lunes, abril 07, 2008

Entrevista a Barry Gifford

Ayer se publicó en "Dominical" la entrevista que le hice recientemente a Barry Gifford, con motivo de su entonces inminente participación en el Festival Palabra y Música. Recupero ahora la transcripción completa, recordando que el polifacético escritor anda esta semana por Madrid en diferentes actos. El más llamativo, su presencia este miércoles en la Filmoteca (19.25), donde se proyectará "Carretera perdida", el film de David Lynch para el que Gifford escribió el guión original. Espero que nada me impida ir.

¿No le resulta difícil mantener la atención de la gente cuando lee sus escritos en público?

Nunca lo he encontrado difícil. Siempre se pueden marchar si se aburre. Al hacerlo con música, ésta tiende a aplastar el material. Todo depende: es una forma de hacerlo muy antigua, y puede funcionar dependiendo de lo complementaria que sea la música a las palabras.

El libro hace referencia a la Norteamérica de los años 50 y 60. ¿Es usted nostálgico de esa era?
No. En realidad fue la época en que crecí y la que cubre el libro es desde 1950 hasta 1963. Es la primera vez que escribía sobre mi infancia de este modo, así que he intentado recrear poética y visualmente la experiencia de aquella época.

Aunque no es la primera vez que hace algo autobiográfico. ¿Sentía la necesidad de rendir cuentas con su pasado o simplemente le pareció una buena historia sobre la que escribir?
Es interesante porque, durante diez años o más, he escrito una serie de novelas completamente diferentes. El caso es que quería huir de ese mundo, especialmente del de Sailor y Lula. Ya había dicho lo que tenía que decir en ese formato. Entonces empecé a recordar cosas y detalles que rodeaban a mi infancia, y eso comenzó con “El padre fantasma” y ha continuado. Realmente creo que podría seguir escribiendo así para siempre, y combinarlo con la ficción y la historia de la época, que es realmente lo que hago. En ese sentido es autobiográfico, pero eso no implica que los hechos sobre los que he escrito realmente hayan tenido lugar. Es una especie de representación de aquel tiempo.

¿Entonces eso va a tener continuidad?
Bueno, el tema es que acabo de finalizar un nuevo libro de la serie de Sailor y Lula en la que ella llega a los 80 años y escribe su propio libro. Yo no esperaba volver a esa serie, pero creo que las inundaciones de Nueva Orleáns realmente me hicieron pensar en esto de nuevo. En la novela, Lula vive en Carolina del Norte pero vuelve a Nueva Orleáns con su hijo. Quería escribir algo sobre ese lugar de nuevo, después del Katrina. Entonces, realmente quiero continuar la historia de “Memories of a shinking Ship”, pero de momento me ha interrumpido Lula.

Uno de sus formatos preferidos es la novela de carretera. ¿Qué le atrae de ello?
Siempre digo lo mismo: ese género nació en España con “Don Quijote”. Es una forma que nace de la picaresca y luego ha sido retomado por mucha gente, tanto Jack Kerouac en “En el camino” como yo u otros, incluso “Tristram Shandy”. Es un género con una larga trayectoria, pero muy interesante, porque te permite irte encontrando con muchos lugares y personajes, es muy rico el material que puede salir. Tienes muchas cosas que ocurren que no están planeadas, accidentes a lo largo de todo el camino.

¿Tiene un método concreto para escribir?
Lo gracioso es que soy muy visual. Normalmente empiezo con una imagen, que a veces surge de mi cabeza y otras es una foto o un cuadro. Una de ellas, cuando escribí “The Sinaloa Story”, era alguien conduciendo un coche viejo por un lugar desierto. Quería saber quién lo conducía, por qué estaba en ese coche y en qué lugar se encontraba. Eso era todo lo que tenía, sin ninguna idea clara, y así empecé. Nunca escribo con ordenador, siempre a mano, a la antigua usanza. Luego lo paso con la máquina de escribir. Otras veces empieza con una conversación. “Corazón salvaje”, por ejemplo, se inició con una conversación entre Sailor y Lula en una habitación de hotel, y luego se movió hacia más allá. Enseguida sé hacia dónde va a mover la historia. No planeo las cosas muy cuidadosamente, sino que la historia se va desarrollando, pero siempre me intereso especialmente en los personajes.

También ha escrito biografías, ensayos sobre otros libros, cine, música… ¿le ayuda eso de algún modo a la hora de hacer novelas?
No (risas). Es gracioso, porque eso también suele surgir de conversaciones que tengo con otras personas, o gente que me convence de que cierta información o mis opiniones pueden ser interesantes. Nunca lo hago de un modo académico, sino que procuro que sea espontáneo. Sigo todas las formas que me parecen interesantes y me siento muy afortunado por ello. Empecé como músico, creando en la forma de canciones, luego todo se fue desarrollando como obras de teatro, guiones cinematográficos, novelas, cuentos, poemas y todo eso. Mi mayor decisión realmente es en qué forma voy a expresar una historia o una idea.

Ha trabajado en Hollywood con David Lynch y Matt Dillon, entre otros. ¿Es un ambiente muy hostil para un escritor?
Bueno, he tenido muchas experiencias también con cineastas en Europa. Soy muy amigo de Pedro Almodóvar, Ray Loriga y Bigas Luna. He vivido en Roma cuatro años y también he trabajado en Francia. En Holywood menos, porque voy a Los Ángeles sólo cuando es estrictamente necesario. Sí es cierto que es un lenguaje completamente diferente y se necesita mucho tiempo para aprender a escribir bien un guión. Sí que es algo que se aparta mucho de mi vida y puede crear conflictos, pero intento que no me mediatice mucho.

¿Cómo es trabajar con Lynch?
Muy buena experiencia. Trabajamos muy bien juntos, con mucha seriedad. Hemos visto las cosas de un modo similar y ambos compartimos la idea de ver películas como quien entra en un sueño. Eso es lo que tenemos en mente las veces que hemos creado films.

¿Siguen en contacto?
Oh, sí. De hecho, fui con él a ver su última película, “Inland Empire”. David ahora sólo está haciendo cosas digitales, y creo que sus películas ahora se han vuelto como sus pinturas, una extensión de ello. El guión ya no es tan importante para él. Puede escribir cosas pero también lo hace en muchos de sus cuadros, en realidad. Las cosas siempre pueden cambiar pero, sí, seguimos en contacto.

¿Y su relación con España? Por aquí aún se recuerda bastante “Perdita Durango”, que adaptó Álex de la Iglesia.
Aunque el proyecto empezó con Bigas Luna. Le conocí a él y a Javier Bardem, y aún somos amigos. Yo escribí el guión pensando en trabajar con Bigas, pero dejó el proyecto. Luego entraron David Trueba y Álex, aunque él lo hizo ya a partir de mi guión.

Se habrá alegrado de que Javier Bardem ganara el Oscar.
¡Por supuesto! Cuando conocí a Javier, tenía 24 ó 25 años, apenas hablaba en inglés, pero ya se le veía que se iba a convertir en un gran actor. Ya en “Jamón Jamón” estaba estupendo, y en “Perdita Durango” hizo un buen trabajo. Soy también muy amigo de su hermano Carlos, y siempre que voy a Madrid le llamo.

Usted viaja mucho, lo cual puede que le obligue a escribir en aeropuertos, habitaciones de hotel y ese tipo de lugares. ¿Puede hacerlo?
La verdad es que solía escribir más cuando viajaba, yendo de un sitio a otro, pero no ahora. No sé exactamente a qué puede ser debido. Recientemente, de hecho, estaba con Matt Dillon en Egipto y, al regresar, me di cuenta de que sólo había escrito un poema (risas). Una vez que estaba en casa, volví a escribir un montón. Uno tiene que ser receptivo y responsable con los hechos, las historias y las ideas cuando éstas surgen. No me gusta interferir en ese proceso. Nunca fuerzo nada, aunque sigo deseando que las cosas ocurran con más frecuencia.

En su web ha incluido varios cortos. ¿Cómo ve el papel de Internet en el desarrollo actual de la literatura?
Esa es una cuestión muy difícil e interesante y no sé si estoy preparado para responderla todavía. Por lo que a mí respecta, ni tengo teléfono móvil ni escribo en el ordenador, como le dije antes. Sí utilizo el email para hablar con mi agente. Yo creo que a lo que lleva a experimentar es una especie de muerte de soledad. La gente tiene miedo de estar a solas con sus propios sentimientos, y ni siquiera saben que existe esa posibilidad. Ese es un gran cambio con respecto a cómo han sido las cosas hasta ahora. La gente vive entre tonos de móvil o con la necesidad de ver su email constantemente, mandan sms cuando están conduciendo… ¡y eso es una locura! Vuelve a la gente más nerviosa y está separando a las personas de la capacidad de tener un pensamiento original. Realmente creo que hay un problema aquí. Sé que hay mucha gente que tiene la capacidad de escapar de eso pero, en términos generales, es como yo lo veo. Pero veremos lo que sucede, cuando pase mi generación. La anterior a la mía creció sin televisión… los cambios son muy rápidos. Internet tiene sus cosas buenas, pero también algunos usos inadecuados, y también lo está utilizando el gobierno para obtener información de la gente en nombre de la seguridad. Ese ya es otro tema pero, obviamente, no me gusta.

¿Hay algo que no haya hecho todavía y que esté deseando hacer?
Me gusta ser sorprendido, así que no dejo nada fuera. Como dije antes, me siento afortunado de haber usado tantas formas diferentes para reflejar mis pensamientos e ideas. Cada vez que he hecho algo, siento haber llegado hasta el punto de que me gustaba cómo lo había hecho, pero me habría gustado hacerlo en otra forma diferente. Siempre me divierte pensar qué es lo siguiente que puede suceder. Quizá me gustaría volver a la música, que es una pasión que se ha quedado bastante perdida. Bueno, sigo componiendo canciones, pero quizá podría intentar volver a grabar.


Canción del día: "La máquina del tiempo" (Charades)

Frase del día: "En una granja no puedes ser rebelde, porque lo único contra lo que te puedes rebelar son las vacas" (John Lydon)