Entrevista Jello Biafra (II)
-¿Ve relaciones significativas entre el spoken word y la cultura punk?
Creo que, en mi caso, la actitud punk funciona muy bien con el spoken word en lugar de hablar en términos secos y muy académicos sobre lo que está sucediendo. Yo intento hacerlo entretenido. No sé lo que haré en Sevilla porque quieren que les pase un texto con lo que voy a decir para traducirlo, pero yo no sé si podré porque lo que estoy haciendo en los últimos 5 años, concretamente desde el 11 de septiembre, es escribir notas sobre algunos temas de los que me apetece hablar pero sin planear demasiado. Quizás retome algunas piezas antiguas, se las envíe a la gente del festival y me lo tome más como una lectura para que así la gente pueda entender mejor lo que digo. Me gustaría hacerte una pregunta, ¿sabes cuánto inglés puede saber la gente que va a ir al festival? No he tenido muchos problemas con las barreras del lenguaje actuando en Escandinavia o Alemania, pero sí en Italia. No estoy diciendo que esos países sean peores porque entienden menos inglés, quizá sea mi culpa, porque no me apliqué mucho en la escuela cuando estudiaba español.
-Cuando actúa generalmente ante un público no angloparlante, ¿suele cambiar la manera de actuar?
Incluso si estoy en, pongamos, Alemania, intento hacer el lenguaje más simple. También hago muchos comentarios adicionales en plan “en los programas de televisión estadounidenses se hace tal cosa”. Cuando voy a Europa, Canadá o Australia suelo preguntar a alguien “¿qué sabe la gente de este país de tal cosa?”. Si me dicen que no, intento buscar otra forma de decir lo que quiero decir.
-¿Qué le permite el spoken word que no le permita la música?
Diría que infecta el cerebro de la gente a un nivel mucho más profundo, les inyecta más gérmenes para contagiar una enfermedad positiva. No se pueden meter tantas palabras en una canción, por muy larga que sea. Cuando la gente viene a mis actuaciones de spoken word escucha más, intenta pensar sobre lo que digo en lugar de disfrutar de la música, bailar pogo o lo que sea. Aunque en mi música las letras sean muy importantes también, pero es una diferente forma de interpretar. Nunca intentaría que mi música fuese jazz tranquilo o techno, siempre quiero que sea un rock heavy, cañero, y eso significa que no todo el mundo va a entender todas las letras. Hasta ahora me ha sorprendido, no obstante, que en los últimos conciertos que hemos hecho con The Melvins, con quien acabamos de sacar un disco conjunto, hubiese tanta gente que se supiese las canciones, muchas más de las que nunca había visto en los conciertos de Dead Kennedys, y más sorprendente si se tiene en cuenta que la gira empezó cuando el álbum no llevaba ni un mes en la calle.
-¿Sólo concibe el spoken word si tiene un contenido social o político o cree que puede ser visto también como una forma de poesía?
Creo que el término incluso fue inventado por mi amigo Harvey Kubernik, y lo que significaba para él y para mí es que las palabras son la forma de arte dentro de una interpretación. Puede ser poesía, comedia, teatro, performance, comentario social, periodismo o una mezcla de todo. No sé si mis últimas piezas se pueden calificar como poesía o no, muchas son muy largas y con muchos chistes. He hecho algunas interpretaciones incluso en forma de stand-up comedy. Hay quien utiliza música, se retuerce por el suelo, grita. Mi novia, que actúa con el nombre de Lady Monster, hace una poesía muy explícita y sexual, y ahora está empezando a mezclarla con baile. También está Karen Finley, para quien el aspecto visual es muy importante en lo que hace.
-¿Qué me puede contar de la situación actual del spoken word en EE UU?
Creo que es mucho más serio ahora y más conocido. Hay gente que se ha vuelto muy famosa aunque lo que haga no lo califiquen de spoken word, como Spalding Gray, el autor de ‘Swimming To Cambodia’, que es más bien un narrador de historias. Uno de los mejores que he visto en mi vida aunque ni siquiera se considerase a sí misma en absoluto una artista es Judy Bary. Fue una activista ambiental muy militante, muy en-tu-cara, una portavoz pública muy potente, con formas de protesta muy teatrales y efectivas. Desgraciadamente, ella murió de cáncer de mama. No se consideraba una artista de spoken word, sino una activista, pero lo convirtió en una forma de arte tan elevada que se merece toda mi admiración. Y no debemos olvidar a Michael Moore: cada vez que habla en público yo digo “sí”. El hip hop también se aproxima mucho a eso, porque las letras son muy importantes y sobre todo en la forma de interpretar de algunos artistas, que no utilizan base musical por detrás. Michael Franti de Disposable Heroes Of Hipocrisy y Spearhead fue uno de los primeros que rompieron esas barreras con. A veces lo hacía solo, simplemente con su micrófono. El hip hop es especialmente lúcido por su uso de la rima y su impacto entre gente a la que no necesariamente le gustaba tener que ir a la escuela o leer libros, y eso les puede haber inspirado para más. Otra forma es el slam, aunque yo nunca he estado implicado en eso porque es muy rápido, muy corto y encima se supone que tienes que competir contra otro poeta por un premio como si fuera un evento deportivo, y yo nunca pienso que la poesía deba ser como un deporte organizado, que implica mucha mierda y mentalidad competitiva. No veo a otros poetas o artistas de spoken word como mis rivales, sino como parte de una comunidad. Al mismo tiempo, una cosa buena del slam es que ha inspirado a mucha gente a hacerse poetas o interpretar poesía en público por primera vez.
-¿Qué tipo de público acude a estos recitales?
Hay diferente gente para diferentes eventos. Michael Moore siempre arrastrará a mucha más gente de lo que yo pueda conseguir, o Henry Rollins. Mucha de la gente que sigue a Rollins también me sigue a mí, porque somos como el ying y el yang de lo que está pasando. Henry habla principalmente sobre lo personal y yo sobre lo político. Todo depende. Para mí los comediantes son artistas de spoken word, y Chris Rock es uno de los mejores. Incluso gente que acude al Congreso a ver cómo George Bush se muestra como un idiota y lo en serio o no que la gente se tome determinadas ideas según cómo las interprete en televisión. Aunque realmente no calificaría a George de artista, al menos que también consideres así a Mickey Mouse. Desafortunadamente, en América Ronald Reagan se veía a sí mismo como un actor interpretando a un presidente, pero Bush está tan tarado que realmente se cree el presidente. La verdadera maldad de Reagan y Schwarzenneger es que aprovecharon su papel de ídolos para despojar a la gente de su dinero y sus derechos para que así los ricos tuvieran más dinero y más poder.
Canción del día: "The Youngest Was The Most Loved" (Morrissey)
Frase del día: "En estos días se ha recordado con gran oportunidad el frustrado golpe del 23 de febrero de 1981, cuando algunas personas, sin duda llenas de buena voluntad, con un gobierno dimitido, intentaron dar un golpe militar de Estado" (Manuel Fraga, en la convención del PP)
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