Smells Like Teen Spirit
Da un innegable bajonazo pensar que en el año que entra se cumplirán 20 de la aparición de "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana, probablemente el último gran himno rock del siglo XX. Probablemente, a pesar de los deseos de sus autores. Y, visto el tratamiento que a esa canción se le depara hoy en día, el último gran ejemplo de cómo ciertos ideales, mitos e iconografías de lo que antes se asociaba a la cultura rock, han sido asimilados, modificados, desfigurados, ¿sodomizados?, desvirtuados o ridiculizados. También, probablemente, esté planteando esto en unos términos demasiado absolutos en una era en la que precisamente lo único que parece claro es que todo es confusión. "Chaos reigns", como dijo el zorro de "Anticristo".
Hasta donde la memoria me permite poner orden, cuando esta canción comenzó a sonar en la radio a finales del 91, todavía existían ciertas convicciones que parecían inamovibles. Yo también estaba en edad de descubrir cosas. En edad de creer en cosas, o de necesitar creer. "Nevermind" marcó un hito de esos que, dicen, suponen un antes y un después simbólico: sacar a Michael Jackson del número 1 de las listas estadounidenses y cambiar los postulados del rock mayoritario hegemonizado por el cock-metal de peluquería. Casi se creyó en una última (y, como pronto se supo, irreal) revolución que volviese a traer cierta idea de autenticidad a la industria musical pre-internet.
Ahora mismo, Nirvana es uno de esos grandes nombres indiscutibles del rock. O más bien Kurt Cobain. Pero en su momento no fue así. Paralelamente al boom de "Nevermind", se puso bajo sospecha: una facción decía que el único grupo grunge auténtico era Mudhoney. Otra, que su disco bueno era "Bleach" y luego se habían vendido. Otra, que era un producto de laboratorio con pulo alternativo, como demostraba la producción de Butch Vig. Menos mal que siempre está la muerte (y, especialmente, la muerte trágica) para poner las cosas en su sitio: pégate un tiro para sobrevivir. La desaparición de Cobain, además de para garantizar las ventas futuribles de su exiguo catálogo y de lo que quedaba por rebañar, le otorgó, voilá, el poder de la credibilidad eterna. Muchas veces me pregunto cómo habrían sido las cosas si el músico hubiese seguido vivo.
Gus Van Sant plasma de una personalísima manera cómo el hombre se convierte en mito en la película "Last Days". Otros factores, como su carta de despedida invocando al "mejor quemarse que desvanecerse lentamente" de Neil Young, han contribuido sobremanera a esa mitificación y han hecho de la figura de Cobain una especie de martir en lucha contra la fama y contra la industria, y especialmente a "Smells Like Teen Spirit" como símbolo y totem de una forma de rebeldía que se antoja como perdida. Todo ello, obviando que el joven Cobain ya flirteaba históricamente con las tendencias suicidas y que su casi congénita inestabilidad anímica y mental era mucho más poderosa, probablemente, que su involuntaria posición social como portavoz generacional. En suma, que si no se hubiese comido un rosco en el mundo de la música y currase como leñador o vendedor de libros a domicilio, probablemente se habría pegado un tiro también. Chaos reigns.
En los últimos meses -bien lo saben mis amigos de Facebook- ha sido práctica constante mía la de mostrar mi indignación ante el aluvión de versiones más o menos aberrantes que de "Smells Like Teen Spirit" estaban haciendo artistas y artistillas de todo pelaje. Ahora me doy cuenta de que tal vez estaba siendo más papista que el papa. Al igual que en el famoso plano-secuencia de "Last Days" en que la cámara se va alejando del trasunto de Cobain mientras compone una canción para sugerir cómo la obra trasciende a la persona que la crea, una vez que "Smells Like Teen Spirit" copó las listas y pasó a alcanzar la categoría de estándar, quedó ahí como uno de esos artefactos inevitablemente expuestos a ser objeto (o víctima) de todo tipo de cita, homenaje o parodia. Son, supongo, las consecuencias de la perdurabilidad.
A pesar, repito, de las intenciones de sus autores. Está perfectamente documentado que Nirvana nunca se mostraron especialmente cómodos con el estatus que su "himno" estaba adquiriendo. Acostumbraron a renegar de él o, directamente, a burlarse y autoboicotearlo, no sólo pasando de tocarlo en algunos de sus conciertos más señalados, sino fundiéndolo (como en la famosa actuación en Reading) con el riff de "More Than A Feeling" de Boston o destrozándolo en el "Top Of The Pops" y cambiándole la letra -fue práctica habitual en ellos-, en este caso comenzándola con "load up on drugs/ kill your friends". Para alguien en cuya filosofía parecía estar escrito a fuego el "mata a tus ídolos" es perfectamente asumible que, al igual que Sid Vicious parodió el "My Way", debería haber vía libre para que, por ejemplo, Paul Anka hiciese una versión a su manera de "Smells Like Teen Spirit". Y la realidad, una vez más, demostró que tiene más imaginación que la imaginación de las mentes más calenturientas.
Como símbolo de tantas cosas, algo así como último estertor de una rebeldía juvenil, de una rabia nihilista fortalecida por su título y por ese videoclip que mostraba a cheer-leaders de high school con anarquías bordadas, la canción sobrevivió a todos sus sinsentidos internos. O quizá fue eso la que la hizo grande. Se asoció a cierta idea generacional cuando, en realidad, el título hacía referencia al graffiti "Kurt smells like Teen Spirit" que Kathleen Hanna (Bikini Kill) hizo en una pared para mofarse de Cobain, por entonces liado con la bajista de su grupo, Toby Vail. Teen Spirit era el perfume que utilizaba ella. Tambien es confusa y plagada de contradicciones una letra que, en realidad, casi nadie alcanzó a saber exactamente lo que decía: juegos de palabras, yuxtaposiciones de frases lapidarias sin una intencionalidad clara... En resumen, algo que parecía bastante más cercano a un ejercicio apresurado de escritura automática que a un discurso articulado. Aunque la rabia transmitida conseguía trascender todo lo demás, y en eso reside su grandeza.
Las versiones posteriores que se han hecho de la canción, ¿se vuelven contra ella o, al contrario, refuerzan su idea? ¿Son un atentado al buen gusto y a una lectura "correcta" de lo que ha quedado de "Smells" como himno intocable? ¿Son una blasfemia? ¿O, por el contrario, refuerzan todo el nihilismo que contiene al llevarla a terrenos contrarios e insospechados? En resumen, ¿se retorcería Cobain de odio en su tumba o se reiría con más fuerza? Yo me lo imagino en pleno arrebato de histeria, entre la carcajada y el llanto. O sea: la más pura esencia de lo que fue Nirvana.
Unos cuantos ejemplos para que ustedes se hagan su propia interpretación de esta tragicomedia:
Pansy Division
Tori Amos
The Bad Plus
Scala & Kolacny Brothers
The Western Branch Freshmen Orchestra
The Ukulele Orchestra Of Great Britain
Kathleen Hannah
The Melvins ft. Leif Garrett
Patti Smith
Paul Anka
Flying Pickets
Willie Nelson
Take That
"Weird Al" Yankovic
La película "Moulin Rouge"
Pitingo
Bebe
Bootleg con Rick Astley
Y, para finalizar, el estrambote que se sale un poco de guión pero que todos esperabais
4 Comments:
Me niego a pinchar en cualquiera de los enlaces. Llevo años evitando por todos los medios escuchar las versiones, porque todas me han dolido. Hay cosas que no se tocan, y punto. Y mira que a iconoclasta me ganan pocos. Ya en su momento, el mismo año que salió, en Alemani hicieron una versión que parodiaba la canción y el vídeo. Por desgracia no recuerdo al nombre del grupo. Pero fue mucho antes de que "Smells like teen spirit" se convirtiera en himno.
Teen Spirit, por cierto, no es un perfume, sino un desodorante barato que se comercializó pensando en las adolescentes. Dicho sea de paso, es el mejor desodorante que he probado nunca.
¡Ah! Y de seguir vivo, hace mucho que Kurt se habría vuelto a suicidar una y mil veces leyendo y escuchando según qué cosas.
Pero vamos, que no voy a añadir nada más porque tu post está perfecto como está y sabes de sobra cuál es mi opinión.
En mi opnión toda la desdencia bastarda de Smell like teen spirit no hace sino celebrar la biodiversidad y exuberancia de la vida y de la música, ¡celebrémoslo!
Alfred Matthew "Weird Al" Yankovic es el alemán.
Cierto, es Weird Al... ¡Gracias!
Siempre he pensado que es una canción 0 coverable. Después del post de David lo sigo pensando más que nunca
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