jueves, febrero 24, 2005

Peluquería Vallejo

La descubrí por casualidad cuando vivía en Lavapiés y desde entonces he seguido yendo, quizás por la fuerza de la costumbre. Está en Antón Martín, enfrente de la Filmoteca, y tiene ese aspecto "enxebre" de peluquería de caballeros de toda la vida. Está a punto de cumplir un siglo de vida y ha sido pasada de padres a hijos desde su apertura en 1906. También ha sido objeto de bastantes postales de Madrid. Pero no, no voy a soltar esa diatriba de anecdotarios y personajes carismáticos con la que nos suelen obsequiar los columnistas o los cantautores cuando tratan de reivindicar un sitio así. A mí simplemente me da una sensación de comodidad y familiaridad que me resulta difícil de encontrar en Madrid, y esos diálogos de besugos con los peluqueros que mezclan la conversación de ascensor con la sabiduría popular. Hoy mismo, con uno de ellos: "Pues yo no fui a votar porque no me gustaba ninguna de las dos opciones. Al final manda la OTAN y el americano no es bueno tenerlo como amigo, pero como enemigo es muy cabrón. Mira el Zapatero: no se levantó cuando desfilaron y ahora eso nos está costando dinero, pero es que si te haces amigo de él mala cosa también:empiezas dándole la mano y se termina acostando con tu mujer".
Hay unos cuantos sitios en Madrid que me hacen recordar inmediatamente los mundos de Berlanga o Fernando Fernán-Gómez. Y me tienen un extraño encanto que me resulta difícil de explicar. Una amiga me dice que Madrid es una ciudad sin personalidad, sin una identidad propia, y generalmente le doy la razón. Creo que la capital sólo mantiene unas señas propias en estos negocios que resisten contra viento y marea y en los que puedes ver algo de historia detrás.
Siempre me ha llamado la atención, por cierto, que muchas de esas peluquerías antiguas se hayan reconvertido luego en bares o sitios así, conservando parte de su decorado original: creo que generalmente eso revaloriza los negocios que se crean después. Me gusta, por ejemplo, un garito de Malasaña, el "Freaks", que por fuera mantiene las señas de una antigua huevería. Escuchar a los Ramones ahí es una experiencia sólo comparable a comer unas chuletillas de cordero en El Comunista, pero eso ya es otra historia que queda para otro día.

Canción del día: Where Does All The Money Go (East River Pipe)
Frase del día: "Antes de ir al plató me tomo siempre un café con leche en el camerino" (titular de la entrevista a Emma García en el diario "Qué")

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo no sé si el titular de la entrevista a Emma García es ese o el que dice "En casa soy como en la tele, pero con moño y sin tacones", aunque por supuesto sí para da para pensar, una vez más, porque gente tan poco interesante ocupa espacios ya sea en el papel como en la pantalla. Que me lo expliquen.

9:23 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que rico aquel gazpacho y que ricas aquellas albondigas!! Gracias por mostrarme uno de esos lugares que tanto te gustan de Madrid

pa la proxima me llevas a cortar el pelo???

9:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Buenísimo el titular del Qué. Me siento ahora mismo identificada con el periodista en el momento en que se estaba comiendo la cabeza para encontrar un titular pasable. El momento más horrible a la hora de escribir una entrevista. Esta vez, no lo encontró.

9:45 p. m.  
Blogger David said...

Bueno, hay que señalar que el Alto tiene razón, el titular es ese que se presta a hacer dos rimas, que aparece en el encabezamiento de la entrevista. El del café es un sumario que pone abajo pero el tamaño de la letra es mayor y más llamativo que el del titular. Bonita subversión de conceptos.
Irita, te llevo al Vallejo cuando quieras, y de paso vamos al mercado a comprar pescado. No pidas meigas, que aquí les llaman gallos.

10:10 p. m.  
Blogger Accidente said...

Por favor, no dejes de hacer algún comentario sobre El comunista. Personalmente me parecen más representativas las lentejas y el Pan de Calatrava (receta en http://canales.laverdad.es/gastronomia/receta90103b.html), pero las chuletas también están de muerte.

Muchas veces me he sentido tentado a dejar de lado las convenciones sociales que me hacen desear a jovencitas y profesionales liberales agresivas y pedir en matrimonio a la abuela que hace la comida en ese sacrosanto ¿restaurante?

Bonito nombre de blog

10:48 a. m.  
Blogger David said...

Accidente, voto a bríos: ¿alguna vez te podré sorprender con algo que no conozcas?

9:41 a. m.  

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