A Feira de Arcade
Aunque mi incredulidad disminuye considerablemente a lo largo del tiempo ("La muerte en directo" de Tavernier ya se quedó en una lejana mariconada), reconozco no dar crédito ante el gran fenómeno mediático de la temporada. Me refiero, por supuesto, al de la peluquera a la que pillaron de marrón con armas en su maleta en Cancún y que, a velocidad de vértigo, ya ha apañado casi todo lo que se puede apañar dentro del mundo rosa. La penúltima es que se cuenta que va a hacer de opinóloga en uno de estos ruedos del corazón (¿quién mejor que una peluquera, ciertamente, y sin que se ofenda el gremio?).
Que la cultura de la fama se ha transformado sobremanera en los últimos años es más que evidente. En un principio era algo exclusivo de la aristocracia, luego se pasó a la meritocracia (la jet set de la nobleza y afiliados se empezó a codear con artistas, toreros, futbolistas y demás), pero después llegó el más puro desfase. Casi como una revolución punk, se demostró que cualquiera podía ser famoso: sólo bastaba que alguien se interesase por lo que contabas (o lo que te inventaras, que para el caso es lo mismo). Pero, desde hace un tiempo, el pueblo llano, la plebe, cualquier hijo de vecino, puede pillar con suma facilidad más minutos catódicos que, pongamos, Plácido Domingo, sin que nadie se raje las vestiduras. Basta con tener algo de morro (la morrocracia, no recuerdo si fue un término que inventé yo o algún otro compañero de Socioloxía) y vender bien tu historia. Con un poco de suerte, Sabina te dedicará una canción, podrás grabar tu propio disco, editar tus memorias y obtener una columna en un diario nacional donde cuentes lo que te salga de los huevos mientras un becario precario te edita las faltas de ortografía.
Entre otras cosas, el caso Ana María Ríos ha servido para demostrar que la lotería ya no es el gran sueño español de riqueza. La lotería mediática (como es el caso) es mucho más efectiva. Si te lo montas bien, te forras en cuatro días y a vivir del cuento. Luego eso se puede llevar con mayor o menor dignidad. En el caso de una sociedad tradicionalista y tan hipócrita como la gallega (la peña raja a gusto de ella pero agota en un tiempo récord todos los ejemplares de interviu, y me imagino a unos cuantos señoriños pajeándose con ellos), ella también pone el dedo en la llaga sobre muchas cosas. Su 'frescura' a la hora de defenderse de las acusaciones del populacho tiene tanto de insolente como de reveladora.
Un interesante link de un tiempo anterior: http://www.lavozdegalicia.es/charlas/anteriores.jsp?ID=1162982764224
Bueno, y dejo esto, que ya he invertido hoy demasiado tiempo en el blog y tengo que escribir unos textos y pensar cómo vender unos cuantos otros para poder pagar mis 650 euros de alquiler más los 30 de internet y el gasto de luz. Pensándolo bien, igual es mejor que invierta mis esfuerzos en aprovechar mis contactos en prensa e inventarme un romance con Marujita Díaz. Creo que al mercado del telefamoseo le vendría bien un friki intelectualillo que reventase los programas con consignas revolucionarias. ¿Alguien se ofrece de representante?
Canción del día: "Hall Of Mirrors" (Kraftwerk)/ "Celebration" (New Order)
Frase del día: "I have a dream. I have a vision. Tele-vision" (Bono)
2 Comments:
"Con Ana María Ríos The Arcade Fire", Lenore Dixit.
Yo al leer el titular en bloglines etsaba convencido que el post era sobre Arcade Fire, ja ja
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