Entrevista a José Manuel Borrajeros (Laboratorio de Creación Abycine)
La pasada semana, con motivo de este reportaje, le mandé unas preguntas a José Manuel Borrajeros, programador del Abycine de Albacete (festival al que acudí hace unos años, tras una gentil invitación para pinchar, y que me encantó), además de interesante realizador audiovisual, responsable, entre otros, de algunos de los mejores vídeos de Joaquín Pascual. Sus respuestas fueron tan extensas e interesantes que enseguida vi que esto daba lugar a otra entrevista por sí misma que merecería ser publicada, además de constituir una necesaria reivindicación del trabajo que desde Abycine se ha hecho a la hora de crear espectáculos exclusivos con algunos de los músicos más interesantes del país. Aquí la tenéis.
¿Cómo surgió la idea del Laboratorio de Creación? ¿Os fijasteis en experiencias, nacionales e internacionales, similares? ¿Cuáles?
La idea surge entre José Manuel Zamora, Director de Abycine, Pedro Mateo y yo, que nos encargamos de parte de la programación del Festival. Aunque hay un precedente claro que nosotros mismos habíamos experimentado un tiempo antes de las propuestas del “Laboratorio de Creación”. Mi compañero de programación Pedro Mateo y yo habíamos trabajado este tipo de formatos visuales en directo para un concierto que dio Mercromina en la Sala Galileo en 2003, Conciertos Únicos se llamaban. En este caso hubo una diferencia sustancial, ya que en esos conciertos fuimos nosotros mismos quienes nos encargamos de rodar todas las imágenes que acompañaban al show. Las proyectamos con monitores de tubo distribuidos por el escenario, rodadas en VHS, y el asunto quedó muy industrial. La puesta en escena de una banda con imágenes en el escenario le daba a la música una dimensión diferente. Después de esta experiencia y una vez dentro de Abycine, le propuse a José Manuel Zamora la idea de dedicar monográficos visuales de directores del gusto de Abycine y, por supuesto, de los músicos, y trasladar así el formato de música y cine en directo a una perspectiva distinta dentro de las salas. Esto confería al espectador una forma nueva de ver películas y conciertos en directo, ya que ofrece la posibilidad de disfrutar de la iconografía de diferentes directores y de escuchar música en vivo. Por otro lado, pensé que a los músicos les podría interesar salir de sus rutinas a la hora de componer. Creo que todos tienen un director o algunas pelis que les han marcado o inspirado de alguna forma o por el que sienten devoción, y también creo que cuando ellos componen para imágenes sienten que pueden explorar otros campos que quizá en los discos no pueden permitirse. Aunque por supuesto, nosotros no inventamos nada, solamente nos lanzamos con una idea bastante primitiva: poner música en directo a un tapiz de imágenes.
Al tiempo nos interesamos por un hecho especial de esta naturaleza y es el Disco-DVD que sacó Cinematic Orchestra a propósito de la película de los años 20 de Dziga Vertov: “Man With A Movie Camera”. Cuando vimos el experimento nos sacó de nuestras casillas. Entonces nos lanzamos con la primera producción del Laboratorio de Creación: "Carreteras Perdidas", sobre David Lynch, con música de Joaquín Pascual. Después llegaron el homenaje a Jan Svankmajer por Javier Milla (Chucho), el de Christina Rosenvinge para "Mouchette" de Robert Bresson, el de Fernando Alfaro para Stanley Kubrick, y los dos últimos de Nacho Vegas y de Triángulo de Amor Bizarro, para Mike Leigh y Jodorowski, respectivamente.
¿Cuáles son los criterios para seleccionar a los músicos y las películas o montajes? Cuando el proyecto empezó a andar nuestra primera propuesta fue para Joaquín Pascual sobre la filmografía de David Lynch, un músico con una capacidad de componer increíble. Quizá ese fue un criterio de acercamiento para arrancar. Después diferentes músicos se fueron interesando por la propuesta y nosotros también nos interesamos por aquéllos que creíamos que les podría interesar. Digamos que ha habido una simbiosis en ese sentido. En cuanto a las películas o directores ha habido casos en los que hemos propuesto nosotros y otros en los que han decidido ellos lo que querían hacer.
¿Se busca normalmente que los músicos compongan material ad hoc para este concierto? ¿Se suele conseguir?
Nosotros no buscamos nada que ellos no quieran hacer. Ten en cuenta que las imágenes ya están ahí y son ellos los que tienen que darles otra interpretación. Los conciertos cinematográficos de Abycine son propuestas en las que todo está abierto y todo puede pasar: se puede jugar con las imágenes simplemente, incluir diálogos, incluir canciones de su propio repertorio o composiciones más instrumentales, y es de esa creatividad multiforme de lo que se trata. Normalmente este tipo de propuestas dan la posibilidad de que los músicos se acerquen a otra forma de ver sus propias capacidades, los trasladan directamente a una interpretación de un universo de imágenes, discursivo o de inspiración diferente. Y también te puedo asegurar que he encontrado muchos cinéfilos entre ellos con muchas ganas de acercarse al cine con su música. Pero todo queda al servicio de sus puntos de vista.
¿Cómo valorarías la experiencia hasta el momento? ¿Qué te han aportado o qué destacarías más, como espectador, de estos espectáculos?
Bueno, yo no tengo una visión de espectador total en los trabajos que he editado hasta la fecha. Al montar el grueso de imágenes y darles un sentido en virtud de lo que los músicos componen, ésa visión de espectador se difumina en cierta medida, pues no comparto las sensaciones totales que puede sentir quien se sienta en la sala y se enfrenta a lo que está viendo de una forma despreocupada. No obstante, las valoraciones del público siempre han sido muy positivas. Destacaría por encima de muchas cosas que el público siente momentos muy distintas a lo que es un formato de directo al uso, entre las que se encuentran sobre todo un tipo de sensibilidad diferente que va en relación a la mirada entre la pantalla y la música, entre lo que ofrece el montaje y la confluencia de la música en directo. Es un ejercicio en el que el espectador se ve dentro de una sala y va a descubrir algunas cosas nuevas sobre la música y el cine. Muchos me han dicho que no conocían a los directores que hemos trabajado o que les ha sorprendido ver a sus músicos preferidos en esos registros. En cierta medida es como ver cine en directo. Hasta ahora, la mayoría de estos conciertos han sido bastante exclusivos, lo cual no sé hasta qué punto es buscado.
Triángulo de Amor Bizarro han llevado el espectáculo de Jodorowski al Tanned Tin, Nacho Vegas va a hacer una gira con el de Mike Leigh... ¿qué condicionantes tienen estos montajes para no haber trascender más allá hasta ahora?
Cuando los programadores de Abycine nos propusimos llevar a cabo estos conciertos cinematográficos, teníamos claro que la exclusividad iba inherente a las propias propuestas. No podía ser de otra manera, ya que somos nosotros quienes ofrecemos la posibilidad de desarrollar los espectáculos y eso es algo que permite a los músicos hacer algo nuevo y único. No es que se busque la exclusividad como una forma de esnobismo gratuito, sino que va impresa en la propia naturaleza de la propuesta: son trabajos singulares que surgen de la posibilidad de interactuar entre el cine y la música, y normalmente los músicos están centrados en sus discos y directos y no se proponen hacer este tipo de cosas si no se les empuja desde otras plataformas. Aunque ahora parece que está habiendo un auge que reafirma todo lo dicho en esta entrevista. Después de tanto tiempo, los músicos van pasando umbrales en sus carreras y supongo que muchos de ellos quieren acercarse a otras fuentes de inspiración, unido esto al reto de hacer interpretaciones o bandas sonoras para imágenes. Con este tipo de ejercicios pueden tomar contacto con esos procesos. Por otro lado, nosotros somos quienes ponemos en marcha este maridaje entre cine y música y no hay promotoras detrás de ningún tipo, es decir, somos productores puramente, pero no promotores. Creo que si algo es interesante debe ser cuidado aunando fuerzas y ahí tendrían que entrar otros agentes para seguir impulsando los proyectos. El caso de Nacho Vegas con Mike Leigh en “La vida es dulce” con la gira que tendrá lugar en abril y el de Triángulo de Amor Bizarro, recientemente programado en Tanned Tin con “Música Pánica” son buenos ejemplos de ello. En ambos casos se da una fusión entre la propuesta en sus primeros pasos y la continuidad de alguien que lo empuja y lo cuida llevándolo de nuevo a escena. Como ya dije antes, parece que las cosas están cambiando al hilo de propuestas venideras, para los músicos y los promotores que quieran apoyar este tipo de espectáculos. Lo cual está dentro de lo razonable, se trata de evolucionar al respecto: lo que se hizo ayer va teniendo sus repercusiones en el presente. La verdad es que llevamos mucho tiempo apostando por ello y ahora parece que se están tomando posiciones interesantes.
El público... ¿cómo reacciona?
Su reacción es muy diversa pero siempre en unas constantes más o menos parecidas: por un lado la de haber visto algo diferente y, por otro, dependiendo mucho del espectáculo que están viendo, la sensación de emoción en unos casos como el de Nacho Vegas, de luminosidad u oscuridad en los de Joaquín Pascual) y Triángulo de Amor Bizarro. En el caso de Fernando Alfaro con Stanley Kubrick una forma muy psicoanalítica de ver su compleja filmografía. En general, depende mucho de las diferencias que se dan entre un show y otro, pero siempre prevalece una sensación de haber visto algo de una naturaleza distinta.