lunes, enero 26, 2009

Disco del mes. "Silence Is Wild", de Frida Hyvönen

La primera vez que supe de esta sueca de 30 años fue con un disco de promo que me pasaron con llamativa portada. Se trataba de su debut, "Until Death Comes" (2005) y ella aparecía enloquecida junto a un piano. Otra Rufus Wainwright de la vida, pensé. Y el disco pasó sin pena ni gloria por mis oídos.

Mejores referencias presentaba este segundo trabajo (que salió inicialmente el 29 de octubre pero ha llegado a mis manos este mes), en el que ella aparece, con los ojos entornados, de frente, en cuclillas, con un vestido de leopardo, mientras un caballo le lame la cara. Este erotismo zoofílico se hace especialmente turbador (por alguna razón, me recuerda a Nico en aquella peli de Philippe Garrel, "La cicatriz interior") y, escuchado con más atención, seduce desde el primer corte.

"Dirty Dancing", en su extrema confesionalidad, habla de amores de infancia con las primeras canciones de Kylie y ensayando los pasos de baile de aquella peli con Patrick Swayze, de un chico que disparaba a los pájaros y de las primeras sensaciones de sus dedos en el piano. "I guess you do the dirty now/ and I do the dancing/ And once we were Baby and Johnny/ in a small boring town/ where the winters were long/ and our real names were Frida and Jimmy", finaliza.

La extraña mezcla de honestidad casi pornográfica, inocencia e ironía, alcanza otras grandes cotas en "My cousin" (utilizando la tendencia al matrimonio de una prima para preguntarle a su pareja si algún día se casaría con ella si ella se lo pidiera, no porque quiera hacerlo, sino por ponerlo a prueba), en "Science" (donde deja a un amante por tener una visión demasiado científica de las cosas) o en "London!" (donde reactiva los tópicos de la capital británica con inspirada chispa, más flemática que los propios londinenses burguesitos que la miran por encima del hombro. "The way you hate me is better than love", dice). Similar perspectiva es la que utiliza en la ultra cínica "Scandinavian Blonde" (¡tremendo título!), donde se ríe a gusto de esos tópicos sobre la rubia escandinava que, al parecer, no son patrimonio exclusivo de la España landista. "She is tall and her hair is always golden/ and she is fond of doing naughty things/ The Scandinavian blonde!/ She speaks in a melodic accent/ childish and harsh at the same time/ Her use of words can seem experimental/ as if by accident thrown around", canta casi con la perspectiva de un antropólogo o un zoólogo.

Mención aparte para la tremenda "December", crónica de un aborto cuya narración podría dar para un film completo de, pongamos, Mike Leigh. Con precisión, poesía y ternura, sin asomo de dramatismo, se convierte fácilmente en uno de sus mejores temas.

Frida es fácilmente alineable junto a esa nueva escuela sueca que representan Jens Lekman, José González o El Perro del Mar. Como ellos, no se aparta de un pop clásico, casi de cámara, en su caso basado en el piano y las cuerdas, a caballo (valga el símil) entre la contención de Carole King y el barroquismo de Kate Bush. Teóricamente es un estilo que no me pega pero, en la práctica, me ha noqueado.

Canción del día: "Happy Birthday To Me" (Cracker)

Frases del día: "Para reducir las violaciones tendría que haber tantos soldados como chicas guapas" (Silvio Berlusconi)/ "Lo que quería decir es que sólo tenemos cientos de miles de soldados en relación a los millones de mujeres hermosas que hay en Italia" (aclaración de Silvio Berlusconi)