jueves, julio 10, 2008

"Declaradme culpable", de Sydney Lumet. El que ríe no condena a muerte.

"Antes que el diablo sepa que has muerto" nos ha redescubierto a muchos el gran talento de Sydney Lumet, pero me parece que no es una genialidad aislada entre una filmografía que, en los últimos años, había pasado bastante desapercibida. Sin ir más lejos, su título anterior pasó muy de tapadillo por nuestras pantallas, apenas tuvo repercusión. Gracias a ese gran ciclo de los veranos de la Filmoteca, "Si aún no la ha visto (o la quiere volver a ver)", ayer pude recuperar la sorprendente, casi diría que magistral, "Declaradme culpable".

Ojo al contenido, que da yuyu. Se trata de una comedia judicial en torno a un suceso real, el juicio más largo de la historia de EE UU (prácticamente duró dos años), donde se acusaba a un total de 20 personas relacionadas con la mafia neoyorquina de 76 delitos diferentes. De entre ellos, el protagonista es Jackie DiNoscio, una especie de "buen ladrón" con un amplio sentido de la lealtad y, sobre todo, un sentido del humor desconchante. Lo interpreta un desconocidísimo Vin Diesel, que hasta se hace entrañable y todo.

"Declaradme culpable" se sitúa como un título fresco y mayor dentro del género judicial. Las dos horas y pico filmadas predominantemente en una sala de juzgados nunca aburren gracias a la pericia fílmica de Lumet y a un guión para el que se dice que se tomaron al pie de la letra transcripciones oficiales del proceso real: si eso es así, queda clarísimo que la realidad supera en mucho a la ficción.

Pero la clave de todo, -además de un buen elenco de secundarios entre los que destaca Ron Silver, el enano de "Vías cruzadas"- es el papel central de Jackie en la historia. Harto de las trampas que le han tendido durante su vida, decide que no quiere abogados, que él se va a defender a sí mismo. A partir de ahí, él se convierte en el centro de la atención en algo a medio camino entre un proceso judicial y una sesión de stand-up comedy. Al tiempo, tanto el fiscal como los acusados como los otros abogados defensores pierden los estribos ante el siempre anárquico e imprevisible comportamiento del personaje, todo un elemento subversivo que potencialmente podría dinamitar el proceso.

El otro factor importante es lo inteligentemente que se sitúa al espectador: al nivel del jurado. La película en sí no intenta manipular -aparentemente- nuestras convicciones, simplemente nos muestra a los personajes, nos cuentan sus testimonios y nos deja que nosotros juzguemos, si nos apetece, libremente.

Canción del día: "Summer Of Love" (The B-52's)
http://www.youtube.com/watch?v=X5bNYlLbxkA

Frase del día: "¿Por qué no te callas?" (un borracho a un perro en conversación escuchada desde mi ventana)

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me has sorprendido con esta rareza, la verdad. Yo la descubrí casualmente, en un viaje de autobús... ¡figúrate!

Ya me imagino al tipo del Alsa comprando una de Vin Diesel para hacer más llevadero el viaje Madrid-A Coruña a base de un consabido programa doble junto con "Hora Punta 2".

La verdad es que la peli me alegró bastante el viaje... y tu reseña me ha dado ganas de revisarla.

4:50 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Antes que el diablo sepa que has muerto contiene alguna de las escenas más memorables del cine reciente. Esa escena final es brutal, (atención, no lean esto) cómo da muerte a su hijo es espantoso.

De Sidney Lumet he de reconocer que no he visto mucho, pero lo poco que así ha sido, me ha encantado. Asesinato en el Orient express es un título imprescindible del género detectivesco y Tarde de perros vuelve a asomar el Pacino que todos siempre admiramos. Revisaré esta "Declaradme culpable".

3:51 p. m.  

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