domingo, agosto 07, 2011

"Historia social del flamenco", de Alfredo Grimaldos

Hacía tiempo que tenía ganas de hincarle el diente a este libro de mi respetado compañero en La Luna de Metrópoli Alfredo Grimaldos. En realidad, me imaginaba otra cosa más acorde con lo que apunta su título pero, más que una exhaustiva visión historiográfica o sociológica (que era lo que más me atraía a priori) tiene un enfoque periodístico ligeramente caótico. No es necesariamente un demérito: Grimaldos se basa fundamentalmente en entrevistas realizadas a lo largo de los años a diferentes figuras del flamenco (no precisamente las más conocidas, aunque sí representativas de las ideas que él quiere mostrar, y muchas de ellas ya fallecidas) y, de este modo, lo que prevalece es algo tan de ese género como la memoria oral.

La historia social, pues, no se cuenta desde fuera (aunque sí hay una introducción del autor en este sentido y bastantes comentarios para informar y contextualizar), sino que se infiere a través de las palabras de los entrevistados, que se convierten en los verdaderos protagonistas. El anecdotario (que es lo predominante) no se queda simplemente en eso, sino que a partir de ahí se va trazando un discurso sobre los orígenes del flamenco dentro de una situación de pobreza y cuasi esclavitud, su actitud a menudo rebelde (especialmente durante el franquismo), el salto de actuar en las ventas o en fiestas de señoritos a los tablaos y, posteriormente, teatros; su paulatina dignificación cultural y, paralelamente, la pérdida de su esencia más purista en beneficio de la fusión y el flamenquito.

Dos son, creo, las ideas-fuerza que pretende resaltar Grimaaldos. La primera, una reivindicación del flamenco como música de los desposeídos y música comprometida socialmente. Hay, diría, una perspectiva de lucha de clases en este sentido. La segunda, una crítica a los nuevos rumbos que está tomando (e incluso diría que una alerta ante la posible extinción de sus fundamentos más jondos, visto también con cierto aroma nostálgico). Hay críticas -muy comprensibles y que comparto, por cierto- con la visión del género que dio Carlos Saura en su película "Flamenco" y a figuras como Joaquín Cortés o muchos de los representantes del denominado Nuevo Flamenco. En este sentido, observo (como no podía ser de otra manera) cierto paralelismo con lo que ha sucedido con otros géneros creados por minorías desfavorecidas como es el caso del hip hop: los valores comprometidos se pierden en beneficio del culto a lo más material y al lujo, esa cosa tan de nuevos ricos. Y eso me hace recordar unas palabras de Raimundo Amador cuando le entrevisté el año pasado junto a Howe Gelb: venía a decir que Howe parecía más gitano que ellos y que ellos parecían los payos, porque el de Arizona iba por ahí con la guitarra cubierta de polvo y ellos trataban a sus instrumentos de forma bastante más pija.

No esperen encontrar tampoco algo así como una genealogía de los grandes maestros del cante, la guitarra o el baile. Para eso, supongo, ya hay otros libros. Evidentemente, se habla de Antonio Mairena, de La Niña de Los Peines, de Camarón, Paco de Lucía, José Menese, Carmen Linares o Enrique Morente (aún vivo cuando el libro se editó), pero su presencia no es más importante que la de otras voces. Por ejemplo, la de un personaje tan singular como El Cabrero.

Justo cuando escribo estas líneas, veo en la tele que, este año, el Festival del Cante de las Minas de la Unión ha contado con la presencia de Pitingo y ha concedido un galardón a Alejandro Sanz. Todo esto da más fuerza a las tesis de Grimaldos y hace que su libro sea más necesario.

2 Comments:

Anonymous carolina said...

¿Alejandro Sanz y Pitingo en el Festival de las Minas? Puffff.

Pero el libro pinta bien, tendré que leerlo.

11:30 p. m.  
Blogger David said...

Ya ves. y hoy, Farruquito y Ferrán Adriá como "Embajador del flamenco". Definitivamente, esto se está yendo a tomar por el culo.

4:47 p. m.  

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