lunes, mayo 18, 2009

Nuevas tácticas, idénticas estrategias

Uno de aquellos días pardillos, de aquellos días de iniciación, en una tarde muerta, L. seguía en construcción, en busca del equilibrio inestable. "Fui a ver una peli que se llama "El lado oscuro del corazón". Joder, me dejó flipado. Oye, ¿has oído hablar de Mario Benedetti?". Benedetti se convirtió en un clásico en aquellos años universitarios en que la sangre bullía entre manifestaciones políticas, sociales, y manifestaciones del corazón, churrascadas en el campo y fugas a Santiago. Sí, tópico, tan tópico como el cliché de Benedetti como asidero de cierta idea de compromiso y de retomar la poesía como carta de presentación antes de que el hastío del mercado laboral te convirtiese en un muermo pragmático. "Si quieres ligar, utiliza a Benedetti. Les encanta a las jovencitas sensibles y con inquietudes" parecía ser el eslógan, con tanto margen de acierto como un anuncio de desodorante. Y, al tiempo, esa cuerda floja en la que, si se vislumbraba que ibas demasiado de guay, caerías en la pira del infierno del etiquetaje: engolado, moñas, hortera. En los tiempos del 0'7, Javier Álvarez- Pedro Guerra y los inicios del perroflautismo había que hilar muy fino.

Pocos días antes, el tipo de Ciencia Política nos preguntó si conocíamos la diferencia entre táctica y estrategia. No recuerdo cuál dijo que era, al igual que no recuerdo prácticamente nada de lo escuchado a un profesor en un aula, pero si nos fíamos de la RAE, sería ésta:

Táctica: Arte que enseña a poner en orden las cosas/ Método o sistema para ejecutar o conseguir algo/ Habilidad o tacto para aplicar este sistema/ Arte de disponer, mover y emplear la fuerza bélica para el combate.

Estrategia: Arte de dirigir las operaciones militares/ Arte, traza para dirigir un asunto/ En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento.


El diccionario no me aclara mucho aparte de que ambas cosas son un arte y se utilizan para la guerra, pero, bueno, creo que la idea se pilla mejor con el poema de Benedetti. "Benedetti tiene un poema que se llama 'Táctica y estrategia'", me dijo L. Hacía tiempo que no recordaba el título de un poema y ese es uno de los pocos que no se me han olvidado desde entonces.

En un campo de trabajo en Murcia, vi a un tipo que me caía como una patada en el culo yéndose de guay con una lurpia mientras le recitaba de memoria "Táctica y estrategia". Le funcionó, aunque quizá también le habría funcionado si le hubiese formulado la teoría de la relatividad o le hubiese leído la lista de ofertas del Carrefour. Para mí fue un momento clave: el momento a partir del cual supe que Benedetti era un autor banalizado, un cliché que se había convertido en un medio para un fin. La promesa de amor de un uruguayo. Palabras engaioladas para echar el polvo y correr. Palabrería vana. Artificio. Un fraude. Del que él no tenía la culpa. Nadie puede ser responsable de lo que hace su público.

Lo que queda de mi vida, en lo que respecta a este poeta, ha sido una constante confrontación entre ese prejuicio (o post-juicio, más bien) y la realidad de ver las sensaciones que Benedetti creaba en gente cercana. Por ello se convirtió en, por ejemplo, buen objeto de regalo para cumpleaños, al tiempo que intentaba ocultar mi lado oscuro del corazón. Al menos, el lado oscuro tal como lo retrataba la peli que, en cuanto la vi, me irritó hasta la náusea. Palabrería vana, artificio. Sensibilidad pretenciosa para echar el polvo y correr. Eso opinaba yo circa 1999. Ahora no lo sé porque no la he vuelto a ver. No he tenido ningún buen motivo para ello.

Ya en Madrid, una mañana de libranza pasé por delante de la librería Crisol. Creo que necesitaba hacer un regalo de cumpleaños o algo. Paseando por dentro, me encontré a traición a Mario Benedetti firmando libros. Pensé en mis tres compañeros de piso del momento y me pillé otros tantos libros. El escritor estaba como ocioso, aburrido. Nadie se le acercaba. Un tanto nervioso por lo inesperado del momento, me acerqué y le dije "Don Mario: bla bla bla". No recuerdo exactamente qué era, pero algo así como "¿me puede firmar esto para mis compañeros de piso y ponerles una dedicatoria bonita?". Don Mario escribió unas palabras en cada ejemplar como si fuese un funcionario que se sabía utilizado para que alguien, del modo que fuese, conquistase el corazón de otras personas. Apenas un par de minutos de contacto verbal, visual y no recuerdo si físico. No recuerdo si le di la mano.

De mis compañeros de piso circa 2000: S. está en Coruña y cuando me la encuentro nos damos un abrazo. I. está en Alemania, creo. Y el innombrable aún nos debe dinero de cuando se pagaba en pesetas. Yo me dedico, entre otras cosas, al bloguismo necrófilo.

Presiento que leer o enviar (ahora por mail o sms) o poner en el Facebook "Táctica y estrategia" sigue siendo una de las tácticas más utilizadas en esa estrategia universal que consiste en conseguir estar menos solo. En otros casos, si la vida imita a la poesía, es también una receta vital similar a las que Humphrey Bogart transmitía a Woody Allen en "Sueños de un seductor" o Elvis a Christian Slater cada vez que iba al baño en "Amor a quemarropa". Del mismo tipo que las que transmitía Pablo Neruda a su cartero y que hacían llorar en el patio de butacas a las futuras esposas de futuros empresarios explotadores. (Bueno, ese es otro tema, mejor no lo abordo que me pierdo).

Por cierto, y antes de terminar como es debido: eviten pensar en si funciona o no. La poesía, aunque no se lo crean, no va de eso. Quizás sí de conservar una inocencia contra corriente y, si es posible, resistir un día más al cinismo. Malos tiempos, sí, pero, ¿alguna vez dejaron de serlo?

"Mi táctica es mirarte/ aprender como sos/ quererte como sos.

Mi táctica es/ hablarte/ y escucharte/ construir con palabras/ un puente indestructible.

Mi táctica es/ quedarme en tu recuerdo/ no sé cómo ni sé/ con qué pretexto/ pero quedarme en vos.

Mi táctica es/ ser franco/ y saber que sos franca/ y que no nos vendamos simulacros/ para que entre los dos/ no haya telón/ ni abismos.

Mi estrategia es/ en cambio/ más profunda y más simple.

Mi estrategia es/ que un día cualquiera/ no sé cómo ni sé/ con qué pretexto/ por fin me necesites".

Canción del día:
"Jackie Collins Existential Question Time" (Manic Street Preachers)

Frase del día: "A mí no me tumba ni Dios" (Soraya)

3 Comments:

Blogger supersalvajuan said...

Soraya, ¿quién la ha engañado?

5:46 p. m.  
Anonymous calros said...

Te voy a recitar el poema una de las noches del Primavera. Jajajajaja!

12:47 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Soy enemigo de la inflacion para hablar y me parece que el dolor se dice callando" Eduardo Galeano.

“Soliloquio“
Hoy he resuelto hablar conmigo mismo
aprovechar por fin el privilegio
de averiguar quién soy de dónde vengo
por qué me gustan las canciones tristes
cuando uno descubre sus miserias
siente el orgullo impávido sincero
de mirarse como un inconfundible
o como un tonto que no vive en paz
en el monólogo nos recorremos
desde la nuca fiel a los talones
ya no caemos en los simulacros
ni en las humillaciones vanidosas
nos vemos en la jaula de los odios
o en la vana penumbra del hastío
y gozamos con el asesinato
de hormigas cucarachas y polillas
hoy he resuelto hablar conmigo mismo
a ver si me convenzo y soy más bueno
y como premio encuentro algún amor
que me espera en un pétalo del alma
Mario Benedetti

Un respeto mate. Sergio V

3:04 p. m.  

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