"4 meses, 3 semanas, 2 días", de Cristian Mungiu. Genuino mal rollo.

Como todavía estoy interiorizando esta devastadora obra de arte sobre la impotencia, la opresión y la amistad, mejor me remito a estas certeras frases de Juan Zapater ("Señorita, esto no es un juego", publicado por Diario de Noticias) y extraídas de la hoja informativo de los cines Golem, en torno a lo que creo que -guión e interpretaciones aparte- es su gran clave narrativa: el papel de una cámara que quiere registrar con neutralidad unos acontecimientos y, sin embargo, no puede, al igual que el espectador, quedarse impasible.

(...) "Su turbia atmósfera sabe de la misma sumisa impotencia que el cine mostró en títulos como "Saló o los 120 días de Sodoma". Y eso se llama miedo. Miedo a la libertad, miedo a vivir, miedo a morir. Mungiu lo recoge con dos tipos de recursos. Uno, el plano frontal. Plano fijo aunque no inmóvil. Mungiu tiene el cuidado de no anclar la cámara, de dejar que el plano tiemble, que respire, que palpite como si fuera lo que realmente es, un plano robado a la intimidad y a la vergüenza de la condición del ser humano. El otro, es la cámara al hombro y el recorrido asfixiado. Con eso le basta".

Aún estamos a 12 de febrero pero el año cinematográfico está siendo impresionante. Y eso que aún no he visto ni la de los Coen ni la de Wes Anderson.

Canción del día: "Nana del caballo grande" (Camarón)

Frase del día: "Quiero al amante que gime de felicidad y desprecio al hipócrita que reza una plegaria" (Omar Kayan)