"Takeshis'", de Takeshi Kitano. Surrealismo amarillo
El lunes celebré la huelga patronal de cines que no quieren exhibir pelis españolas yendo a ver la nueva de Kitano a una sala esquirola. Al poco rato de comenzar, me di cuenta de por qué han tardado dos años en estrenarla por aquí y, de hecho, me sorprendí de que la hayan llegado a estrenar, cosa que, si han hecho, ha sido pensando en todos los incautos que íbamos a ir a verla simplemente porque la firmaba este tipo.
No es que yo considere que sea un bodrio o una tomadura de pelo (como, seguramente, pensaría el 95% de mis amigos si hubiese intentado convencerlos -cosa que nunca osaría- de ir a verla). A ver. La idea, básicamente, es el encuentro entre Beat Takeshi (un actor consagrado) y Kitano (un cajero de supermercado aspirante a actor) pero, más que parecerse a algo tipo Kauffmann ("Cómo ser John Malkovich" y tal) la película es una mezcla entre el surrealismo de Buñuel y un autohomenaje-parodia a lo Mel Brooks pero mucho más oscuro, perverso e inaccesible. Todo ello pasado por el retorcidísimo humor de Kitano, por supuesto.
Coartada intelectual: en principio la película se iba a denominar "Fractales": una persona sueña y crea un mundo imaginario, pero dentro de ese mundo se crea otro y así sucesivamente, hasta que todo va de delante hacía atrás, de atrás hacia delante, se entremezcla realidad y fantasía y tal. Un puto lío, vamos, sobre el que Kitano, acertadamente, ha dicho que lo mejor es desconectar la actividad cerebral y dejarse llevar por la trama en lugar de aspirar a ver dónde está la estructura interna y este tipo de cosas.
Precisamente la presencia de onirismo y la libertad que eso concede a la hora de no tener que buscar una lógica espacio-temporal (ni de ningún tipo, en realidad) es lo que entronca con la escuela surrealista de Buñuel. Hay, de hecho, escenas que podría haber rodado el aragonés, como la del taxi esquivando decenas de cadáveres en una carretera o la asociación de imágenes de un DJ pinchando y tocándole las tetas a una tía como si fueran platos y haciéndole scratch y tal. Kitano añade su toque personal con referencias a los yakuzas y con escenas de violencia ya llevada hasta el absurdo (riéndose de sus propias pelis), incluso sacando la que -ahora tengo mis dudas- podría ser la misma playa de "Hana-Bi" en los minutos finales.
Conclusión: una obra menor, pura curiosidad solamente recomendada a fans acérrimos de Kitano con mucho tiempo libre. Para los quieran amarle y no odiarle, mejor que empiecen por "Dolls", "El verano de Kikujiro", "Zatoichi" y "Hana-bi" y eviten ésta.
Canción del día: "A Dream Of Her" (Micah P. Hinson)
Frase del día: "De aquí para abajo ya es territorio africano" (un hombre hablando a gritos con su perro en Lavapiés)
Famosos avistados: Coque Malla (C/ Martín de los Heros)
1 Comments:
O sea, que esta la alineamos con esos gags chorras que aderezan Humor Amarillo, como un tipo con una cabeza gigante de Kitano o alguno de sus esbirros haciendo el idiota difrazado de, por ejemplo, pollo.
De las que mencionas sólo he visto Dolls y Zatoichi, y las dos me gustan, sobre todo la primera. La segunda la volví a ver hace poco en un pase especial Asia [me espero dentro de poco el especial Culos de brasileñas] que emitió creo que Antena 3 hace unos meses. Ponían Hero y, a continuación, Zatoichi.
Esa noche China quedó espectacular, manierista, colorista y barroca. Y Japón un poco más terrosa, con esa imagen de un deficiente mental disfrazado de samurai que berreaba como un cerdo por el pueblo al que llega Zatoichi.
Los chinos están recuperando su esplendor Ming a base de efectísimos especialísimos.
Y sin Kitano el humor amarillo [manchado de hemoglobina] no existiría. Habremos de agradecérselo?
Me ha quedado un comentario más largo que tu post.
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