miércoles, abril 26, 2006

Periodismo necrófilo

Hace unos días, en un zapping sobrevenido, me encontré a Lolita protestando en una de estas recogidas de opinión televisivas de 'aquí te pillo aquí te mato'. Decía indignada que, hacía poco, un reportero o reportera le había pedido que opinara sobre Rocío Jurado 'como si estuviera muerta' y que a dónde íbamos a parar con la TV hoy en día y tal, que era una falta de respeto y todo eso. Ayer, en el diario ADN, una columnista opinaba sobre el mismo tema y venía a decir que lo que Lolita no sabe cuando despotrica contra la reportera es cómo es el ritmo vertiginoso de la tele y que a veces hay que hacer esas cosas y que la reportera era una mandada y no tiene la culpa.

Ambas partes tienen su razón. Lo verdaderamente condenable es la obsesión por la muerte en los medios de comunicación de masas y la certeza de que éstos cada vez ponen menos límites a la hora de cumplir sus objetivos. Lolita dijo que no, pero:cuántos otros famosos, con tal de chupar más minutos de cámara, habrán dicho que sí al ofrecimiento. Qué programa saldrá de ahí y qué impresión pueden haber dado los numerosos opinantes, con musiquita llorosa de piano al fondo, en los numerosos programas dedicados a la memoria de Rocío Durcal para mayor glorificación de las arcas de las diferentes cadenas de televisión.

Hace unos años, cuando escribía para Diario 16, tuve que hacer una página post-mortem (hice mogollón de ellas, creo recordar que es LO QUE MÁS HICE), me parece que sobre Juan Antonio Bardem. El proceso es: se muere alguien que en su momento fue importante, al morirse recobra su importancia porque de vivo ya nadie le hacía caso, te enteras por agencias de que la ha palmado, la redacción se revoluciona y la gente que estaba a otra cosa tiene que dejar esa otra cosa y ponerse con este tema, se pone a varios redactores a tiempo completo a llamar a gente relacionada con el fenecido para recabar 'reacciones' y se llama a un colaborador, especialista en el tema, para que escriba un perfil sobre el sujeto en cuestión. Pues bien, aún recuerdo cuando descolgué el teléfono para, tras la muerte de Bardem, recabar la reacción de Luis García Berlanga. "Estoy harto de ese periodismo necrófilo que hacéis", contestó él. Yo no pude más que decirle: "Tiene usted toda la razón, a mí tampoco me gusta". Pero tuve que hacerlo. Contar con la opinión de Berlanga era algo necesario para que aquella página tuviese algo de peso.

La gran pesadilla en Diario 16 (pesadilla explícita: había redactores y jefes de sección que soñaban con ello) era que se muriera Juan Pablo II y pillase a la redacción en bragas, un domingo -que hay menos gente- o lo que fuese. No hay noticia más importante que la muerte de alguien. El gran despliegue mediático en torno al fallecimiento del Pontífice el año pasado es un gran ejemplo. Y, en mi campo, recuerdo que se le daba también mucho más espacio, digamos, a la muerte de Joe Strummer que, por ejemplo, a las entrevistas que concedió con su último disco, aún en vida pero supuestamente acabado y sin interés para nadie.

El tema Jurado-Lolita puede parecer absurdo o inmoral pero tiene su lógica. Creo que de todos es conocido que, por ejemplo, los periódicos dejan necrológicas hechas en adelanto (lo del Papa, sin ir más lejos: hay leyendas urbanas que hablan de especiales preparados por los grandes diarios con mucha antelación y actualizadas cada cierto tiempo) y es normal que en la tele suceda lo mismo. "Háblame de alguien como si estuviera muerto" se ha convertido en una de las grandes perversiones (o ficciones informativas) de los medios actuales.

Inciso al margen: no sé si todavía existe aquel programa de Canal + en el que se entrevistaba a personajes notorios antes de morir y luego se emitía la entrevista después de que el sujeto hubiese palmado. La sublimación del periodismo necrófilo -con el consentimiento del personaje incluído- llevado a su máxima expresión, trascendencia y genialidad.

Canción del día: "For New Starts" (Centro-Matic)

Famosos avistados: La China Patino (Sol), Paz Gómez (Fuencarral)

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

yo solo se que al final van a conseguir que desee que se muera de una vez pa no tener que verlo a todas horas en la tele... y no quisiera

12:59 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hmm, la tele! Otro día tienes que hablar de los clichés del periodismo televisivo. Pero eso para después de la entrevista que te voy a hacer en la que me vas a hablar del rock gótico en una caverna de una tienda de ropa...

5:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Y qué decir de las horas de curro (y libras esterlinas) que proporcionó la muerte de Frank Sinatra a quienes chollaban en cierto almacen de las afueras de Londres el 14 de mayo de 1998... The Voice, the Picking!

11:17 p. m.  

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