domingo, enero 22, 2006

Duplicidades

Del blog de Bruno Galindo: http://www.brunogalindo.com/blog/Message3.asp?paginas=1&messageid=86&pagina=1

Me encuentro con David Saavedra. Le pregunto cómo le va con las clases de guitarra. Y resulta que él no da clases de guitarra: es otro David Saavedra. No llego a preguntarle si al menos sabe tocar ese instrumento; nos entretiene la idea de que hay alguien –al menos una persona- que se llama como él. El asunto está obligando a David 1 a desmentirlo todo, y es más que posible que David 2 deba estar explicando que él no es el autor de esos textos que aparecen en la prensa. De acuerdo a ciertas etnias del África Occidental, todos tenemos un igual en algún lugar del mundo. A ese -que en Nigeria, Benin o Togo se le llama dja- nunca podremos verlo, puesto que siempre esquivará nuestra presencia. Podemos estar espalda contra espalda con nuestro dja, pero la intuición que le da su condición sobrenatural siempre le hará desaparecer en el momento en que pueda entrar en nuestro campo visual. Entonces llega el momento de preguntarse si el dja desaparece conscientemente –acaso porque sabe que si se deja ver nos convertirá en estatua de sal, o en algo peor- o simplemente porque una fuerza que ni él entiende le impele a cambiar su ubicación en ese mismo instante. Es, quizás, un asunto de polaridades: a lo mejor uno y otro se repelen inconscientemente como dos personas que ya no quieren encontrarse nunca más. También cabe otra posibilidad: a lo mejor el dja es uno. Algo así debió pensar Henry James cuando escribió Otra vuelta de tuerca, libro que indudablemente leyó Amenabar antes de escribir Los otros (y del que nadie le debe haber preguntado: ¿a quién se le ocurre preguntar por un libro escrito hace 150 años?). El tema me hace pensar en otra clase de duplicidades. En cierta época yo tuve un doble. Sé hasta su nombre: un tal Javier Tallada. No le he visto en mi vida, pero sé que me parezco (o me parecí) mucho a ese tipo, pues era confundido habitualmente. Pero en algún momento debí cambiar físicamente –o él, o ambos- y tal vez a partir de ese momento dejaron de confundirme(¿nos?). Yo interpreto que queda, pues, abierta la posibilidad de que nos encontremos. Javier Tallada, ¿estás ahí? ¡Materialízate! Dejemos atrás las diferencias –es decir: las similitudes- y, tras chocar los vasos amistosamente, contémonos las victorias y los fracasos. Me tranquilizaría que Javier Tallada siguiera por ahí, aunque no podría reprocharle que se hubiera ido a vivir a Venezuela o se hubiera recluido en un monasterio. Es razonable que de todo haya dos posibilidades: la noche y el día, el cielo y la tierra, el calor y el frío, el error y el acierto. No son pocas las civilizaciones que creen que dos es mejor. Los ewe –otra etnia de la región africana que he mencionado- dan un trato semidivino a los gemelos: significan la abundancia y la suerte (al contrario que los basar, que piensan que es una maldición y están obligados a sacrificar al más débil). También los yoruba veneran a los gemelos, y celebran sus nacimientos –que consideran como la reencarnación de la primera pareja humana- tallando dos figuras representativas (que llaman ibedje), de tal modo que si uno de ellos muere, su imagen le permitirá tener una presencia entre los vivos. Como gemelos de distintas madres, ¿somos dos? ¿O más? ¿Cuántos? ¿Anda nuestro otro, de acuerdo a quién sabe qué arreglos kármicos, poniendo en orden nuestros desaguisados? ¿O va cambiando de lugar las piedrecitas que dejamos para recordar el camino de vuelta?

Canción del día: "Siamese Twins" (The Cure)

Frase del día: "Afeitarse es un poquito homosexual" (Aphex Twin)