jueves, octubre 27, 2005

Yo fui un trainspotter infantil

Leyendo el libro "Jim Jarmusch y el sueño de los justos", de Breixo Viejo (Ediciones JC, 2001), me encuentro con el siguiente párrafo a colación de la peli "Mistery Train",pero citando un libro de Donald Richie sobre el cine de Yasujiro Ozu: "En realidad, las películas han mostrado trenes desde el nacimiento del cine, y los hermanos Lumiere, Gance, Kinoshita, Hitchcock y Kurosawa se han sentido fascinados por ellos. Sin embargo, Ozu es probablemente quien ostenta el récord. Casi todas sus películas incluyen una escena en la que aparece el ferrocarril, y en muchas de ellas la secuencia final ocurre dentro o cerca de un tren. Una de las razones por las que filma todos estos trenes es porque, para los japoneses, si es que aún no lo sigue siendo para nosotros, el tren es un vehículo de misterio y cambio. El traqueteo triste de un tren en la lejanía, la idea de que las personas que van en él volverán a empezar una vida en otro lugar, la melancolía o la nostalgia de viajar, son todavía sensaciones emocionalmente poderosas para los japoneses".
Tal comentario me recordó inmediatamente a una de las secuencias más flipantes del cine reciente, el recorrido en un tren fantasma casi en la parte final de "El viaje de Chihiro", indiscutiblemente ligada a esta idea. Pero a lo que también me remitió es a una obsesión inconsciente, no sé si decir atávica, que tuve de pequeño con los trenes. Flipaba con ellos: mi padre (qué paciencia la suya) me llevaba a dar largos paseos cuyo destino era siempre la vía del tren.Esperábamos a que pasaran, buscábamos ya nuestros recovecos, nuestros puntos de referencia. Pasos a nivel, túneles, caminatas por la vía. Creo que los túneles, de hecho (culmen del misterio) me fascinaban especialmente de entre toda esa práctica: la idea de caminar por la vía y la sensación peligrosa y casi prohibida de meterse por el túnel me flipaba. Lógicamente, me aficioné a los trenes eléctricos también: una de mis primeras impresiones vitales mayúsculas fue ver uno supercompleto, en una maqueta con mogollón de rollos, que tenía un amigo suyo. Luego me quedaba prendado en las tiendas de juguetes cuando tenían algún tren eléctrico super guay expuesto.
El metro fue el siguiente paso. Ahora estoy evidentemente hasta los huevos de él, pero en su momento (sobre los 6 años) me dejó atónito pensar en ese recorrido subterráneo por toda la ciudad de Madrid. Otra de mis escenas favoritas, por cierto, del cine reciente, es la de los chavales de "Barrio" caminando por la vía y descubriendo la estación fantasma. En tren fui a ver a U2 por primera vez, a Donosti. Recorriendo España en más de 18 horas fui la primera vez que fui solo a Barcelona e incluso los dos primeros Fibs (cuando el festival molaba y no era el megaparque temático de aspirantes a guays en que se ha convertido ahora) me los hice también por la vía férrea.
Es una pena que Renfe funcione tan mal (es lenta y cara y me temo que en algún momento cercano la privatizarán y se convertirá en un puto desastre lleno de accidentes como en la peli de Ken Loach "La cuadrilla"), y por culpa de ello gran parte de los últimos seis años de mi vida me los he pasado en autobuses. El viajar ya no es para mí un misterio ni un placer, sino una especie de fastidio rutinario por el que tengo que pasar una vez al mes aproximadamente, y buena parte de ese desencanto se lo debo al siempre poco acogedor Alsa. Queda también el Nexos (antiguo TRD), otra modernidad impersonal de la que siempre recordaré, sin embargo, que al final, en su destino, me iba a esperar algo que valía la pena más que cualquier otra cosa.
Recuerdo una manifa en Coruña contra la supresión de líneas regionales. "Polos camiños de ferro", creo recordar que se llamaba. Se supone que no sirvió de nada, pero yo, en compañía de la Xeración Pardilla, volví a encontrar ahí algo de mí mismo. Espero no perder nunca ese tren. Salud y buen puente.

Canción del día: "La estación de los amores" (Franco Battiato)

Frase del día: "Preciosa por fuera, pero por dentro una fábrica de mierda" (personaje de una teleserie de Antena 3 refiriéndose a sus hermana bebé)

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"viene y va"

5:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

el parte metereológico de hoy anuncia blog con textos largos y poco tiempo para leerlos

6:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El tren siempre ha tenido un encanto especial que desafortunadamente los que somos de Coruña nunca hemos podido disfrutar. Puto Alsa.

10:13 a. m.  
Blogger Roberto Iza Valdés said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

5:15 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es cierto que es muy distinto pillarse un tren que pillarse un bus. En el bus está todo calculado y es frío e impersonal, matemáticamente puntual, por eso, desde una óptica pragmática, yo prefiero viajar en bus. Desde un punto de vista romántico, no hay nada como el tren: puedes caminar, aprecias el paisaje de otra forma, hay encuentros, desencuentros, reconfiguración de asientos, reflejos... todo un mundo que te obliga al roce constante con tus compañeros de periplo... ah! pero funciona fatal. "Os camiños de ferro" ya no satisfacen esa idea de "progreso" que tenían los decimonónicos, por eso se están perdiendo.

El primer año de carrera me plantaba en la estación de RENFE y ni más de media hora tardaba en salir cualquier tren con mi destino. Hoy tengo que entrar en internet y ver las "horas escogidas". Siempre acabo optando por el bus.

Cuide usted de su ordenador, menuda putada! Muchos saludos para tí, y también para el elemento /aafgod, que echo de menos sus apariciones estelares jaja

1:02 p. m.  
Blogger David said...

Más (y mucho mejor) sobre el mundo de los trenes en estibalizes.blogspot.com

6:01 p. m.  

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