Entrevista a Manolo Martínez (Astrud)
¿Es cierto que Astrud dejó de existir como grupo después de “Tú no existes”?
No. A veces me sucede, que me coge una neura y lo quiero dejar y que la cosa no tiene sentido y no voy a hacer canciones nunca más. Eso sucedió de forma más marcada tras “Tú no existes”, pero también me pasó tras “Gran Fuerza”. Es parte del proceso normal de preparar el siguiente disco, aunque esta vez me dio más el mal rollo. Bueno, no sé, yo he dicho en alguna entrevista que no era trivial el cabreo y eso es verdad, pero tanto como decir que se acabó el grupo no sería justo.
Durante ese tiempo Genís se implicó más en Hidrogenesse. ¿Llegaste a sentirte celoso por ello?
Bueno, claro, pero eso no fue culpa de Genís sino mía. Él vive de la música, tiene muchas ideas y les quiere dar salida. Yo en aquel momento no estaba por la labor y él potenció el otro grupo, que lo tenía desde hace tiempo. Por otro lado yo soy súper fan de Hidrogenesse y me encanta que haya sacado discos que quizás no hubiesen salido o habrían tardado más porque Genís estuviese más dedicado a Astrud. Pero si me preguntas si me siento celoso pues sí, claro, pero es justificado porque son canciones bien chulas y discos bien bonitos. No es como si se fuese con la tuna a hacer una gira por universidades católicas de Europa.
¿Ganan las canciones de Astrud tocadas junto al Col•lectiu Brossa?
Desde luego suenan más bonitas en un sentido objetivo. En general las canciones ganan cuando las puedes escuchar de maneras distintas. La gente no se acaba de dar cuenta, porque es normal, no tiene por qué saber de qué va esto de hacer canciones, pero a veces no sabe que los temas dependen de la manera en que se graban, no de los arreglos, del tempo o de los instrumentos ni otras muchas cosas. Uno se da cuenta de eso, de manera abstracta, cuando la escucha tocarla de maneras muy distintas y este proyecto lo permite.
Habéis tocado en casi todos los formatos posibles. ¿Os aburrís de hacer siempre lo mismo?
Sí. Yo cuando no tenía un grupo pensaba: “¿Cómo será tener un grupo, sacar cinco disco y tener que seguir tocando las canciones del primero?”, porque hay algunas que no las puedes dejar de tocar nunca. Por ejemplo, Los Planetas ahora pasan de todo, pero en la época de “Encuentros con entidades”, por ejemplo, ay de ellos si no tocaban “Segundo premio”. Y, claro, cuando la has tocado cuarenta mil veces debes acabar hasta las narices. Nosotros las cambiamos para que eso no nos pase. Así hemos seguido tocando “La culpa”, pero cuando nos ha dado pereza hemos cambiado de rollo y ya está.
Es curioso que la versión de Battiato que soléis hacer en directo, “Voglio vederti danzare”, la interpretáis en su versión italiana, aunque luego el público canta la española, que es la que conoce todo el mundo aquí…
Cuando a principios de internet, en el 99 o así, me empecé a bajar las canciones importantes de mi vida, me bajé un disco de Battiato y lo que encontré era un recopilatorio de éxitos en italiano. Aunque la canción con la que crecí era la versión en castellano, pero realmente la letra dice cosas incoherentes que no aparecen en la italiana. Por ejemplo, cuando dice “a ritmo de siete octavas”, en realidad lo que quiere decir es “a ritmo de siete por ocho”. Pensé, ¿eh?, en coger la letra en castellano, arreglarla y ponerla normal, pero iba a quedar muy raro, así que opté por la original.
Hay un mensaje muy claro en titular “Lo nuevo” a un disco de temas antiguos, ¿no?
No, sólo hay una intención de tontería. La razón es porque el estribillo de “Lo popular” habla de lo viejo y lo nuevo. Si uno lo ve en el contexto de esta canción se dará cuenta de que lo que dice es que lo viejo es lo nuevo. Nadie está defendiendo que esto sea nuevo, porque en realidad es viejo.
El videoclip de “La música de las supercuerdas” finaliza con un extraño diálogo entre Genís y tú. ¿Buscáis ahí la autoparodia a costa de los propios personajes que os habéis construido?
Claro, claro, es humor. Yo he leído interpretaciones sesudas de lo que estamos diciendo, pero estamos haciendo el tonto básicamente. No hay nada profundo en ello, como creo que resulta obvio. Me parece guay que haya gente que quiera ir más allá y quiera buscar cosas que están más abajo, y probablemente lo están, porque todo lo que está escrito queda ahí para que la gente lo interprete, pero es transparente, y lo que no es transparente es una mera broma.
Tus canciones son bastante retorcidas. ¿Has llegado a encontrarte con la sensación de querer aligerarlas y ver que no podías conseguirlo?
Pues mira, este sí que es un desencuentro mío con el público y con la prensa. Yo sí creo que son canciones relativamente transparentes y ligeras, en el sentido de que no dicen nada por decirlo. Hay construcciones líricas en las letras tradicionales del pop y del rock que siempre me han parecido repugnantes y he intentado evitarlo, y me parece que con éxito. Parece que eso provoca cierta extrañeza porque el resultado final es muy distinto o, bueno, ahora ya lo que tienen de interesantes las canciones que hemos hecho ya está entendido y aceptado, y es parte de lo mainstream del pop en castellano o la cosa ésta indie o como se llame, pero cuando la gente se extrañaba mucho de las letras era precisamente porque se entendían. A mí no me parece que sean raras. No sé, las letras de las dos canciones nuevas… no sé, si están bien claras, son frases con su verbo, su sujeto y su predicado y que se acaban, no son como raptos ni nada por el estilo, sino que son todo discursivo.
Igual el problema precisamente es que son demasiado discursivas para lo que la gente está acostumbrada a oír.
Puede ser, que el tipo está diciendo cosas y eso genera ruido. Claro, no son como las de Bisbal, que una cosa es de lo que habla, de amor o de desamor, y luego es metáfora va metáfora viene. Pero tampoco tiene tanta importancia, porque eso sirve de colchón para hacer melodías, que es de lo que va ese tema. Yo entiendo la extrañeza de la gente, pero de ahí a tacharlas de que las letras no son claras, eso ya me parece más injusto.
El nombre del grupo se pronuncia “Astrúd”. ¿Cómo lleváis que después de tantos años la gente siga diciendo “Ástrud”?
Con perplejidad y con cariño. Es como entrañable que hayamos sido incapaces en quince años de carrera de convencer a la gente de que se dice “Astrúd”. Realmente debe ser potentísima la tentación de llamarle “Ástrud” porque tío, mira que lo decimos veces, no es que seamos pesados ni nada por el estilo, pero siempre que Genís y yo hablamos en una entrevista lo decimos como se dice. Es una cosa divertida que la gente que está con nosotros, los mánagers y la gente cercana dice “Astrúd” y todo el resto del mundo dicen “Ástrud”. Una vez en el programa “Música sí” nos preguntaron cómo se pronunciaba el nombre. Parecía la típica escena de peli de “Aquí se decide”, porque salía en la tele, y yo dije “Astrúd”, pensando “qué guapo, por fin tal y cual”. Un carajo. Ahí no pasó nada.
¿Qué opináis de Single?
Pues a mí me encantan. Yo era muy fan de Aventuras de Kirlian y de Le Mans y también lo soy de Single. Reconozco que cuando la época de “Mi novela autobiográfica” me distancié un poco de ellos, pero “Pío Pío” me convenció completamente y su música me parece una pasada. Creo que tienen lo mejor de Le Mans con un sonido más maduro y más original, y las letras de Teresa son una pasada también, que son cosas que nadie dice pero que se pueden decir y que tienen mucho éxito en forma de canción. Suenan muy muy bien y me encanta que existan.
Impartes clases de Filosofía en la universidad. ¿Te hacen comentarios los estudiantes sobre el grupo?
Muy rara vez. Lo que suele pasar es que en cada clase hay uno o dos que sabe quién soy y ese, como le hace gracia, se lo comenta al resto. Es parte, supongo, de la risa que está subyacente a la clase, pero la gente es educada y sensata y no saca el tema. Alguna vez hay algún listo que dice “por ejemplo, imaginémonos que hay un cantante…”, pero pones cara de póker, le fulminas con la mirada y ya está. A veces a final de curso hay alguno que te viene para que le firmes el disco, hablas un poco con él y tal del tema, pero, vamos, que la gente suele ser maja y no saca el tema porque sí.
¿Sabes si Noam Chomsky llegó a escuchar vuestra canción?
No lo sé, pero no lo creo tampoco. Sé de gente que lo conoce, podría haber pasado, pero no creo.
¿Es cierto que eras muy fan de El Último de la Fila?
Sí, tengo todos los discos. Grabados, ¿eh?, porque no me los compraba, y también de Los Rápidos y Los Burros, y también el primero en solitario de Quimi Portet. El de los hombres rana ya no me hizo tanta gracia, pero no sé si es porque cambiaron ellos o cambié yo. De Manolo García he escuchado poquito, sólo lo de por la tele, y no me gusta mucho. Y me da rabia porque recuerdo con mucho cariño aquellas canciones y me contamina todo hacia atrás, ¿sabes? Lo que ahora hay, que me parece muy poco interesante, me hace ver que entonces ya había eso, y discos como “Enemigos de lo ajeno” me parecen muy bonitos.
¿No te gustan grupos actuales?
Bueno, desde luego me gustan Single, Hidrogenesse, Triángulo de Amor Bizarro me encantan, me flipan; Klaus & Kinski… pues lo que todo el mundo. He oído menos la cosa barcelonesa, lo que tiene gracia aquí, el Crepúsculo, Extraperlo, pero también me gusta, y El Guincho me gusta muchísimo. Hace unos años parecía que había poca cosa, pero ahora hay un montón de grupos que molan.
¿Estás componiendo temas nuevos?
Vagamente, pensando en letras y en ideas pero muy poco a poco. Ahora ya empezaremos a ensayar y eso es lo que hará que escriba. Grabaremos con la misma gente del Col•lectiu Brossa pero con otro formato. Cambiaremos instrumentos probablemente.
Durante la interpretación de “Mentalismo” intentáis que Genís levite. ¿Lo habéis conseguido alguna vez?
Noooo, eso lo hacemos para que la gente se dé cuenta de que no se puede. Hay eso que tienen muchos de la magia y el todo y el contexto, que la tensión del directo genera una fuerza especial. A algunos se les llena la boca con esta tontería pero no sé, todo el mundo sabe que Genís no va a levitar pero no cuesta nada verlo. Igual te pasa, dices "¿ha levitado alguna vez alguien? No sé, un gurú indio, un santo"… pues la respuesta es no, tío, y además da una paz de espíritu brutal saber que jamás lo ha conseguido nadie. Y una humilde pruebita es ver que Genís no puede levitar en ningún concierto.
Hace poco me di cuenta de que “Hay demasiada cafeína en mi torrente sanguíneo” ("de "Miedo a la muerte estilo imperio") es un préstamos que tomasteis de una letra de los Smiths, "A Rush And A Push". ¿Hay muchos más casos de este tipo que se nos puedan haber pasado?
Sí, está entrecomillado, de hecho, en el libreto de “Mi fracaso personal”. En la misma canción, “chistes malos que vacían las habitaciones” es también un préstamo de Morrissey, de “Vauxhall & I”, "Now My Heart Is Full" (canta): “My father cracks a joke and in the usual way empties the room”. Y, sí, seguro que hay más. En realidad todo “Miedo a la muerte estilo Imperio” es una especie de parodia de un libro de Deleuze que se llama “La lógica del sentido”. Muchas de las cosas que se dicen así raras, como “paradojas circulantes”, es como si las dijera un deleuziano trasnochado. De hecho, cuando el “Performance” estuvimos un rato pensando en canciones que tuvieran préstamos y luego lo pusimos en la web. Lo del CD, por ejemplo, es por una canción de Hello Cuca que habla de una cinta de 90.
En vuestra web hacías un obituario durante una época. ¿Qué te atrae de ello?
No me atraen nada, me fascinan por lo que tienen de terribles. El tema éste de que hay que morirse me parece una vergüenza y una cosa inaceptable, vamos. Cuando se muere gente que conocía, como Pat Morita, el que hacía de Miyagi en “Karate Kid”, realmente piensas “claro, es que ya no va a poder hacer Karate Kid 4 porque está muerto”. Vamos, que es una tontería y a todo el mundo le pasa, pero, mira, yo qué sé, ya que tengo una web para poner gilipolleces, pues así la gente se va enterando. Pero no, no hay nada más interesante que te pueda decir de por qué me interesa la muerte, como lo que decía Walt Whitman de que los temas que más le interesaban eran Dios, la muerte y las estrellas.
A veces la impresión que da, por ejemplo a nivel mediático, es que se hace más caso a la gente una vez que se ha muerto.
Eso también. Ahora, por ejemplo, el corpus de Juan Benet ya está completo, porque se ha muerto y ya no va a sacar más novelas, entonces uno puede revisar… hay, imagino yo, un sentido en el que es legítimo hacer revisiones de ese tipo, pero también hay mucha tontería, claro que sí.
“Todo nos parece una mierda” sale en los títulos de crédito de una serie de televisión chilena, "Transantiaguinos". ¿Cómo os sentisteis ante eso?
Bueno, nosotros es que… no sé, al principio pensamos: “Pues igual ahora nos llaman para tocar allí”, pero no, no nos invitó nadie nunca. Pero, sí, me hace ilusión, creo que corren por Youtube los personajes de la serie cantándola y, nada, estas cosas hacen ilusión pero nunca pasa nada con ellas.
(Entrevista realizada por teléfono el 5 de marzo. Un extracto de ella ha sido publicada en La Luna de Metrópoli el 11 de marzo)