Entrevista a Brett Anderson (Suede)
¿Qué tal se encuentran sobre los escenarios actualmente? ¿Han recuperado la pasión que habían perdido?
Nos está encantando. Cuando tocas canciones delante de miles de personas acabas sintiéndolo como si fuese un trabajo, así que es el momento de dejarlo. En el momento en que lo sientes como lo contrario a un trabajo es… ¿una vocación?
¿Perciben muchas diferencias en el público que va a verles ahora?
Algunas. Ahora mismo lo vemos guapo y excitable en las primeras filas y gradualmente más corpulento y calvo según vas mirando hacia atrás.
Se supone que, tras su último álbum (“A New Morning”, de 2002), grabaron varias canciones entendidas para un potencial sexto disco. ¿Qué pasó con ese material?
Se lo llevaron a las islas Shetland, se quemó en un ritual y las cenizas se comprimieron dentro de un diminuto ladrillo que posteriormente fue enterrado en los cimientos de una nueva autopista en el Reino Unido. Lo siento.
En esta gira están estrenando algunas canciones nuevas. Algunas de ellas, como “Sabotage” y “For The Strangers”, parecen retomar su lado más épico y romántico. ¿Será esa la línea de su próximo álbum?
Siempre nos sucede lo mismo: partimos de una idea muy específica y detallada del tipo de álbum que vamos a hacer, y luego vamos al estudio y lo que sale es algo completamente diferente. Todo lo que puedo decir sobre las nuevas canciones es que no teníamos miedo de que sonasen a Suede.
Su repertorio de directo se basa fundamentalmente en sus tres primeros álbumes. ¿Reniegan de los dos últimos?
“A New Morning” realmente no funciona, y por eso es porque no tocamos casi nada de él. A “Head Music” (1999) le tengo mucho más cariño, pero lo que hemos intentado es tocar el material que funciona mejor en directo, como banda de guitarras, y ése es el que está en los tres primeros discos: “Suede” (1993), “Dog Man Star” (1994) y “Coming Up” (1996).
Muchos grupos, tanto de su generación como de las anteriores, han puesto de moda las giras de reunión. ¿Cuál cree que es la causa de ello?
No es complicado: tocar en directo con una banda de rock masiva para un grupo de gente que ama tus canciones es el mejor sentimiento del mundo. Tendrías que ser de hielo para no querer hacerlo otra vez si tienes la oportunidad.
¿Alguna que le haya gustado especialmente?
Mi reunión favorita es la de Echo & The Bunnymen. Las canciones sonaban tan bien como siempre y además compusieron material nuevo que está a la altura de lo mejor que han hecho.
¿Qué tiene Suede que no tengan otros grupos de su era como Pulp, Blur, Oasis o Manic Street Preachers?
Nosotros somos más altos.
¿Qué cosas ha echado más de menos durante los siete años que ha estado la banda en el dique seco?
Los esbirros, la gente que nos ronda y los cuestionarios.
¿Ve influencia de Suede en las nuevas bandas?
Realmente lo que más me gusta es cuando ves influencia de Suede en una banda que no suene como nosotros: grupos como Klaxons, The Horrors o Bloc Party, que eran grandes seguidores nuestros pero tomaron algo de nuestro espíritu en lugar de nuestro sonido. Hay millones de nuevas bandas que me gustan: Symmetry, SCUM, Friends, Peaking Lights, Chromatics…
La industria y la forma de consumir música ha cambiado drásticamente desde que ustedes comenzaron en los 90. ¿Hasta qué punto diría que esas transformaciones les benefician o les perjudican?
Hemos sido locamente afortunados, pienso. Las nuevas bandas tienen que trabajar mucho más duro para ser capaces de salir de gira y hacer discos hoy en día. Estoy eternamente agradecido por haber empezado cuando un grupo podía vender unos pocos discos y disponer de tiempo en el estudio para grabar más.
Han actuado muchísimo en España, y en todas sus giras. ¿Podría explicarme su relación con nuestro país?
Mi recuerdo es que venir aquí siempre era como venir a casa. Lo normal era hacer un concierto en Suiza o en Austria en el que la gente aplaude amablemente tras cada canción y luego se quedaba en silencio, entonces llegábamos a Aqualung (Madrid) o a Razzmatazz (Barcelona) y todo el infierno se abría. Mis recuerdos serán siempre esos: públicos enloquecidos, todo el mundo cantando y que la noche siguiese después horas y horas.
(Entrevista realizada por correo electrónico y publicada en El Mundo, edición Comunidad Valenciana, el 28 de julio)
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