Entrevista a David Carabén (Mishima)
¿Estáis de acuerdo, como dice el título de la canción de Georges Brassens que versionáis, en que no existe el amor feliz?
Estoy de acuerdo con plantear la idea, con lo que propone: el hecho de poner en duda el sueño de todo el mundo. A mí me gusta que con el amor feliz se juntan los dos ideales cotidianos, encontrar el amor y encontrar la felicidad, que es un poco como de libro de autoayuda. Y, claro, si encuentras el amor ya has cumplido una gran parte de tu sueño, pero ese amor puede pasar por varias etapas. El amor feliz es una sobrecarga de azúcar tan bestia que me gusta la idea de plantearse si realmente es esto lo que estamos buscando. Puede existir pero dura poco.
Es como en las películas con final feliz, ¿no? Te vas al fundido en negro pero no sabes lo que va a suceder después, si realmente van a seguir siendo felices para siempre…
Exactamente. Incluso en la canción de Brassens hay un momento en que se desmiente que no exista. Como con todas las categorías ideales, en un momento crees en ello y funcionas con la posibilidad de que exista, por eso lo buscas. Luego si se cumple, lo típico, que igual te agobias.
La canción de Brassens la tocasteis en un concierto en el Palau de la Música y eso fue el desencadenante del disco, ¿no?
Un poco sí, porque, de hecho, estábamos muy felices con la gira de "Ordre i aventura", nos lo estábamos pasando muy bien, y como pretexto para alargarla pensamos en sacar un miniálbum como “A Short Album About Love”, de The Divine Comedy, y entonces yo en ese momento precisamente estaba obsesionado con la idea de los orígenes del amor romántico. Había leído un ensayo de Joan Fuster que contaba que nace en el siglo XII en Occitania, la idea de que la canción de amor estuviera tan cerca de nosotros y tuviera un origen histórico me interesó mucho. Además de eso volví a escuchar a Brassens, que en mi familia se ha escuchado mucho. ¿Has escuchado la versión de Françoise Hardy? ¡Es una maravilla, una pasada! Incluso resulta ridículo versionar esta canción porque la suya es tan definitiva que es casi absurdo volver a afrontarla. Como práctica yo tiendo a traducir canciones de fuera para aprender a versificar mejor, ver cómo otros autores han afrontado temas y me va bien como ejercicio. Ese fue el origen de ese EP posible que hubiéramos sacado que al final se convirtió en el tronco del álbum.
El firector de cine Jason Reitman dice que el amor romántico desde la cultura occidental es muy perverso, como se ve en la tragedia de Romeo y Julieta, la canción de Police "Every Breath You Take", que se la siguen dedicando las parejas cuando en realidad trata de un acosador…
Fíjate que "Tristán e Isolda", que es el primer precedente, empieza con la frase “Si queréis escuchar una historia de amor y de muerte”. Está absolutamente relacionado el amor romántico con la muerte. Detrás de cada disco de Mishima hay algún libro que me ha impresionado, en el que he estado obsesionado algún tiempo o del que me ha salido algún verso o alguna idea, y en este caso es “El amor en occidente”, de un tío que se llama Denis de Rougemont. Creo que Joan Fuster, cuando habla del origen del amor romántico y de la poesía trovadoresca, parte de este libro, que relaciona el origen del amor romántico con la herejía cátara. Digamos que la iglesia defiende que el amor es posible en la tierra, podemos ser felices a través del matrimonio y el catarismo es hereje porque identifica al fiel con uno, es un misticismo que resulta excesivo para la Iglesia. Rougemont defiende que Tristán e Isolda tienen una sed de muerte y la ocultan bajo una reivindicación del amor, porque cuando finalmente están juntos, los encuentra el rey Marcos con una espada entre el uno y el otro, como si ni siquiera se hubiesen tocado. En realidad están enamorados del amor. Por eso el amor romántico es una confesión velada del deseo de muerte. Hay una tensión entre el amor legal o institucional, el posible, y el que no es posible en la tierra, pero por qué esa herejía ha durado tanto y, sobre todo, ha encontrado la forma en tantos productos culturales: todas las películas hablan de ese amor. El tema me gusta, me interesa, y sobre todo tratarlo de esta manera. La canción popular es básicamente eso. La poesía trovadoresca parte de ahí: dejar de cantarle al señor y sustituirlo por la amada. ¿Por qué las canciones hablan de amor? Y ahí ya tenemos a Nick Hornby, que dice que no otorgamos a nadie más la autoridad para hablarnos de amor, que nos aconseje, ni a un amigo, ni a un padre… Las canciones están por ahí circulando y nos dan ejemplos de cómo afrontar tu deseo sexual, de cómo tratar a una mujer, de cómo hablar de tus sentimientos, y es esa la función que cumplen.
¿Hasta qué punto nuestra forma de vivir el amor, de sentirlo, de verbalizarlo, está condicionado por las canciones que hemos escuchado?
Claro, absolutamente. Son nuestras guías de forma clarísima, pero no sólo a la hora de figurarte en qué consiste amar, sino a la hora de relacionarte con tu sexualidad, con tu pavor ante el animal que llevas dentro y ante la mujer. ¿Cuántas veces ha sucedido que estás hablando con una mujer y de repente utilizas una frase que has oído en una peli? Con tus amigos, una de cada cuarenta horas hablas de tus sentimientos, en cambio las canciones afrontan directamente el tema, eso que nos parece tan importante pero a lo que sólo otorgamos autoridad a algo que nos sobrevuela y que no se encarna casi nunca.
¿Es esa la razón de que haya tanta metacanción dentro del disco?
Sí, yo creo que sí. Porque en la pregunta ésta del amor romántico está en realidad la pregunta de de qué van las canciones, de dónde salen y por qué nos gustan tanto esas canciones populares que no sabemos de qué van. "Els vespres vedts" es una canción que tiene dentro dos o tres imágenes cojonudas que no acabas de entender. ¿Por qué llevamos 200 ó 300 años cantándola en el patio de los colegios y no la entendemos? Es como la de “Matarile rile, “¿dónde están las llaves?, en el fondo del mar”, no sabes qué coño quiere decir, pero dices “qué poderoso, qué bonito es eso”. Nosotros tenemos es que es “Joan Petit quan balla”. Desmenuzamos casi todas las partes del cuerpo, y buscando los orígenes de la canción descubrí que trataba del descuartizamiento de un condenado. Los niños la aprenden para aprender las partes del cuerpo, y la cantan en los parvularios. Me interesa eso, hacer canciones que tengan imágenes poderosas, que capturen el misterio, no que lo resuelvan. Yo creo que la función de la canción es esa, que te permitan relacionarte con el misterio de una forma más tranquila, más equitativa, más justa.
¿Cuáles son vuestros compositores favoritos de canciones de amor?
Yo creo que el amor no es un tema, es un universo como el hombre. En la canción está tan atada una cosa a la otra, así que si me gusta un compositor me gustará normalmente cómo escribe sobre el amor del mismo modo que sobre cualquier cosa. Me gustan mucho Leonard Cohen, Bob Dylan, Nick Cave, Tom Waits, John Lennon, Harry Nilsson…
En el disco, además de Eros está Dionisos. Hay tres canciones más terrenales, como de desmitificación de la vida crápula. ¿Queríais introducir ese contraste, que no fuese todo demasiado elevado?
Sí, clarísimamente. De hecho, creo que es la única operación a consciencia. Yo normalmente me dejo guiar más por cómo me siento en ese momento. Hay un ejercicio que utilizo para mi vida y a veces lo traslado al acto de componer, cuando he leído un libro o algo, pero a la hora de componer te dejas llevar, y en este caso sí que me di cuenta. Es el primer año que fuimos tres veces al estudio de Paco Loco. En "Ordre i aventura" grabamos la primera vez los temas más solemnes y graves, los que me salen más fácil en realidad y los más exigentes también con el oyente, y la segunda vez grabamos los más abiertos, agradables y luminosos; y esta vez tuvimos la oportunidad de ir tres veces, y la tercera vez me di cuenta de que todo lo que teníamos era demasiado solemne, demasiado grave. Yo tiendo siempre a querer meterlo todo en las canciones, soy muy ambicioso en realidad, o muy pesado, así que quise quitarle hierro al disco y compuse dos temas forzadamente terrenales, más prosaicos y con más sentido del humor. En Mishima siempre ha habido humor, pero nunca de una forma tan clara o tan buscada. “Ossos dins una caixa” trata la espiritualidad desde un punto de vista absolutamente materialista, y “El camí mes llarg” ya la tenía escrita pero no sabía como afrontar el tema y lo teníamos apartado. No estábamos muy convencidos y cuando volvimos a Cádiz decimos hacerlo porque le venía bien al disco. Es como cerramos los conciertos, y de hecho la gente me lo canta a mí, “vuelve a casa”.
Son canciones desmitificadoras. "Ossos" me recuerda a la versión de "Walk On The Wild Side" de Albert Pla, y por otro lado tiene ese contraste entre la crónica de cierto tipo de ambientes y personajes y el final trágico.
Lo que pasa que sin el glamour del club del que habla Lou Reed, que era el que frecuentaban todos los personajes de la Factory, pero en mi caso estoy hablando de un bareto, el Gurbión, que ya no existe y lo frecuenté muchísimo. Casi todos los personajes existen o existieron, con características que son las que recordamos de la gente a la que apenas conocíamos. Sólo recuerdas algún rasgo bajo o material. El Ticiano era un tío que era gay y había trabajado de cocinero en prisiones, en bingos, locales que al principio tenían pretensiones y luego le echaban. Pues era un tío que empezó a ganar dinero y un día se cambió la dentadura y el tío sí que follaba, pero el chiste de que follaba pagando me lo contó otro del bar. Una noche se habían ido de putas y nos contaban a nosotros “¡éste ligó!, ¡éste ligó!”, nosotros éramos jóvenes en ese momento y decíamos “¿pero cómo que ligó? Eran putas, ¿no?” “¡Pues claro, hombre!”. Este chiste, que sucedió, lo intenté aplicar a la canción y era lo que sucedía en la situación real. Es intentar contar esas historias de personajes reales a los que tienes un cariño pero sólo conservas una memoria injusta de tan caricaturesca que es.
Nunca habéis disimulado vuestro amor por la literatura. Aquí tenéis el tema “Rilke”. ¿Qué os llevó a ella?
La realidad es un poco hija de puta, porque Rilke tiene un nombre como de autor muy oficial, de mucho peso y alta cultura. Ya teníamos esta pátina que en realidad es molesta de grupo culto, que es una mierda y no sirve para nada, porque incluso la gente te menosprecia por eso. Yo soy muy fan de Joan Vinyoli, que me parece uno de los mejores poetas del siglo XX, ya no solo catalán, sino del mundo. Es un tío muy bueno y a reivindicar absolutamente. Me compré sus obras completas, él aprendió alemán para traducir a Rilke y al final de sus obras completas están versiones suyas de Rilke. De ahí tomé una estrofa, que en realidad pertenece a un poema mucho más largo, y me parece tan acojonante que en cinco versos lo contenga todo, la vida, la muerte y lo exprese de un modo tan musical: “Somos el silencio entre dos notas que están vibrando”. Está tan bien expresado y de un modo muy sencillo, no tan de alta cultura sino más bien pop. Y me gusta ese contraste entre las dos cosas: esa alta ambición de capturarlo y esa máxima sencillez para afrontar temas complejos. Entonces me impuse esto mismo que ya hay en otros discos, esa canción de un minuto que contenga contradicciones. En este caso, el viaje de un sí a un no. Este tipo de canciones muy cortas con la alta ambición de contar algo siempre me han gustado, entonces topé con ese fragmento, me lo apunté en algún sitio y con el tiempo di con la idea de musicarlo.
Ha habido varios cambios en la formación. ¿Ha influido eso en que las canciones sean ahora más complejas?
(Contesta el guitarra Dani Vega, también presente) Sí, sobre todo por Alfons, que está ahora en la batería. Óscar tiene un estilo muy peculiar tocando, pero no tiene formación de batería ni experiencia en bandas, no usaba ni bombo, sino que era más estilo Moe Tucker. Y lo hizo muy bien, pero Alfons, que viene de Nisei y de tocar con esa base hardcore americano ha cambiado un montón, y se ha adaptado muy bien también. Llevamos ya dos años, hemos hecho 80 ó 90 bolos juntos y se ha acoplado muy bien. (Carabén) Es producto de esta gira, que, además por primera vez se da en las mismas condiciones. Normalmente cuando un grupo está creciendo suele suceder que algún promotor no tiene dinero suficiente para pagar tu caché y entonces van dos o tres miembros del grupo. Cuando es así, los ensayos se dedican a preparar los arreglos para el concierto del fin de semana. Nosotros, en cambio, hemos hecho todos los bolos en las mismas condiciones técnicas, entonces los ensayos los dedicamos a perfeccionar ese tipo de bolo, en cosas que no habías trabajado nunca antes: texturas, dinámicas, desarrollos instrumentales que necesita ese momento del repertorio. Trabajas de forma más abstracta y creces mucho como banda en ese momento. Habiendo trabajado así en esta gira, a la hora de componer también tuve más confianza en las posibilidades que tenía la banda de desarrollar algún momento. Por ejemplo, “La vella ferida” dura 5 minutos y yo dejé ahí partes instrumentales que sabía que la banda la cogería y haría lo que fuera. Incluso a veces pasa que la banda compone algún desarrollo. Gracias a esta nueva sección rítmica, con Xavi Caparrós, hay una identificación entre ellos que no es la que había entre Óscar y Dani Acedo. Nos han dado suelo y también nos han dado alas. (Vega) Es una base más sólida y también tienen un punto más rockero, sin querer denostar a Dani y Óscar, que lo que hicimos con ellos fue de puta madre, pero ahora hemos dado un paso adelante potente.
¿Vivís de la música?
(Carabén) Yo desde hace dos años. Hemos partido de la base de que nuestro proyecto, nuestros ídolos no vendían muchos discos, y lo importante era hacer obra. Yo he trabajado toda mi vida de otras cosas, pero no puedes ser ambicioso en tu profesión porque también estábamos en la música. Yo ahora malvivo de esto y los demás están ahí a punto, todos con trabajos secundarios, él tiene un videoclip, otro trabaja en una discográfica, otro como gestor cultural, Xavi Caparrós en Waaau TV... Pero la ambición de esta gira es que ya todos podamos tener un sueldito.
¿Tenéis dificultades para que os contraten fuera de Cataluña, al cantar en catalán?
Nos ha pasado lo mismo que en Cataluña, realmente: a medida que frecuentas un sitio, al siguiente bolo va a venir más gente. Ha pasado lo mismo en Valencia, en Madrid... Con la última gira vinimos dos veces y nos vino a ver más gente la segunda. Siempre hemos crecido en todos los sitios. Está claro que el idioma puede ser una limitación, pero para mucha gente no lo es, y nosotros confiamos en esa gente. Todos somos demasiado sensibles o estamos demasiado preparados para aceptar los prejuicios de los otros. Es como decirle a Sigur Ros, “oye, ¿no creéis que si cantais en islandés en lugar de un idioma inventado?”, y anda que no es parte de su sonido. Es igual que si haces cine. “Es que si haces cine en Vietnam, tío, te va a salir una película vietnamita. Coño, pues sí, yo quiero ver películas vietnamitas”.
Esto igual ya estáis hasta los huevos de que os lo pregunten, pero ¿qué opináis del boom del indie en catalán, con Manel, Antonia Font, etc., y que en cierto modo os puede estar beneficiando también a vosotros?
Absolutamente. Es una auténtica suerte, porque nosotros llevamos 12 ó 13 años y cuando vemos a grupos con propuestas así que encuentran a su público tan rápidamente… con Manel tenemos una relación extraordinaria, siempre han hablado muy bien de nosotros y estamos muy agradecidos. Yo creo que lo chulo es que hay muchísimas propuestas y muy diferentes, y además no solo en catalán. También Standstill y Love Of Lesbian han encontrado su público en los últimos 5 años. En realidad tenemos mucho más que ver con estos, nacimos en el mismo momento, teníamos unas ambiciones muy parecidas y ellos han encontrado un público en el mismo momento que ha sucedido esto. Esto te da a entender que a lo mejor no es una moda, sino que ha subido el nivel cultural del país y el público pone más interés. No creo que sea ningún boom… aunque lo que es extraordinario es el éxito de Manel, que es algo increíble.
(Conversación sostenida en el Círculo de Bellas Artes de Madrid una mañana de la pasada primavera. Parte de ella se utilizó para el previo del concierto de Mishima del 24 de mayo en la sala Galileo, publicado en La Luna de Metrópoli).
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home