domingo, julio 31, 2005

Big In Japan (I)

Hola, gente. Voy a empezar la sé que esperadísima serie de crónicas japo con un punto de partida que probablemente sea el recorrido más extraño que he hecho en mi vida: Amsterdam-Tokio. Unos minutos de parada en un aeropuerto lleno de tulipanes de regalo y cosas así, despegue impresionante viendo los canales y tal. El avión, de la compañía JAL, era la hostia. Tenía pantallitas delante de cada asiento y un mando a distancia en el que podías elegir diferentes pelis o canales informativos, juegos, música o incluso la pantalla que te iba indicando el recorrido (subimos por Escandinavia y luego atravesamos toda Rusia y Siberia hasta llegar a Japón), 12 horitas del ala, aproximadamente. Las azafatas eran super riquiñas y nos sirvieron comida japonesa y té de diferentes especies cada dos por tres. Para algunos de nosotros fue nuestro primer contacto con los palillos.
Una vez llegas al aeropuerto, subes a un ascensor que te lleva a una especie de tren transfer que va sobre una plataforma. Su destino es la sala en la que recojes las maletas. Luego pasas por el control de pasaportes, ensayas tu poco japonés para que haya buen rollo ("konichi wa!") y cambias la moneda. Del aeropuerto al hotel nos fuimos en un autobús-limusina que hace recorridos a la carta (es decir, va parando en los sitios que le solicitan los clientes).Nosotros paramos en el hotel Cerulean, una torre de 40 pisos en el mismo centro de Shibuya, el barrio guay. El hotel era impresionante y de él me quedo con dos cosas: los amplios ventanales con vistas a la ciudad (yo estaba en el piso 24 y me quedé literalmente impresionado). Pedía a gritos, claro, las autofotos estilo "Lost In Translation" y también pedía a gritos estar sentado junto a la ventana embobado durante minutos. No duden que lo hice.
La otra cosa que me impresionó fueron los váteres, absolutamente mecanizados, con un montón de funciones, diferentes graduaciones de la intensidad del chorro de agua y temperatura, etc.Había leído en la guía que para los japoneses, culturalmente desde hace siglos, los cuartos de baño son como una especie de orgullo nacional, y doy fe de que así es.
Quedé con mis compañeros de expedición para dar un rule. Al subir al ascensor me encuentro de frente con un montón de japonesas. ¡Impresionante! El menda en un ascensor rodeado de, pongamos, 21 japonesas. Era un presagio de que este viaje prometía.
La primera tarde la dedicamos a recorrer un poco Shibuya. Tremendo choque cultural. Ésta tiene que ser la megalópolis en la que se inspiró "Blade Runner" (olvidaba comentar el recorrido por la autopista, que son varios pisos suspendidos sobre las calles en plena ciudad). Empezamos el recorrido a lo bestia, entrando en un salón de pachinko. Esto es: unas máquinas recreativas de bolas que hacen mogollón de ruido. Luces de neón, música a toda hostia y cuatro pisos megailuminados todos llenos de hileras de japoneses jugando a las máquinas. La hostia. Me acordé de aquel disco de Mano Negra, "In The Hell Of Pachinko".
Las cabinas de teléfonos están plagadas de anuncios de tías como los de Londres pero todo en plan colorista, muy a lo japo. La calle está llena de gente que te ofrece cosas aunque no siempre sabes lo que es. Salimos de la vorágine (zonas para fumadores en plena calle, edificios escupiendo anuncios y videoclips en sus pantallas, cruces de peatones a cuatro bandas con aglomeraciones a lo bestia) y entramos en una calle de casas bajas llena de tiendas. En esa zona predomina la gente joven (siempre de edad incierta) y maqueada a la última moda, aunque de forma bastante gregaria. Creí ver incluso algo parecido a una casa okupa unipersonal con un perroflauta japo durmiendo al aire libre.
Nos fuimos a cenar en plan aventura, con dos cojones. Dicen que los mejores restaurantes están semiocultos, en terceros, cuartos o sextos pisos en edificios. Subimos a uno de ellos. Salida del ascensor y nos encontramos un local minúsculo (apenas cuatro mesas) regentado por dos tipos que parecían salidos de una peli de Tarantino. Entre los clientes sólo había japos y los cocineros no hablaban una puta palabra de inglés. No sé cómo diablos nos entendimos (las cartas estaban en japo y, al contrario que en muchos sitios, ni siquiera había fotos de los platos) pero pedimos a ciegas y estaba todo muy rico. Sorprendentemente, y es una de las cosas que más aprecio, los tipos no nos timaron pese a que lo tenían todo a su favor.
Juan del Pabellón de España y Juan Antonio, director del Rolling, se atrevieron a venir conmigo al Spiral Hall a la fiesta Elefant. Había poquita gente (y mayoría española, más bien) para ver a Niza y La Casa Azul. Fueron conciertos más bien desangelados: el de Niza era el último de su carrera (se separaron ya, pero la oferta para tocar en Japón era lógicamente jugosa) y el de LCA fue un poco locura, con Guille perdiendo los papeles gritando "Condemor!" y cosas así. Luego averiguaría que eran bromas privadas con los colegas japoneses que hizo allí, gente de grupetes en contacto con Elefant y tal. Uno de ellos, un dj megafriky, subió al escenario al final para cantar con Guille su éxito, por primera vez live in Shibuya, "Cerca de Shibuya". Momento histórico. Lo del after-concierto parecía ya más Malasaña que Shibuya. Allí encontré a mi amiga Mieko, por cierto, a Maxi, Mamen del FIB, Luis y Montse de Elefant... cerramos el local y con todos ellos, algunos fans japos, Niza y La Casa Azul, nos subimos en un autobús en el que la gente iba cantando canciones de los Ramones y el "Wake Up" de Boo Radleys. El que más se descojonaba era Maxi, que no daba crédito.
Llegada al hotel, recibido por ese inmenso ventanal en mi habita. Desde arriba, la urbe llena de luces de neón. Casi podías sobrevolarla. I'm big in Japan!!!!

Canción del día: "Elevator Love Letter" (Stars)

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Que no decaiga la crónica nipona. Por cierto, y con la venia de Ashtray Girl, lo de "en un ascensor rodeado de, pongamos, 21 japonesas" me da Pie a preguntarte si lo siguiente va a ser que nos cuentes la experiencia en el metro en hora punta, jeje.

8:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

jooooooo tioooooooooooooo.... se me cae la babita de pensar como me sentaria yo en esa peazo ventana...

que suerte tienes cabron!!!!

... y te lo digo con todo mi cariño eeeh :-/

8:08 p. m.  

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