martes, marzo 27, 2007

El niño que, en una proyección de Méliès, preguntó si había gente mala

El otro día en la filmoteca había un niño. No debería sonar friki, pero lamentablemente suena así de extraño (tanto, que hasta diría que, en una proyección normal, yo suelo estar por debajo de la media de edad). Se sentó a escasos metros de mí e iba acompañado de su padre: un señor de barba y gafas que le contaba cosas en plan "Walt Disney ya hacía películas hace 70 años" o "Mira, aquel señor que pasa por ahí es Miguel Marías, que salía en el programa de Garci", todo eso mientras el crío no se paraba quieto y ponía los pies encima del asiento delantero todo el rato.

Como me aburría un poco, puse la antena a ver qué decía el niño como quien observa a los animales en el zoo, y me sorprendieron un par de comentarios. Uno: "mira, a aquel chaval seguro que le gusta mucho el cine, porque está solo". Me di por aludido. Otro: "papá, ¿aquí hay gente mala? Dice mamá que cuando estás en un sitio donde hay mucha gente que no conoces, nunca puedes saber cuál de ella es buena y cuál es mala". El padre se quedó flasheado y no supo bien qué contestar, así que mareó la perdiz un poco.

Se proyectaba una sesión especial con cortos de Georges Méliès, presentados y comentados en vivo con mucha gracia por su bisnieta y con música en directo al piano de su tataranieto. Y fue una de las experiencias cinematográficas más emocionantes y difíciles de definir que he vivido.

Muchas de esas pelis ya las había visto en VHS pero, en celuloide, pantalla grande y con la magia del directo, ganan muchísimo. Más de un siglo después, y aislados del ruido de la ciudad, aquellos pequeños experimentos que inventaron el cine fantástico, combinaciones entre teatro humorístico, ilusionismo (Méliès era, en realidad, un mago en sentido literal que, una vez descubrió el cinematógrafo, decidió incorporarlo a sus números) y avanzados juegos narrativos me empañaron de un extraño sentimiento retropardillo: las ganas de creérselo todo, la recuperación de una risa tonta y completamente inocente y las ganas de abrazar.

A veces, cuando el arte es tan sublime, cuando ves que consigue que un patio de butacas comparta esa sonrisa y la misma voluntad por dejarse seducir, cuando destila tanta confianza en la humanidad, te choca violentamente pensar que, en efecto, allí pueda haber mala gente. Y, sin embargo, el espectador más inocente y puro de los allí presentes, fue quien lo dijo.

Canción del día: "Peter Pan" (Patrick Wolf)

Frase del día: "Bernard es un puto gilipollas, un bastardo y un miserable" (Peter Hook a Jose Pastiche en un taxi)

Famosos avistados: Beth de OT (C/ Carretas)

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Qué bueno lo del niño, por favor!!!!

12:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Otra paradoja (más) ;)

2:22 p. m.  
Blogger estibaliz... said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

3:54 p. m.  
Blogger estibaliz... said...

a pregunta é...

e sería Mélies boa xente?

as súas viaxes planetarias son do mellor do cine. Pero desconfiemos: talvez estupraba doncelas a cambio de que fixeran de Saturno ou de asteroide

a anécdota en si xa parece un spot publicitario: eu utilizaríaa para vender...mmm... a filmoteca, por exemplo.

Onde os bos son bos e os malos, moi malos. Vén á filmoteca de madriz

Que pasa? Hai anuncios peores

3:55 p. m.  
Blogger David said...

Sí, los de Gallardón:
"¿Qué pasaría si nunca pasase nada?" Y alterna fotos del Madrid antiguo con el moderno, inconsciente de que el antiguo es mucho más bonito

6:13 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Eso de los anuncios de Gallardón es cierto!!!! Por favor, la librería de CArretas era más idílica en ese sucedáneo de Cuéntame que sale en el anuncio!!!!

9:43 p. m.  

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