viernes, noviembre 12, 2010

Entrevista a Paul Banks (Interpol)

Vuestro nuevo álbum es autotitulado. Cuando se hace eso suele decirse que es porque representa mejor el espíritu del grupo y cosas así. ¿Es ese vuestro caso o no encontrabais un título mejor?
Bueno, por muchas razones, pero no es la primera que has dicho. Para el público, nuestra música es ya su música y no podríamos convencerles de que éste es nuestro álbum mejor porque los fans lo deciden ellos mismos. Pero sí es un álbum adulto, diría que es el primero que hacemos no pasando la adolescencia, pero sí que ya sabemos mejor lo que estamos haciendo. Es un disco maduro y también yo quise cambiar el logo y comunicar algo nuevo con la animación del website. Con ese diseño el nombre del grupo es algo bastante distinto, y más palabras devaluarían esa estética. Hay varios niveles, pero no queríamos que hubiese espacio para más palabras que ese logo monumental que hemos creado. Por otro lado, la música es lo que es, y más palabras dirían menos.


¿Vais a cambiar el concepto visual en los directos?

Vamos a intentar hacer algunas cosa nuevas con nuestro diseñador de iluminación y proyecciones, pero al mismo tiempo estamos intentando volver a la idea no de garage, pero sí que el público no olvide que somos un grupo de rock, entonces habrá algo de high concept y algo de tocar en vivo en tu casa. Somos una banda de rock, no de indie rock. Siempre ha habido esa idea de distancia entre nosotros y el público, algo enigmático no muy articulado, pero también somos conscientes de que los cinco podemos ir con los instrumentos a cualquier parte y tocar un show de rock, no es puro concepto alto.

En Madrid tocáis en el Palacio Vistalegre, que es mucho más grande que La Riviera, donde lo hicisteis las veces anteriores. ¿Puede eso dificultar esa sensación de intimidad con el público?

A lo mejor sí, pero yo soy el miembro del grupo que no tengo preferencia entre un lugar íntimo y oscuro y un festival grande a las 2 de la tarde a pleno sol frente a 10.000 personas que ni conocen mi música. Lo paso muy bien en ambas situaciones. Para mí el rock es el rock y yo me siento como en la tradición de Woodstock, si tienes guitarras eléctricas, amplificadores grandes y un batería como Sam (Fogarino), que es el diablo de Tasmania, se traduce bien a cualquier escenario. Pero también hay la idea de que un grupo con la emoción, la melancolía y las atmósferas que tenemos nosotros se podría decir que es mejor en un espacio íntimo y oscuro, pero yo no soy de esa mentalidad. En un lugar íntimo siento el calor del público, pero el rock a escala enorme de festival es totalmente distinto.

Tengo la sensación de que en cada disco habéis evolucionado sin perder vuestra identidad. En éste hay cosas que suenan a Interpol y otras que no tanto. ¿Es importante para vosotros, intentar moveros sin rebasar los límites de lo que ya sabemos que es Interpol?
Sí, aunque yo creo que la prensa siempre ha simplificado el proceso, ha pensado que por fuerza es todo muy conceptual, pero nosotros no empezamos el grupo pensando “queremos un sonido así, ¿cómo hacemos para conseguirlo?”. Somos todo fuerzas individuales, yo contra Carlos (Dengler), Carlos contra Sam, pero todos en armonía a la vez, sin controlar totalmente cómo va a salir el sonido, porque es un proceso mucho menos consciente de lo que dice la prensa, en plan “suena así o viene de esta tradición”. Yo nunca he pensado en esos términos. Toca Daniel (Kessler), yo oigo melodías y no pienso “eso no suena como el primero”, no lo pienso para nada, pero como somos los mismos individuos por supuesto que va a haber una línea coherente entre todos los discos, cada uno tiene una personalidad que no cambia tanto. Como individuos también hemos evolucionado, especialmente Daniel y Carlos, que han hecho las melodías de este disco y aprecio que hay un esfuerzo por hacer melodías más sofisticadas y sutiles. Luego yo he intentado hacerlo más pop. Es un disco más sutil y complicado, pero yo tuve la iniciativa de girarlo luego todo hacia el pop. Tampoco quería hacer letras tontas, pero en términos de melodías y estribillos di un giro más accesible a las canciones.

Puede que sea el disco en que la contribución de Carlos es más importante, ¿es así?

En este disco yo diría que el MVP es Sam. Carlos trabajó mucho con la orquestación, ya ni se ve como bajista sino como compositor, y este disco para él ha sido como un vehículo para trasladar el rock hacia la música clásica y luego yo lo devolví al rock. Su influencia es muy grande y profunda sobre este disco, pero él también la tomó de la música que le presentó Daniel, que estuvo yendo hacia la música más progresiva.

Carlos dejó el grupo después de la grabación. ¿Cuáles fueron las razones?
Bueno, supongo que muchas y además es difícil responder porque él no está aquí para rebatirme. Él quería buscar otras cosas en su vida y es una decisión muy difícil porque él ama mucho a este grupo pero no se pueden hacer dos cosas a tiempo completo. Él quiere buscar su felicidad en la vida, y es como en un matrimonio, no se puede descubrir cómo es ser soltero dentro del matrimonio, sino que hay que romperlo para descubrir lo que prefieres. Se necesita mucho coraje para hacer eso. Yo no sé qué va a hacer pero era algo necesario para él.

Ahora en directo contáis con David Pajo y con Brandon Curtis de Secret Machines, con lo que os habéis convertido en una especie de súperbanda.

(Risas) Para mí Slint ha sido una gran influencia sobre mi música, así que es extraño tocar ahora con él, además es muy simpático, tiene muy buena onda. Y Brandon Curtis yo ya los iba a ver en el año 99 o 2000. Antes de que Interpol grabásemos las Peel Sessions yo ya era fan de Secret Machines. En directo van muy bien, son músicos impresionantes que se dedican mucho a esta música. Pajo entiende el talento de Carlos y toca las líneas con mucha fidelidad y suena muy bien.

¿Accedió fácilmente a vuestra llamada? ¿Le gustaba vuestra música?

Creo que sí. Lo que yo sé es que en el primer ensayo que tuvimos con él ya tocaba todas las canciones y sonaba muy bien. Al público le está gustando mucho el show. Dave en particular está tocando nuestra música con entusiasmo, lo entiende y lo representa con energía y suena muy bien.

¿Qué te ha aportado la experiencia de tu proyecto en solitario, Julian Plenti?
Me sentí mucho más relajado cantando con Interpol ahora. Igual que en "Antics" me costó mucho hacer las letras, que me gustan como quedaron, pero ahora no me ha costado tanto y yo creo que es porque había entendido que el proceso creativo no tiene que ser doloroso. La mayor parte del tiempo sí lo es, pero no tiene por qué serlo. Yo descubrí el método para que me lleguen las ideas sin tener que pensarlo mucho y después de que lleguen dije “y eso es, Alan Moulder mézclala, no lo voy a pensar mucho”. En el pasado lo pensaba mucho más, pero ahora para mí el único parámetro es no preocuparme, no tener energía negativa en el proceso creativo. Todas las ideas me salieron muy fácilmente también porque ya no tengo preocupaciones, ya no me siento vulnerable, ya no pienso en la crítica, y en todo eso me ayudó mi disco.

¿Entonces las letras de este álbum han sido más inmediatas?
Bueno. Es algo más especial que eso, porque algunas de mis textos favoritos están en este disco pero no me costaron. Tampoco quería conformarme con malas letras, sino que el proceso de relajarme invitó ideas muy buenas sin esfuerzo. Creo que las ideas están en el mismo nivel pero el esfuerzo está más bajo.

Tanto en tus letras como en el sonido del grupo hay siempre un tono muy oscuro. ¿Es algo parejo a vuestra vida? Quiero decir, ¿podríais seguir haciendo música oscura aunque fueseis plenamente felices o es algo que no se corresponde con vuestro estado vital, sino que simplemente es la música que os sale?
Bueno, depende. Es una cuestión mía y de Daniel. Él tiene mucha melancolía dentro que sale en la música que compone. Escribe progresiones que son como llorar con guitarra, y es un método creativo muy interesante. Pero no es algo consciente, esa melancolía es parte de él y está dentro de su sonido, y a mí también es algo que me interesa y por lo que me gusta trabajar con él. Las experiencias de la vida cuando éramos más jóvenes, y eso creo que se te queda siempre. También hemos escrito canciones positivas, con alta energía, pero en mi estado natural hay una melancolía, esa oscuridad. Carlos es más camaleónico, puede representar muchas cualidades, pero prefiere la dramática, la gran épica.

Algunos músicos dicen que cuando escriben canciones lo hacen para ordenar el caos o poner de manifiesto el absurdo que nos rodea. ¿Es también tu caso?

Yo creo que al principio, cuando era más joven, sí fue eso. Yo tenía conceptos psicológicos que quería comunicar con mis primeros discos. Desde el principio tuve una agenda de lo que quería hacer, como una misión, en términos de letras, que siento que ya cumplí, y ahora simplemente intento disfrutar, que lo que haga sea interesante, no hacerlo obvio. Ahora se trata de comunicar ideas de modo interesante y representar mi filosofía de la vida. Aunque los narradores de nuestras canciones muchas veces son como que estoy interpretando un personaje que es un aspecto de mi personalidad amplificado y que excluye los demás aspectos, como un personaje en una película. Eso me divierte mucho y con ello creo que puedo comunicar ideas más precisas, pero también intento que no lo parezcan, que sean ambiguas y te provoquen.

Un aspecto que me resulta interesante es que el oyente parece que sabe de lo que estás hablando pero en realidad nunca llega a saber exactamente de lo que estás hablando.
Es como que los fans de Interpol sí que me conocen pero no tiene que ver con la palabra, sino con el tono. Los fans entienden lo que estamos haciendo.

Pero me refiero más a la sensación de misterio en las letras.
Yo creo que los cantantes que intentan poner de manifiesto un problema y luego dar la respuesta... eso es una idiotez. Yo a principio me forzaba a no decir nunca lo que es, sino más bien a representar el caos o la falta de certeza. El hecho es que en esta vida no hay respuestas. Pensar que las hay es una idea errónea y que no me interesa. Me gusta ser provocador, y creo que es más saludable para la humanidad aceptar el caos y la falta de respuestas simples en esta vida. Es más honesto. El caos no es lo mismo que el ateísmo, la falta de espiritualidad o la destrucción. Al contrario, saber bien que no hay respuestas en esta vida es una liberación, es algo positivo, no es incompatible con el amor o el respeto. No es necesario tener respuestas para ser buena persona.


Ésta va a ser vuestra gira española más larga, ¿qué recuerdas de las anteriores?

Oh, tengo grandes recuerdos. En Barcelona lo he pasado muy bien, y también en Madrid, donde aún tengo muy buenos amigos. A los españoles les gusta el rock y a mí me encanta tocar aquí.

¿Cuánto tiempo viviste en Madrid?

Cuatro años, entre los 11-12 y los 15-16 años. A todos mis amigos de aquella época los conservo.

En aquella época los menores aún podíais ir a conciertos
Sí, fui a U2, al "Zooropa Tour" en el Vicente Calderón; a Nirvana en primera fila en Las Ventas... Luego cuando yo vivía en Nueva York mis padres seguían aquí y venía mucho a visitarles, así que vi a Make Up, a Trans Am…

¿Lo echas de menos?
Sí, pero siempre va a tener un lugar en mi corazón.

¿Ha cambiado mucho vuestra forma de vida a partir del éxito que habéis tenido con el grupo?

Bueno, sí. Algunos grupos como que cambian cuando tienen algún tipo de éxito pero para mí fue verdaderamente mi sueño. Tenía un interés tan grande dentro de mí, hay tantas ideas que quiero explorar, que creo que haré música toda la vida. Vivir de la música ha sido lo máximo porque mi objetivo siempre fue no tener que hacer otras cosas que no me gusta hacer. Algunos artistas llega un momento en que se dan cuenta de que ya no tienen nada que decir porque su vida ha dejado de ser difícil. Pero yo he tenido una vida fácil, lo único que ha hecho difícil mi vida es mi mente, y sigo con esta mente. Todos tenemos un trauma del instituto y eso me ha dado energía para toda la vida, y las experiencias del día, esa energía de la vida sale en mi música. Es un sistema sostenible para mí, como una función biológica, hacer música.

Este disco lo habéis autoeditado. ¿Cómo ves los cambios en la industria de la música?

No suena muy bien cuando alguien que tiene una carrera se queja, es como para decirle “cállate, cabrón”. Yo siento que nosotros, que tenemos nuestros fans, podemos ir de gira sin que la gente compre nuestros discos, pero los grupos que empiezan, ¿qué van a hacer? Lo que los jóvenes no entienden por ahora es que hacer tu primer disco cuesta mucho dinero, y nadie te lo va a dar si ven que la gente no va a comprar ese disco. Los chavales que tienen 16 años ahora no van a poder formar bandas y grabar en un buen estudio. Puedes hacer un disco, pero no va a sonar como un álbum clásico como los de los Beatles, Pink Floyd o Pixies.

(Entrevista realizada el 29 de junio en la terraza del Hotel Urban en Madrid. Un extracto de la misma sale publicada en el número de hoy de La Luna de Metrópoli)

Canción del día: "La unión y la fuerza" (Joaquín Pascual)

Frase del día: "Yo no soy Dios. Si lo fuera, transformaría a tres de cada cuatro periodistas en tías buenas" (Axl Rose)

2 Comments:

Blogger [musicazul] said...

MUY buena la entrevista. ¡Enhorabuena!

1:58 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que bueno tener la palabra de un integrante de una banda que me gusta mucho, puedo decir que es mi favorita en la actualidad. Conocí un poquito el rollo de Banks, por otro lado me sorprendió la influencia de Carlos Dengler en la banda. Quiero creer que más adelante retorne Carlos y poder ver a los 4 en directo (y en mi país mejor).
Gracias.
Avner

3:49 a. m.  

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