Entrevista a El Guincho
El último número de La Luna de Metrópoli incluía la entrevista que le hice recientemente a Pablo Díaz-Reixa, El Guincho, coincidiendo con la salida de su tercer álbum, "Pop Negro", pero la conversación dio mucho más de sí. Aquí va la transcripción completa.
¿Es "Pop negro" lo que siempre quisiste hacer?
Esto es lo más cerca que he llegado a traducir lo que tenía en la cabeza a un disco, en cuanto a sonido. Tampoco es que quiera hacer una sola cosa en mi vida, me interesan muchos tipos de música.
Has declarado que no te veías grabando más de dos o tres discos más y que te gustaría dedicarte a la producción.
Sí, tengo un contrato por dos discos más y luego ya veré. Yo creo que los proyectos no hay que abusar de ellos. Caetano Veloso ha hecho 12 ó 13 discos legendarios, pero yo no me veo yendo de gira con El Guincho dentro de diez años y tocando "Palmitos Park", me veo en un estudio y trabajando seguramente con otros artistas.
En este disco, de hecho, te has inspirado en productores, no en músicos.
Sí, sí, totalmente.
Hay una influencia de la que denominas "estética de la alta fidelidad", las grandes producciones de los 80 y la FM. Se percibe cierta nostalgia en contraposición a la época actual en la que todo se puede hacer en casa con pocos recursos. Parece incluso un movimiento reactivo contra toda esta invasión lo-fi.
De hecho es anacrónico irte a un estudio de grabación bestia, pero es lo que tenía que hacer para traducir la idea que tenía en la cabeza. Lo maravilloso de hoy en día es que ya no hay frecuencias vetadas para nadie, todos los estudios pueden ir de lo más grave a lo más agudo, no como antes, que grababas con un casete y había frecuencias a las que no podías acceder. Entonces hoy en día la elección de técnicas tiene un valor puramente estético, y por eso cada día surgen mejores ideas de producción. Pero lo que no quiero es que se vea como una reivindicación o una idea revivalista, sino como un afán de actualización de ese sonido, de unos ciertos arreglos y giros de producción que evocaran ese sentimiento tan preciso de cuando éramos jóvenes y escuchábamos algo en la FM. Pero no era ir a buscar ese sonido ni mucho menos, que me parece algo incluso de mal gusto. Sí recuperar ciertos sonidos que han quedado denostados, pero en otro contexto, otro tipo de canción, otro tipo de timbre…
En este álbum no hay samples. ¿Tomaste la decisión simplemente para evitar los típicos problemas de derechos o hay más cosas?
Había más motivaciones. No me he cansado del sampler, me parece un lenguaje bestial, fascinante, maravilloso, y a día de hoy sigue siendo futurista completamente, porque las leyes todavía no saben cómo solucionarlo. Por otro lado, para las ideas de producción que quería asumir para este disco iba a ser un freno también. Tener que buscar lo que quería plasmar en este disco por lo que explicaba antes: si buscaba discos de Kashif con una determinada caja y un determinado bombo al final iba a ser un ejercicio de revival de eso, y yo lo que quería era colocar esos sonidos o cosas reminiscentes de esos sonidos en un contexto nuevo de esta época, de lo que vivía ahora o cuando estaba grabando. Esa es la diferencia.
¿Cómo lo vas a llevar al directo?
Ahora estoy en formato trío con Aleix y Borja de Extraperlo. Es más a tiempo real, más formato banda. Me siento mucho más a gusto que tocando solo porque hay más posibilidades de un error, de que las estructuras muten, de hacer un giro en una canción que de otra manera. Hubo un momento en que se pervirtió un poco el formato y la gente no sabía si era una sesión de DJ, si yo estaba tocando música o no, y creo que también es una cura de humildad decir, “ok, vamos a explicar bien estas canciones, que sea inteligible para la gente” sin perder el que sea excitante para nosotros tocarlo en directo.
Los títulos de tus álbumes ("Alegranza", "Pop negro") son como formas de definir tu sonido en ese momento preciso...
Sí, sí, totalmente. De hecho, la idea viene antes que las canciones y la producción. Tienes una idea de un disco en términos de juntar siempre cosas. Siempre digo que Jerry Masucci es una inspiración para mí, y Johnny Pacheco, de Fania. Masucci, por ejemplo, no era un productor musical sino un productor de concepto, de ideas: “Si llegamos a juntar a Willie Colon con Héctor Lavoe en un estudio, vamos a meter aquí unas trompetas y hacer una canción para bailar, luego un bolero muy duro, muy jodido, etc”, y luego tenía esos músicos espectaculares que lo hacían, pero esos crossovers eran idea de Masucci. Me gusta la idea, pensar en un crossover, en unir ciertas cosas. En “Alegranza” fue estructuras de música de baile con producción de space exótica, y en este disco se trataba de destilar una estética de la alta fidelidad, que no existe, pero destilar esa especie de gran ventana por la que tenían que caber las canciones y timbres que se adaptaran a mi idea.
Las letras de "Pop negro" aparecen impresas en el libreto del álbum. ¿Son más importantes ahora?
Siempre han importado. En "Alegranza" creo que se infravaloraron y me parece bien, porque si la gente infravalora quiere decir que no tienen tanto valor. De este disco me han dicho que las letras son un poco más oscuras, cuando "Alegranza" es mucho más oscuro para mí, tanto las letras como la sensación que desprende, claro que yo no tengo ningún tipo de perspectiva sobre lo que hago, como todos. Para mí "Pop negro" es un disco en el que se explica que he aprendido a esquivar los problemas, por decirlo de alguna manera. Quizá no es la forma más madura pero me escapo de ellos, mientras que en "Alegranza" hay momentos muy nihilistas, y de hecho todas las estructuras cíclicas me generan más mal rollo.
Son muy personales, ¿no?
Yo intento siempre hacer letras como raps. Aunque sea una idea con muy mala prensa hoy en día yo intento decir la verdad, decir lo que pienso de la manera más simple y directa.
En los textos, el amor y la creatividad parecen para tí las dos líneas de fuerza de donde brota todo.
Sí, quizá combinarlas incluso, explicarlas desde otro punto de vista. Por ejemplo, una cosa que me fascinó descubrir es cuando pierdes el primer amor, tienes 14 ó 15 años y no entiendes nada, te afecta de una manera que parece que se ha acabado el mundo… y es un sentimiento muy parecido a cuando escuchabas una canción de pequeño en la radio y aún no entendías lo que era ver un disco en una tienda, esa sensación de perderla luego me frustra, ya no voy a poder recuperar ese sentimiento nunca más.
En la foto de contraportada, lo que sale es tu habitación, ¿no? Lo que más resalta es un disco Julio Iglesias. ¿Está hecho a propósito?
Sí, es “El amor”, de Julio Iglesias. Está hecho a propósito, sí. Ciertos discos de Julio Iglesias parecían de Joe Meek, me inspiraron mucho a la hora de trabajar mi voz, porque yo tengo un registro vocal muy limitado y de cada 10 personas que me escuchan hay 8 a las que no les gusta nada como canto, entre esas yo. Tenía que encontrar una forma de producir mi voz que me hiciera sentir cómodo, y tanto Julio Iglesias como Bryan Ferry son dos personas que todos identificamos como grandes voces, grandes cantantes, y si te fijas en la producción de esos discos, como el "Bête Noire" de Bryan Ferry o "El amor" de Julio Iglesias, los hits tienen una producción en la voz que te sorprenden muchísimo y te hacen pensar en las inseguridades que él tiene o podía tener en esa época con su voz, la reverb que utiliza es criminal, pones eso hoy en un disco y te parece una broma. Está ecualizada de un modo que no está en primer plano, de forma muy peculiar para que encuentre un plano dentro de la música y disfrutes de los arreglos. Es algo que si no te paras a pensarlo nunca te lo imaginarías, y eso fue muy inspirador.
¿Hay en ti una voluntad de búsqueda de una música popular, similar a la que parece perseguir Animal Collective, pese a moverse paradójicamente en un circuito alternativo del que no consiguen salir?
Yo creo que sí es posible salir de él aunque, por mi parte, los giros que hago en la producción no tienen ese afán de que mi música sea universal o popular. En este caso es un recurso estético pero no busco sonar en la radio utilizando estas estructuras o estos sonidos. Pero sí es posible, de hecho hace treinta años la gente en España tenía el oído mucho más educado que ahora. Siempre hablo de Mecano o de Paco Trinidad como música que cambió el sonido de la radio, u Olé Olé con Nile Rodgers, producciones muy avanzadas, de un nivel altísimo, con ideas muy radicales. “Ya viene el sol” si lo hiciese hoy en día otro grupo igual estaríamos haciéndoles reverencias, pero como son Mecano tienen ese estigma quizá. Pienso que hoy en día las producciones son tan blandas en la radio que gente que haga cosas otrora que funcionaban muy bien en ese contexto hoy no pueden acceder. Si escuchas la radio comercial en América, hoy por hoy están ahí las producciones más interesantes. Tricky Stewart con The-Dream, por ejemplo, es de un nivel muy bestia.
Pero en nuestro mainstream no hay figuras equivalentes a esos productores, como mucho algún intento de imitación que queda fatal.
Cuando se copian las producciones quedan muy mal, pero yo creo que en otra época no hacíamos copias de lo anglosajón. De hecho, Nile Rodgers venía aquí a aprender cosas, Tony Visconti escuchaba la radio y productores de aquí. Una vez tuvimos ese sonido, no es nostalgia de la nada, tuvimos producciones de mucho nivel aquí, pero hoy en día son muy blandas.
Vamos a hablar de tu experiencia internacional. ¿En el extranjero se te entiende mejor o igual que aquí?
No me ven como un bicho exótico. Yo creo que la gente entiende mi música en casi todos los lugares, incluido España, desde el ritmo, desde el bajo, desde el grave, y todo el mundo lo entiende igual. Toda esta cosa de éxito internacional, que no me interesa nada como idea, hay que verlo en su justa medida. Yo soy un artista pequeño en muchos países, o bastantes, y eso es lo que convierte mi directo en algo sostenible y consigue que me pueda dedicar a esto. De hecho, el único lugar donde mi música ha trascendido el circuito independiente es Australia, una cosa muy bizarra. En el resto de países mi público es de 200 ó 300 personas por concierto, pero me siento muy orgulloso porque es un público crítico, que tiene los oídos abiertos, va a bailar, va a disfrutar, y también sabe mis carencias, las ve, aprecia cuando quiero mejorar, aprecia los hits, y eso está guay.
Hoy día parece que se está construyendo una nueva escena global, con grupos ajenos al dominio anglosajón, y muy propiciado por internet. ¿Esa coyuntura ha favorecido tu éxito fuera de España?
Cuando yo empezaba a tocar en directo fuera, en 2007, no me encontraba con tantos grupos no americanos como ahora. Creo que eso ha mejorado, pero cuando yo empezaba nadie hablaba de una escena global: ahí sí que era una cosa exótica ver que un español salía a tocar. Siempre Francia tuvo unos grupos que trascendieron eso pero nosotros nunca lo habíamos tenido, ahora está Delorean también. Pero somos excepciones, aunque puede que en el futuro se dé más. También tiene sus cosas negativas, porque se están igualando mucho las producciones y cuesta discernir de dónde vienen qué cosas, identificar. Antes me gustaba mucho cómo se trataba el soul en Inglaterra, podías identificar ritmos ingleses o americanos. Ahora Ryan Giggs es el primer rapero inglés que triunfa con producciones americanas. Se está ablandando todo un poco, de alguna manera.
¿Como que la circulación más fácil de la información hace que ésta se homogeinice?
No es que se copie más, sino que las fuentes son siempre las mismas. Al estar al alcance de todos, todos van a la misma. Y como está la cosa tan nueva, tendemos a meter a los grupos en sacos o escenas y no apreciamos su trabajo. No todos los grupos tienen el mismo valor, unos actualizan mejor esas materias primas.
Háblame de tu proyecto "Piratas de Sudamérica". ¿Es cierto que lo concibes como una serie de diez EP's?
Esto no hará mucha gracia a mi discográfica, pero creo que no sacaré más de dos o tres EP’s más. Creo que se ha perdido la idea inicial, que era hacer versiones piratas, sacarlas solo en cinta o que se pudiesen sacar de forma más casual y sin promoción, pero a la compañía le hizo tanta gracia que lo quiso editar en vinilo, hacer un vídeo, etc; lo cual me parece bien, me hizo ilusión porque hacía tiempo que no editaba nada, pero la idea era ir sacando versiones de forma muy oculta, que la gente que sigue asiduamente lo que hago se la encontrase como una especie de juego o agradecimiento. Creo que en el futuro será así.
¿Cuál es la función creativa de esta serie?
Aprender.Por ejemplo, estudiar las armonías de Miguel Matamoros, que son de un nivel tan grande, y adaptar eso a mis limitaciones con los arreglos que yo quería hacer. Con eso aprendes un montón. Y además me sirve a mí para practicar producciones en casa, seguir la línea de baja fidelidad.
En la primera entrega aparecen Julieta Venegas y Adrián de Alfonso (Veracruz, Béstia Férida). ¿Seguirás optando por ese tipo de cosas?
Quiero que siempre haya dos colaboraciones por EP, porque también se aprende mucho, ya que yo tengo un timbre de voz muy difícil de armonizar con otros.
¿Habrá temas de "Piratas de Sudamérica" en los conciertos?
Aprendimos a tocar en directo "Cuerpos sin alma", pero se me hacía raro porque los arreglos son muy diferentes. Quizá cuando tengamos dos o tres EP’s hagamos algún concierto tocando sólo esas canciones, en un formato diferente incluso, menos electrónico. Incorporarlo en el set nuevo lo hemos intentado, ¿eh?, pero no acaba de encajar. Además nos programan siempre a horas criminales, como a la 1 de la mañana.
Canción del día: "Terrible Love" (The National)
Frase del día: "El silencio es un ritmo también" (Ari Up)