jueves, diciembre 29, 2011

Álbumes nacionales favoritos 2011

1. LISABÖ: Animalia lotsatuen putzua
“Yo no espero la pureza del alma, por eso he de derretirte contra el sol/ Yo no espero la sublimidad, por eso me veo obligado a arrastrar mi sonrisa/ y oler, tragar, comerme la tierra”. Son las primeras palabras –en realidad, gritos desesperados- lanzados en ‘Animalia lotsatuen putzua’ (El pozo de los animales avergonzados), cuarto álbum de Lisabö, el primero tras cuatro años de silencio y un trabajo que se sitúa en los límites de la intensidad: 6 temas en 45 minutos cuya violencia física y existencial, su rabia encendida, adquiere unas connotaciones catárticas que superan las ya conseguidas en sus obras anteriores hasta dejarte completamente demolido, extenuado.
Como forma de compromiso estético y vital, el quinteto afincado en Irún se toma su tiempo para hacer las cosas, pero siempre pone toda la carne y el espíritu en el asador aún a riesgo de quedarse calcinados. Dicen que éste ha sido su trabajo más urgente, el menos cerebral, y quizá ahí radique la extrema brutalidad post-core que desprende. Pero a las voces y guitarras gemelas de sus dos cabecillas, Karlos Osinaga yJavier Manterola, las dos baterías también gemelas de Ivan Zabalegi y Eneko Aranzasti, los bajos oscuros y contundentes de Xabier Zabala, hay que añadir siempre la decisiva importancia de su sexto miembro, el escritor Martxel Mariskal –aquí voz también en el tema ‘Ez zaitut somatu iristen’ -y cuyas imágenes poéticas, como de costumbre, dotan de contenido y sentido al álbum. Si en ‘Ezlekuak’ (Bide Huts, 2007), situaba su angustia existencial sobre el concepto de no-lugares, ahora Mariskal llega mucho más lejos en su visceralidad, ardiendo y vibrando, arrancando sus metáforas a dentelladas como un depredador que no puede renegar de su condición y, sin embargo, se sabe desvalido. Como en una pelea o en un coito salvaje, las palabras brotan confusas mezcladas con sangre y trozos de carne, sudor y tierra: la animalidad, la violencia, la inocencia perdida, la desprotección, el deseo, la naturaleza o la necesidad del abrazo del otro se entremezclan sin tregua ni descanso, en un estado de combustión vital al borde de lo demente.
Y la banda crea el perfecto reflejo para esos textos con un sonido que, no obstante, juega con las tensiones y las dinámicas, acolcha los momentos de mayor fruición eléctrica con algunos pequeños respiros en los que se queda una voz sola o una batería hasta que el estruendo vuelve a noquear. La pérdida de la chelista Maite Arroitajauregi (Mursego) se traduce en una mayor crudeza sonora, con percusiones más secas y brutales, guitarras como alaridos y un bajo que, por momentos (‘Gordintasunaren otordu luzea’), parecen robárselo a los Massive Attack de ‘Mezzanine’ y golpearlo repetidamente y con virulencia contra una pared. Brotando de entre tantas palabras como hostias, entre lo que puede parecer un nihilismo desaforado (“Al espectáculo de hoy le gotea sangre de los ojos”, gritan en ‘Ezereza mugak’), pequeños relámpagos líricos que iluminan y revitalizan: “La vida es tan hermosa como amarga”. “Quien está vivo nunca se curará”. “Echémonos en la pista de aterrizaje del aeropuerto, desnudos, sin intención alguna”. “Habrá que reinventar el amor”. “Comienza, levántate, y crea”. Por todo ello, estamos ante un álbum deslumbrante, liberador y absolutamente necesario en los tiempos que corren: una impactante obra maestra a nivel internacional.

2. MANOS DE TOPO: Escapar con el anticiclón
En ‘Ortopedias bonitas’ (Sones, 2007) y ‘El primero era mejor’ (Sones, 2009), Manos de Topo no sólo crearon un universo estético propio y reconocible: también captaron, a base de llevar hacia el extremo más deformado y tragicómico la locura pasional de nuestra canción romántica, el espíritu sentimental de una generación… o, al menos, de parte de ella. Frente a la pervivencia dentro de la cultura rock de cierto tipo de autoafirmación masculina castigadora, Miguel Ángel Blanca y sus compañeros de grupo no tuvieron ningún reparo en ridiculizarse y posicionarse como calzonazos hipersensibles y lloricas, víctimas casi voluntarias de mujeres que siempre poseían el poder. La hilaridad provocada por muchas de sus exageradas metáforas hacía pensar que todo se trataba de un chiste, pero detrás del mismo siempre se percibía el poso amargo de la realidad. Su gran valor fue que, frente a la solemnidad cortavenas de toda la tradición de llorones confesionales tan venerada por el folk y el indie, ellos invitaban a reírse de todo, empezando por uno mismo, y siempre de modo ingenioso.
Los Manos de Topo de ‘Escapar con el anticiclón’ siguen pisando el mismo terreno y manteniendo la misma estructura de canción: siempre son cosas que el protagonista le está cantando a una mujer (mayormente reproches), encadenando imágenes insólitas, de violencia rompedora y tronchante, evitando los estribillos fáciles y las repeticiones. Pero en el contenido de fondo notamos que algo ha cambiado evolucionado. Para empezar, el sonido. La producción de Ramón Rodríguez (The New Raemon) -cuyo toque ya fue anticipado en los dos temas que grabaron en su split junto a Tarántula , ‘Momento único’ (Sones- Producciones Doradas, 2011)- le da una mayor solidez y profundidad a su sonido. Por el camino se pierde el Casio PT1 que caracterizaba al grupo, atenúa la presencia del xilófono y, a cambio, dota de mayor contundencia a la sección rítmica, electrifica las guitarras y aporta unos teclados atmosféricos que, en conjunción con el violín de Sara Fontán , les lleva por una senda de calado oscuro con mucho aroma after punk. Inteligente es también el uso de los coros, donde, además del propio Raemon, aparece por ahí María Rodés en varios temas.
Se nota en los textos un crecimiento generacional –ojo, que no madurez-, como si sus personajes ya hubiesen dejado atrás aquella obsesión adolescente del tipo “¿por qué eres tan cruel que no me quieres?”, y ahora abordan el mundo de las relaciones con una mayor complejidad. Es difícil decir exactamente de qué trata exactamente cada canción, pero el caso es que impactan de otra manera y dejan mayor poso. Blanca, además, rebaja el histrionismo en su manera de cantar y, con esa (relativa) contención, transmite con otra intensidad el odio, la furia o la desesperación. Las canciones ganan en poder evocador, vapulean con violencia ( ‘Pinzas en los ojos’ es, posiblemente, lo más duro que han compuesto nunca) e incluso llegan a descolocar y conmover aunque estén diciendo cosas que, sobre el papel, puedan resultan tan ridículas como “Bailaste la lambada y te quedaste embarazada”, “Quizá alguien encienda una luz dentro de tu piel”, “Los gatos quieren escapar de tu casa”, “Despedida de soltera en Fukushima” o “El invierno no fue negociable y ahora estás helada”. Al final, incluso, entregan la única canción optimista de su carrera ( ‘En sintonía’ ) en toda una declaración de principios que cuestiona todo su discurso anterior y parece abrirse a un futuro diferente. La música se para y el disco finaliza con los componentes cantando acapella cual coro de borrachos: “El querer a sangre fría/ no asegura compañía/ Alergia y geometría/ Tú y yo en sintonía”.
Blanca, Alejandro Marzoa y Rafael de los Arcos (el bajista Pau Juliá grabó el disco pero ha abandonado para ponerles los cuernos con Tarántula), se reafirman así como un grupo para tomar muy en serio: absolutamente únicos y personales, de una inteligencia desarmante, perfectos actualizadores tanto de nuestro esperpento como de esa belleza convulsa de la que hablaba André Breton , son ya uno de los más extraños capítulos ocultos que ha dado nunca el pop español.

3. REMATE: Superluv. Por lo que tiene de romántico
Desde que debutara en 2003, El madrileño Fernando Martínez ha construido una de las carreras más personales, inquietas e insólitas en nuestro pop. Seis álbumes y un estilo que, al tiempo que afianzaba sus señas de identidad, mutaba en cada nuevo paso, avalan una trayectoria impecable y ascendente que da con este trabajo un paso de “Gigante” (valga la referencia al single de adelanto, lo más cercano a un hit que ha entregado nunca). Definitivamente quedan apartadas las vinculaciones con el freak-folk de sus inicios, y con lo que ahora nos encontramos es con un francotirador del pop más ensoñador e inquietante, avalado por músicos neoyorquinos de pedigrí. Allí grabó con LD Beghtol (The Magnetic Fields, LD & The New Criticism), productor y multiinstrumentista, con un cameo del mismísimo Stephin Merritt y el concurso de la chelista Julia Kent (Antony & The Johnsons), además de su acompañante habitual Carlos Toronado (Pal), cuyo concurso en el disco es más que decisivo. Remate lo construyó a partir de un punto de partida casi Austeriano: tras el descubrimiento casual de varias actrices porno norteamericanas que se hacían apellidar Luv pero no se conocían entre sí, crea un argumento conceptual sobre amores con erratas para repensar la idea de salvar el mundo a través de estas diosas del sexo que parecen personajes mitológicos sacados de la Factory de Andy Warhol. El rock sucio, el pop juguetón enrarecido, algún spoken word e incluso un homenaje a su admirado Daniel Johnston se suceden alternando castellano e inglés en un trabajo que se debate entre lo desesperado, lo lúcido, lo vicioso y lo tierno para encumbrarle como uno de los grandes de la música nacional… e internacional.

4. JOSELE SANTIAGO: Lecciones de vértigo
Han cambiado muchas cosas para el que fuera líder de Los Enemigos, ahora casado y abonado a la vida sana en Cataluña. Su cuarto cd en solitario le muestra pletórico: ha recuperado la guitarra eléctrica, canta sin riendas y ha afinado su lírica. Sus dotes de observación y sus reflexiones sobre la vida alcanzan altos niveles poéticos mezclando humor (hay que ver cómo narra el gatillazo de un ligón ibérico en “Canción de próstata”), lucidez y emoción agridulce: versiona a la rana Gustavo en “Ser verde”, y en “Pae” noquea cantando sobre la muerte de su padre, hospitalizado en pleno carnaval de Cádiz.

5. FRANC3S: Franc3s
6. JUANITA Y LOS FEOS: Pesadilla adulta
7. PARADE: Materia oscura
8. LA CASA AZUL: La Polinesia Meridional
9. DOLORES: Disco póstumo
10. RAUELSSON: Réplica
11. NACHO VEGAS: La zona sucia
12. CHRISTINA ROSENVINGE: La joven Dolores
13. DISCO LAS PALMERAS!: Nihil Obstat
14. SR CHINARRO: Presidente
15. LAS BUENAS NOCHES: Un mal día (lo tiene cualquiera)
16. PELEA: ¡Qué éxito! ¡Qué felicidad!

17. BOAT BEAM: Reincarnation
18. VETUSTA MORLA: Mapas
19. ANTONNA: Grandes males, remedios regulares
20. LAGARTIJA NICK: Zona de conflicto
21. LITORAL: Incidents melòdics del món irracional
22. MURSEGO: Bi (2)
23. CARRERO BIANCO: Oferta de lanzamiento
24. LOS LAGOS DE HINAULT: Vidas ejemplares
25. MAGA: Satie contra Godzilla
26. DOS GAJOS: Dos Gajos
27. OLIVA TRENCADA: Perleta negra
28. NACH: Mejor que el silencio
29. SHO-HAI: Doble vida
30. FERNANDO ALFARO: La vida es extraña y rara

2001. CHUCHO: Los diarios de petróleo
2002. NOSOTRÄSH: Popemas
2003. NACHO VEGAS: Cajas de música difíciles de parar
2004. TACHENKO: Nieves y rescates
2005. ANARI: Zebra
2006. SIBYL VANE: Turismo de interior
2007. LISABÖ: Ezlekuak
2008. JOE CREPÚSCULO: Supercrepus
2009. ANARI: Irla izan
2010. TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO: Año Santo.