada, ¿no?
¿Habéis descubierto cosas en las canciones que en la
primera etapa no vieseis de la misma manera?
A la
hora de tocarlas sí. Si las sintiésemos automáticas no tendrían viveza. Al
retomar “Las tornas” pensé “hostia, cómo suena esto”. Era una época en que nos
pasábamos discos de Hüsker Dü y Yo La Tengo. Otras como “Soy un ser humano”, que es un
rhtyhm and blues clásico; “Miedo” la tocábamos en directo poco, y también hemos
retomado “Mi fraile y yo” y están sonando muy frescas. Yo al principio pensaba
que no iba a disfrutarlas porque en los grupos que he hecho después ya toco de
otra manera. No sabía si me iba a sentir falso a la hora de hacerlo, pero
cuando nos juntamos de repente nos salían enteras.
(Por cierto, el concierto de anoche en La Riviera estuvo de puta madre)