domingo, octubre 21, 2007

"La boda de Tuya", de Wang Quan'an. Lejos del mundanal ruido, cerca de todos nosotros

A muchos les puede haber parecido exagerado que esta película china mereciera el Oso de Oro en el último festival de Berlín. No se les puede culpar. Sobre el papel, la cosa da más bien mal rollo: la historia transcurre en un lugar de la Mongolia interior, donde una mujer, a cargo de sus dos hijos y de un marido inválido, tiene que lucharse la vida día a día -se dedica al pastoreo- encontrándose con dos dificultades añadidas: la creciente desertización de la zona y el progresivo deterioro de su salud. La única solución, propuesta por el propio marido, que se divorcie y contraiga matrimonio con otro hombre que pueda sacarla adelante.

La peli está lejos de ser un dramón al uso. Es un drama intimista, humano, cercano a aquellas cintas de Zhang Yimou y Chen Kaige antes de pasarse al cine de saltitos, leyendas frikis y efectos especiales. Por un lado, tiene tintes (muy personales) de comedia romántica subvertida al narrar las peripecias de Tuya -joven, guapa y heroica, un personaje maravilloso del que es imposible no enamorarse- ante la avalancha de pretendientes una vez que se enteran de que busca nuevo marido, y su fuerza moral a la hora de no dar nunca la espalda a su ex cónyuge, buscando una situación aparentemente insostenible: convivir con un nuevo marido (y amante) mientras en su casa se mantiene el antiguo, y padre de sus hijos.

Por el otro, tiene el trasfondo social voluntario de retratar una forma de vida nómada que está a punto de desaparecer ante el empuje de la China moderna. En palabras del director: "Cuando me enteré de que la industrialización salvaje acelera la desertización y que los administradores locales obligan a los pastores mongoles a abandonar sus pastos, decidí realizar un testimonio fílmico antes de que este tipo de vida desapareciera del todo. Espero que haya sabido combinar la belleza y la fuerza en esta película". A mí, desde luego, me ha llegado bastante más que otra producción china reciente muy similar: "Naturaleza muerta", que se pierde bastante más en un estilo intelectual, cerebral, menos cercano.

Porque, finalmente, la clave (nunca presentada en primer plano, mucho más difusa pero, finalmente, brutal) en esta película no es el retrato de una sociedad justo en el momento en que está a punto de ser devorada por otra. No: a partir de la historia de un personaje en un determinado momento de su vida, se está hablando exactamente de lo mismo que quiso reflejar Julio Medem en "Caótica Ana" y donde, en comparación con esta cinta, naufraga todavía más, mucho más, de lo que sostuve en el primer momento.

"La boda de Tuya" es, en efecto, una inteligente y devastadora exaltación de la feminidad, del papel y dificultades de la mujer trabajadora (pastora en Mongolia pero extrapolable perfectamente a todas las culturas y sociedades del mundo), y una pesimista reflexión sobre la imposibilidad de romper las convenciones sociales aún cuando es asumido por todos que, a nivel práctico, sería lo más lógico; y, en última instancia, sobre la fatídica prevalencia de una cultura patriarcal sostenida por el honor y la violencia.

Me ha gustado mucho. Se estrena en las ciudades grandes el 26 de octubre.

Canción del día: "Is There A Ghost?" (Band Of Horses)

Frase del día: "La ley es una mierda. Detiene a las prostitutas pero no a quienes las contratan" (Bob Dylan