"Mil años de oración", de Wayne Wang. Encontrarse en el desencuentro.
"Mil años de oración", basada en el relato de Yiyun Li "Mil años de buenos deseos" (mucho mejor título), aborda desde una perspectiva íntima y modesta temas clásicos como el choque generacional y cultural, la incomunicación y la soledad. En la peli no pasan demasiadas cosas: no hay grandes giros de guión, ni siquiera transformaciones demasiado radicales en los personajes (fundamentalmente dos: un padre y una hija, chinos, que se reencuentran tras varios años en un lugar de EE UU), pero Wang desarrolla la historia con sutileza, detallismo y sensibilidad. En cada plano, en cada mirada, en cada palabra hay un impecable trazo de reflexión, de amor por la vida con todas sus contradicciones.
El personaje del padre, Mr. Shi (Henry O) es quien ofrece la mirada más interesante: sabio cuando ve lo que sucede fuera de él, graciosamente torpe a la hora de hablar con otros en su rudimentario inglés, entrañablemente frágil cuando ensaya conversaciones imaginarias frente a pedazos de aire. Ofrece, también, una interesante reflexión sobre el silencio de la juventud/ vida moderna y el sentimiento comunitario (inocente) de la gente mayor/ vida tradicional. Si su hija se aísla entre aparatos y contestadores automáticos, a él no le duelen prendas en hablar amigablemente con toda la gente que se encuentra a su paso aunque no entienda el idioma. Especialmente reveladoras son las conversaciones con una mujer iraní a la que encuentra en el banco de un parque.
El uso de los idiomas es fundamental, por cierto, en la película. Wang incluso cuida hasta el milímetro lo que desea que se subititule y lo que no. Hay momentos en que considera que lo que dicen o murmuran los personajes (en chino o en iraní) no es relevante para el espectador: quiere que esa presunta incomunicación llegue también a nosotros pero, al tiempo, creamos entender lo que dicen esas palabras, que nos situemos al mismo nivel de los personajes. No me quiero imaginar el desaguisado que puede ser la versión doblada.
No hay más que eso, pero tampoco hay menos. La película que selló la reconciliación entre Wayne Wang y Paul Auster en el último Festival de San Sebastián (el neoyorquino, presidente del Jurado, le dio la Concha de Oro) merece algo más que un cálido abrazo entre los dos artífices de "Smoke".
Canción del día: "Schloss" (Hidrogenesse)
Frase del día: "La copla sobrevive porque la mujer sigue siendo igual de tonta" (Concha Buika)
1 Comments:
buenas:
la web de nouvelle cuisine ya está operativa, y allí se puede escuchar íntegro al nuevo disco, de memoria. gracias.
http://www.nouvelleweb.com/
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