3 pelis europeas
Algo parecido a la felicidad (Bohdan Slama). Producción checa que, para muchos de los críticos que la vieron, retoma el estilo de los nuevos cines del Este de los 60. Desconozco eso, y a mí quizás la sensación más cercana es la que me produjo "No amarás" de Kieslowski. Ésta no es tan buena, claro, pero mantiene esa mezcla entre la sordidez y lo depresivo de las situaciones que retrata y cómo poco a poco van penetrando en ti la historia y los personajes. Acercamiento a una especie de nueva familia sobrevenida por las circunstancias, retrato de la supervivencia material y emocional y, finalmente, un amor que se presiente imposible. Humanismo desde los escombros y, finalmente, se te va quedando pegada y no te deja.
Las partículas elementales (Oskar Roehler). Ha tenido que ser un alemán -inédito en nuestro país pero ya con varias películas estrenadas en el suyo y que entroncan, al parecer, muy directamente con este universo- el que haya llevado al cine la novela de Michel Houellebecq. Dicen que el escritor francés no ha hablando bien de la peli porque supuestamente edulcora la historia. No lo sé (yo no he leído el libro), pero, como documento cinematográfico, su retrato tragicómico -a veces grotesco- de los traumas existenciales y sexuales causados por la generación hippy consigue llegar. Quizás menos nihilista en última instancia de lo que podría haber imaginado, viene a ser como si Ben Stiller hubiese metido una pastilla en lo que bebe Michael Haneke y le hubiese reescrito un guión sin que él se entere. O algo así.
Salvador (Manuel Huerga). Me recordó mucho a otra peli alemana que vi este año, "Los últimos días de Sophie Scholl". Como ésta, entronca directamente con esas películas sobre vidas de mártires que dan siempre en Semana Santa. Aunque ideológicamente puedan ser ambas plausibles, narrativamente me parecen pornografía pura: retratos sin aristas con una función clara (en el caso de "Salvador", concienciar a los jóvenes sobre lo que fue el franquismo y revisar el caso) pero cargados de truculencia al recrearse en el sufrimiento y la injusticia hasta la extenuación para buscar charcos de lágrima fácil. Curiosamente, muchos de los que han alzado la voz contra el presunto maniqueísmo de Loach no lo han hecho contra esta película mucho más maniquea, por cierto, ya que lo único con un pequeño toque de contradicción es el personaje de Leonardo Sbaraglia pero que se puede considerar como un 'converso' que ve la luz tras el contacto con Puig Antich. Quizás la mayor cercanía con la historia ha hecho que muchos críticos olviden su objetividad en este caso. Por otro lado, la estética del film te da la sensación de estar asistiendo a un anuncio de dos horas y no a una película histórica. Según el caso, la estética publicitaria en el cine me puede llegar a gustar, pero creo que naufraga en una peli de este tipo. Entretenida en su primera mitad, mientras en varios flashbacks, el protagonista le cuenta a su abogado cómo ha ido llegando a eso, y un irritante bodrio en toda su hora final, con la ya comentada recreación sentimentalista en una muerte que se sabe inevitable.
Canción del día: "No Complaints" (Beck)
Frase del día: "EE UU no es un país en madurez, es ahora mismo un adolescente al borde del suicidio" (Kyp Malone, de TV On The Radio)
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