viernes, marzo 03, 2006

Entrevista Jello Biafra (I)

Jello Biafra fue el líder de los míticos y seminales Dead Kennedys, el segundo grupo estadounidense de punk (el primero, por supuesto, fueron los Ramones), y que encauzó el movimiento hacia un activismo político del que luego germinaría el hardcore-punk de Minor Threat y compañía. Biafra se presentó a la alcaldía de San Francisco en 1979 (quedó el cuarto), ha creado el sello Alternative Tentacles, donde ha editado incluso algún disco de Noam Chomsky y, en su larga carrera musical y política, tiene bastantes trabajos del género conocido como spoken word. Este finde actúa en Sevilla dentro del Festival Palabra y Música y, con motivo de ello, lo entrevisté para un reportaje sobre spoken word que ha sido publicado hoy en Metrópoli. En dos entregas, os voy a pasar la transcripción completa de la conversación. Añadir simplemente que su contestador automático (con el que topé varias veces) es un spoken word sobre el cambio climático y el huracán Katrina.

Jello dice: ¿Estás grabando? ¿Puedes rebobinar y asegurarte de que se está grabando bien? He tenido resultados desastrosos con cosas así antes.

-¿Cuándo y cómo entró en contacto con el spoken word y qué fue lo que más le gustó de ello?

Empecé recibiendo llamadas telefónicas de un hombre de Los Angeles llamado Harvey Kubernik. Él era un viejo hombre del rock and roll interesado en la poesía y el spoken word, convenció a Henry Rollins de empezar a hacerlo, y también a Dave Alvin y a Jeffrey Lee Pierce de Gun Club. Generalmente se trataba de que un músico leyese su obra junto a un poeta que de otro modo no tendría exposición ante un público mayor o musical. Finalmente acepté hacerlo, había algunas letras que no había terminado y con las que podía hacer cualquier cosa. Escribí bastantes cosas nuevas y a la gente le encantó. Lo que más le gustó fue mi fuerte sentido del humor y alguna información política desconocida y enterrada. Una de las primeras, por ejemplo era “Why I’m Glad The Space Shuttle Blew Up”, que me hizo recibir mucha atención. Hablaba de un vuelo espacial que era parcialmente militar como parte de la fantasía de la guerra de las galaxias de Ronald Reagan. Ese transbordador contenía 46 libras de plutonio. Si hubiese estallado en lugar del Challenger todos estaríamos muertos ahora, ya que 46 libras de plutonio bastarían para matar a cualquier ser vivo sobre la tierra lentamente mientras el polvo se esparce por la atmósfera y el agua. Consideré que más gente debería saber eso.


-Eso sucedió hace unos veinte años. Después de tanto tiempo practicando spoken word, ¿cómo evaluaría el impacto social y artístico conseguido con ello por usted?

Las performance de spoken word empezaron a cambiar ya durante el primer año. El álbum “Frankenchrist” de Dead Kennedys (1985) era todavía un lanzamiento reciente y la policía de Los Angeles me acababa de arrestar. Me convertí en la primera persona en EE UU que era llevada a un juzgado por un álbum de música, creo que principalmente porque pensaban que no tenía mucho dinero y que no lucharía. Había en aquel momento una fuerte campaña contra la música promovida por gente como Al Gore, su esposa Tipper y uno de los principales socios del Secretario de Estado de George Bush III, Susan Baker. Rebatí mis cargos muy públicamente y eso implicó que tuviese mayor atención mediática por parte de los grandes medios de comunicación de la que jamás había tenido antes. Antes la gente me tildaba de loco, pero desde el momento en que en Washington empezaron a querer meterme en la cárcel vieron que lo que yo decía era cierto. En programas como el de Oprah Winfrey se descubrió la conexión entre el Parent’s Music Resource Centre –asociación pro censura en la música a la que pertenecía Tipper Gore- y grupos fundamentalistas-extremistas cristianos. Entonces la Universidad comenzó a llamarme…

(se corta la conversación)

(se recupera. Yo: “puede que tengas el teléfono pinchado”. Jello: “Alguien en España puede pensar que parte de la alianza entre ETA y Al Qaeda podría estar viéndonos… uuuuuh”)

Pues eso, que en la Universidad empezaron a llamarme por considerarme un experto en censura pero, en lugar de impartir conferencias, yo hacía performances de spoken word y hablaba mucho de los ataques a la música, la cultura y la libertad de expresión. Cuando George Bush provocó la Primera Guerra del Golfo mucha gente se calló, poca se opuso, y yo alcé mucho la voz en contra de ella. También me di cuenta, más que antes, de lo importante que era censurar las noticias por parte de las cadenas informativas. Las corporaciones que poseen los grandes medios estadounidenses, ya no sólo la televisión, sino también la radio o revistas, encontraron una gran forma de censura que consiste en no contar al público lo que está sucediendo realmente. No era la forma de censurar que habrían utilizado en la Unión Soviética, no era una forma directa de decir a la gente lo que tenía que pensar pero sí hacer ver que muchas cosas no existían si no aparecían en las noticias masivas. Yo todavía hablaba sobre la censura, pero luego empecé a hablar sobre un colega drogota, sobre cómo la familia Bush estaba conectada con varias generaciones de narcotraficantes, conexiones con Oliver North y la epidemia de crack y cocaína en Norteamérica, cosas así. Todo eso fue una forma de evolucionar hacia lo que hago ahora, que es algo entre el punk rock y Noam Chomsky, aunque no me considero, ni de lejos, tan inteligente como él.

Canción del día (y del mes, y...): "Cheated Hearts" (The Yeah Yeah Yeahs)

Frase del día: "Me considero un ángel-vampiro que te da placer y te chupa todo lo que puede" (Luis Miguélez)