"The Visitor", de Tom McCarthy. La cuestión humana.
Continúo el repaso a algunas de las pelis más importantes a cuyo pase he podido asistir últimamente (¡mis matinales cinéfagas están que echan chispas!) con una de las que más me han impactado y de las que creo que pasarán más desapercibidas. Por fortuna, creo que la nominación al Oscar al mejor actor para Richard Jenkins (que no lo va a ganar ni de coña, aunque es quien más lo merecía) ayudará a que la peli se estrene y tenga cierta vida en los cines. Algo que, me temo, de otro modo no sucedería nunca.
"The Visitor" es poco espectacular. Teóricamente poco llamativa. Es una modesta producción independiente y, atención, la segunda peli como director de Tom McCarthy, que en 2003 entregó otra de las grandes joyas ocultas de esta década: "The Station Agent" (aquí estrenada con el risible título de "Vías cruzadas", en fin): la historia de un enano que trabaja en la estación de ferrocarril de un lugar de mala muerte en la Norteamérica profunda. McCarthy, por cierto, es más conocido como actor: sale en la serie "The Wire" y en pelis como "Syriana", "Buenas noches y buena suerte" o "Michael Clayton" (sí, intuyo que debe ser amigo de George Clooney).
Al igual que en su anterior film, "The Visitor" también habla de minorías y de dignidad, pero desde un punto de vista bastante diferente. Jenkins encarna a un gris profesor de Económicas en Connecticut, de aspecto similar al de Mariano Rajoy sin barba ni pelo, cuyo personaje se va mostrando sutilmente, con gestos y actos, poco a poco. La historia da un quiebro cuando es destinado a ofrecer una conferencia en Nueva York y, en un apartamento que tiene allí, descubre a dos intrusos: una pareja formada por un sirio y una senegalesa. Y otro quiebro fundamental cuando aparece la madre de él, interpretada por esa soberbia actriz que es Hiam Abbass (la mujer palestina de "Los limoneros"). Todos los personajes, en realidad, están tremendamente bien perfilados, de cada mirada, de cada pequeño momento, se destila su evolución emocional se intuyen sus sentimientos, su fragilidad, sus miedos, sus sueños, su dignidad... Cada plano, en realidad, está cargado de verdad y emoción.
No quiero decir mucho más. Por cada cosa que se desvele sobre la trama, uno puede llevarse falsas impresiones: pensar que se trata de una película previsible en la que la relación entre los personajes se puede ver como una torpe analogía sobre las relaciones entre EE UU y los países árabes, o que se trate de una peli didactista y buenrrollista que refleja lo que ha cambiado la política de inmigración y la vida en Nueva York tras el 11s. Ya algunas críticas (Village Voice) la acusan precisamente de ser "naive liberal" por la forma de tratar esos aspectos. Coincido más con otras como la del "New York Times", que dice que, aunque se va sabiendo a ciencia cierta por dónde va a ir la historia, aún así te sorprenden los caminos que va tomando.
Sólo puedo añadir que, si sólo piensas ver una película este año, que sea ésta. En principio se estrena el 13 de marzo.
Canción del día: "Method Of Modern Love" (Saint Etienne)
Frase del día: "En España vivimos en el comunismo, sólo que en lugar de Lenin es el señor de El Corte Inglés" (Nacho Canut)
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