miércoles, abril 09, 2008

"La edad de la ignorancia", de Denys Arcand. La vida moderna es una porquería.

Una vez más, tengo que comenzar hablando de la desafortunada traducción de los distribuidores españoles del título original de una peli (mucho más adecuado "La edad de las tinieblas"). Tras esto, decir que la segunda peli que veo del quebequense Denys Arcand me ha transmitido sensaciones muy similares a "Las invasiones bárbaras". Va de menos a más hasta dejarte emocionalmente pillado por los huevos.

El comienzo, con la presentación de personajes y situaciones, parece muy chorra. Te da la sensación de que es una peli que has visto mil veces, basada en la vida de un aburrido funcionario (gran actor Marc Labrèche) cuya única salida a su patética existencia son unas aún más patéticas fantasías de trazo grueso, típicas de viejo verde, en las que mujeres jóvenes y bellas desean ser satisfechas por sus favores sexuales.

Pero, poco a poco, esas fantasías van adquiriendo otro sentido. Por ejemplo, preguntarle al protagonista por los problemas que le preocupan en vista de que en su familia nadie lo hace. Luego se rebelarán para provocar que el personaje reaccione, acaban adquiriendo una función activa en sus pensamientos.

La comedia negra va derivando en tragedia a medida que nos vamos empañando de las circunstancias vitales de un hombre solo y desamparado en un mundo que no entiende. El otro factor que te va pillando es ese retrato social de un Quebec kafkiano, de la burocracia absurda y de las disfuncionalidades de la sociedad moderna. Es una sátira, sí, pero tras la aparente exageración se percibe que todo eso puede pasar hoy en día en la sociedad real. Ejemplos como la reciente celebracion del Día del Humor en el Trabajo -donde se instaba a los oficinistas a cantar y bailar la del Chikilicuatre- lo certifican superando a la fantasía. De hecho, las mayores verdades de la película las dicen los personajes desesperados que van a contar sus problemas al funcionario. Todo suena absurdo, grotesco, pero todo es perfectamente posible.

A medida que crece la amargura y la desesperación del protagonista, más difícil se nos hace no sentirnos solidarizados con su tragedia personal. Pero, ojo, también se puede cuestionar en la película cierto tono reaccionario (la sociedad tradicional era mejor que ésta) que, en cierto modo, no sé si diluye o potencia con su crítica al medievalismo en uno de los segmentos más delirantes del film. La idea, en fin, podría ser la siguiente: "Nos vendieron que íbamos a ser libres y avanzados y en realidad nos han dado esta puta mierda de vida en la que ni siquiera somos personas".

Por otro lado, también percibo una preocupante tendencia misógina en la peli, que el propio Arcand pone de manifiesto al declarar que su cinta refleja "el repentino deseo de la mujer de convertirse en inaccesible y tener a los hombres recitándoles poemas". Vale, quizás la revolución sexual no salió como a nadie nos habría gustado, pero todo esto daría para un debate más largo y no tan simplista.

Canción del día: "Olympic Airways" (Foals)

Frase del día: "Si en el cielo hay un detector de metales, Charlton Heston no pasa" (Andreu Buenafuente)


3 Comments:

Blogger Mensaje de Arecibo said...

se te ha olvidado poner como famoso avistado a Toñito de Poi

6:54 p. m.  
Blogger David said...

¡Ahora ya sé quien eres! :-P

7:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Charlton no pasa porque lleva la Tizona, no?

1:29 p. m.  

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