martes, mayo 27, 2008

"Elegy", de Isabel Coixet. Inteligencia emocional.

En una de sus columnas en el "Dominical", Isabel Coixet reflexionaba sobre lo extraño que le parecía que la gente saliese tan rápidamente de las salas de cine tan pronto emergían los títulos de crédito. A ella, decía, le costaba su tiempo terminar de aterrizar, tenía que quedarse un tiempo más en la oscuridad de la sala e incluso, cuando la peli era buena, seguía dándole vueltas en la calle, preguntándose qué sucedería después del último fundido en negro, cómo habría continuado la vida de esos personajes.

Eso es exactamente lo que me ha sucedido con su película "Elegy". La evanescencia de su último plano me causó una sensación muy similar también al de "Al otro lado", plagado de sensaciones y de interrogantes, planteando qué habría tras el horizonte.

Aún yendo en contra de la opinión general dentro de una amplia corriente de... denominémosle "la cultura alternativa", aprecio mucho el cine de Isabel Coixet. Presiento que parte del prejuicio en contra de ella se debe a la imagen que ella ofrece, a cierto engolamiento en el uso del lenguaje (literario y visual) y, sobre todo, al típico sambenito de los anuncios de compresas, a qué huelen las nubes, etc. Todo eso distrae bastante sobre la extrema dureza de lo que cuenta: recuerdo pocos contenidos existencialmente tan demoledores como los presentados en "Mi vida sin mí" o "La vida secreta de las palabras" (cuyo complemento en forma de documental, "Viaje al corazón de la tortura", debería ser definitivo para disipar dudas a quien todavía considere su cine como la traslación visual de Facto Delafé y Las Flores Azules).

Lo mejor de "Elegy" (para mí, de largo, su mejor film, el más atinado, el más veraz y el más emocionante) es que empieza a poner freno a ese artificio visual. Aún existe, hay obviedad en ciertas metáforas (el metrónomo, las hojas que caen), pero son ahora algo más secundarias. Mantiene la estética publicitaria pero también le saca partido positivo: es más contenida, más sutil, más delicada. Es difícil no rendirse ante el plano de espaldas de un hombre derrotado, ante un cristal empañado por gotas de lluvia, mientras suena la música de Erik Satie (aunque reconozco que para muchos pueda suponer el culmen de la horterada, cuestión de gustos).

Probablemente, se ha hablado mucho de esto, a Philiph Roth le habría gustado más un tratamiento más descarnado, más duro, más en la onda del Patrice Chereau de "Intimidad", pero entonces sería otra película. Isabel Coixet ha hecho la suya y ha vertido sobre la historia original las mejores virtudes que estaban en sus manos. Supongo que el retrato de personajes y las connotaciones de fondo que hay en la historia ya estaban perfectamente perfiladas en la novela original (que no he leído), pero tanto la catalana como el guionista Nicholas Meyer contribuyen a que la peli respire como ente autónomo.

Algo común que veo en todo el cine de Coixet es la inteligencia emocional que desprende: pequeñas/ grandes preguntas a las que es difícil encontrar respuestas, retrato de situaciones complejas pero de cotidianidad visible, a las que cualquier persona normal puede enfrentarse en algún momento de su vida. Unas historias de apariencia mucho menos árida pero con el calado final que podría tener un Bergman, un Cassavettes o un Antonioni. Se consolida, además, en "Elegy", como experta en la dirección de actores: consigue sacar lo mejor no sólo de Ben Kingsley sino incluso de una Penélope Cruz que generalmente me suele parecer repelente y aquí está que se sale. Los primeros planos, las miradas, los gestos, son tratados con convicción y credibilidad. Y luego está otra característica que no falla en sus pelis: la forma en que utiliza los objetos. Ese peine con los pelos de ella que él sostiene derrotado ante la ausencia y que, al mismo tiempo, presagia algo que él jamás se imaginará que va a suceder. O una pelota de squash que corre por el suelo como la lágrima de quien se encuentra solo, añorando la compañía de su mejor amigo.

El paso del tiempo, lo efímero de la belleza, la degradación y la decadencia, la enfermedad... son temas que me obsesionan especialmente pero que pocas veces son tratados en el cine con el tino necesario. Lo mismo sucede con otros de los asuntos que trata la peli: las relaciones intergeneracionales, la responsabilidad, el egoísmo o, en fin, en qué consiste la madurez. Pocas veces, en resumen, he visto tan bien representada la fragilidad de la existencia como en los ojos de ese viejo profesor cuyo cuerpo se arruga mientras su mente sigue siendo la de un adolescente caprichoso enamorado hasta los tuétanos de una mujer 30 años menor.

Por cierto, probablemente lloverá en el Primavera Sound.

Canción del día: "Titanic Vandalism" (The Go! Team)
http://www.youtube.com/watch?v=jfeEnCgUGoY

Frase del día: "No puedo aceptar que mi disco no esté entre los 30 más vendidos en España. ¿En qué se equivocaron ustedes?" (Andrés Calamaro)


6 Comments:

Blogger Malicia Cool said...

Isabel Coixet forma parte de ese apenas 12% de mujeres que dirigen películas en España (según datos de Laura Freixas); en las demás artes la cosa está más o menos igual. Sólo por eso merece un monumento en la Plaza Mayor.

¿Qué, David, recibiste nuestro disco? No sé para qué te pregunto si no vas a contestar... Pues por eso, por preguntar...

3:15 p. m.  
Blogger David said...

No lo he recibido.

3:28 p. m.  
Blogger Malicia Cool said...

Me dejas a cuadros. Hace como dos semanas que te lo mandamos a tu nombre (al Mundo, ¿no?). Si realmente tienes algún interés te mandamos otro; si no, ya te dejo en paz.

Ali

3:36 p. m.  
Blogger David said...

No te preocupes, tienen un poco de caos. Ya les pregunto yo.

3:43 p. m.  
Blogger Malicia Cool said...

Hemos mandado un montón allí, a Gómez, a Lenin, a Bellver, a Grijalba y a ti, pero la verdad es que aún no hemos llamado para preguntar.

3:46 p. m.  
Blogger David G. Balasch said...

Me debato entre el repeluco que me provoca la pedantería gafapasta de la señora Coixet (vaya bodrio "La vida secreta de las palabras!!!!) y la admiración que profeso por el talento literario de Roth.

Cuando me decida a verla, te cuento.

Por cierto, no te pierdas "Teeth", la comedia "teenager" de la temporada. Ni "Juno", ni hostias: la historia de una chavala con "vagina dentata" dirigida por el hijo de Roy Lichtenstein...

A ver si esta semana te hago una copia de "¡Maldito bastardo!" para que me digas qué te parece...

12:52 p. m.  

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