Los detectives salvajes
Entre las muchas cosas a las que he llegado tarde se encontraba Roberto Bolaño. En estas navidades especialmente mierdosas, me hice por fin con su novela "Los detectives salvajes" y, si las expectativas eran altas, su lectura no ha hecho más que superarlas: me ha volado la puta cabeza.
Parte del encanto de este libro radica en el personal retrato que Bolaño hace de una era y de una filosofía de vida: un recorrido por una Latinoamérica (de los 70 a los 90) y unos individuos movidos por los ideales revolucionarios y el ansia de aventura, esgrimiendo la poesía como valor último y casi único, viviéndolo todo hasta sus últimas consecuencias. Aquellos detectives salvajes exprimían la libertad, la sexualidad y la vida, el valor y el poder de las palabras. Pero, por encima de la mirada nostálgica, hay en el argumento, en su multiplicadad de voces e historias, decenas de fugas caóticas que al final dejan un poso de fracaso, de absurdo, de sinsentido, en todo lo vivido y lo narrado.
Ha escrito Vila-Matas que esta novela pega un carpetazo a "Rayuela", de Cortázar. En cierto modo, eso parece: es el acta de defunción, genial, de los ideales de una generación; al igual que podríamos decir que, en cine, "La maman et la putain" supone el carpetazo a la nouvelle vague y al mayo del 68. Pero dentro hay mucho más. En las figuras de los protagonistas, Arturo Belano y Ulises Lima, se encuentran los trasuntos del propio Bolaño y de su amigo Mario Santiago Papasquiaro, lo que me lleva a recordar a "En el camino" de Jack Kerouac y emparentarlo en su valor como novela iniciática, y también en su prodigioso ritmo en el uso del lenguaje. Sorprende, de hecho, leer sobre la novela y sobre el hecho de que la mayoría de los personajes son, en realidad, traslaciones de seres (y, por tanto, también de situaciones) que existieron en realidad, ellos alternados con personajes que sí parecen citados (o incluso hablan) con su verdadero nombre.
Me encanta el aliento casi épico (aunque también decadente) que se le otorga a aquellos movimientos de poetas de vanguardia (¡los real visceralistas!, ¡los estridentistas!, ¡qué grandes nombres!) que se daban tanta importancia aunque ellos mismos supiesen que no la tenían en absoluto, y el absurdo en forma de la búsqueda de la misteriosa figura fundacional de Cesárea Tinarejo, o en detalles como la referencia de un intento de secuestro a Octavio Paz o la citación para un duelo a sable entre un escritor y un crítico en una playa nudista catalana. El misterio, de una forma peculiar, es otro de los mayores encantos de "Los detectives salvajes". Un crisol de voces -especialmente los de la segunda parte del libro- habla permanentemente de Belano y Lima como personajes casi rodeados de una aureola mitológica, por momentos incluso sobrehumana en el caso de Belano (lo cual me hace pensar si realmente el autor se regocijaba en hacer coñas sobre sí mismo o se veía de esa manera, me decanto más por lo primero). Y, entrelazadas prodigiosamente en diferentes tiempos, lugares, personas y hablas, van apareciendo múltiples historias, todas ellas apasionantes, o historias que hacen referencia a otras, y que al final son casi una sobrada por parte de Bolaño a la hora de mostrar su casi sobrenatural talento narrativo.
Sorprende, conmociona, subleva, enciende, y hace reír de una forma extraña. Arrebata y encandila. Y, sólo un día después de haberla terminado, me pregunto si no será esta la mejor jodida novela que he leído en mi vida (que, por otro lado, cierto es, no han sido tantas). Creo, ahora, que voy a recuperar "Rayuela".
Aquí, más información.
Y, aquí, el famoso artículo de Vila-Matas.
6 Comments:
No he podido terminar ese libro. Lo intentaré, otra vez.
Genial, David. A mí esa novela ME CAMBIÓ LA VIDA, en el sentido de que, creo, no volví a ser el mismo desde que la leí, literaturamente hablando. Es más, me compré 2666 hace unos años y todavía no la he empezado por miedo mismo. Y por el peso, claro.
Saludines y ánimos
Genial, David. A mí esa novela ME CAMBIÓ LA VIDA, en el sentido de que, creo, no volví a ser el mismo desde que la leí, literaturamente hablando. Es más, me compré 2666 hace unos años y todavía no la he empezado por miedo mismo. Y por el peso, claro.
Saludines y ánimos
Me la han regalado por reyes. A ver si me vuela también la cabeza.
Por curiosidad e incredulidad acabo de leer la biografía de la ministra Pajín que es sólo licenciada en Sociología (creo que J también lo es) lo cual nos deja todos muy mal ya que a su edad.......da que pensar
Soy Xosé. Saludos.
Cuando quieras te dejo "2666". Aviso: es dura de cojones.
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