Deborah devorada, Marisol marisoleada

Tras coincidir ayer con mi primer compañero de piso viendo "Tú y yo" en la Filmoteca, ambos confluimos en la misma opinión: nunca habíamos reparado demasiado en Deborah Kerr pero nos habíamos convencido paulatinamente de que era una actriz formidable, todavía infravalorada. En esa peli, en concreto, está realmente maravillosa, dándole perfectamente la réplica a Cary Grant y construyendo una pareja rebosante de química y encanto. Ambos coincidimos, también, en que ese físico tan británico, un poco duro a veces, podía despistar, pero que tenía... ese algo.

Ese algo me resulta especialmente fascinante cuando ha dado vida a personajes que se arrastran entre la decadencia, la derrota y la dignidad. "Buenos días, tristeza" y "La noche de la iguana", especialmente. Creo que son también los que han quedado de ella, al figurar como una de las perdedoras arquetípicas de Holywood: la nominaron seis veces al Óscar, pero nunca lo ganó. Trabajó en muchas pelis hasta finales de los 60 -cuando abandonó el cine- y todo el mundo la recuerda y la reconoce, pero nunca se convirtió en un icono de nada.

Y hablando de actrices que, en un momento de su vida, decidieron retirarse de la vida artística y pública, aprovecho, de paso que hoy cumple 60 años (o sea, que es Acuario como yo) para confesar uno de esos guilty pleasures que tanto regocijo causan entre algunos de los lectores del blog. Pepa Flores me pone. No, cuidado, no cuando era la Marisol niña, que era muy repelente. Sobre todo, me pone en sus últimos años como Marisol, en los 70, cuando salió en Interviu y todo aquello. Además, el borrar su pasado como musa gazmoña del Régimen para volverse militante comunista me sigue dándole un morbo adicional. De ahí, hasta la serie de televisión de Mariana Pineda, donde todavía estaba para hacerle de tó.

Feliz lunes y que tengan el corazón contento en esta tómbola de la vida.

Canción del día: "Debbie Loves Joey" (Helen Love)

Frase del día: "Your nights will never be the same again" (spam enviado por un tal Corrado Ducharme)