lunes, abril 28, 2008

"Control", de Anton Corbijn. Una oportunidad desaprovechada.

La pasada semana, gracias a la invitación de un colega que se la había bajado, pude ver por fin la inédita en España "Control", el debut cinematográfico de Anton Corbijn, con un biopic sobre Ian Curtis de Joy Division. Y la impresión fue bastante, bastante, decepcionante.

Fue, a posteriori, otra amiga la que me dio la clave: si Anton Corbijn lo que hace es, básicamente, adaptar "Touching From A Distance", la novela de su viuda Deborah, la película no podía ser buena porque el libro no lo es. Y exactamente eso es lo que sucede. El tono es muy de melodrama barato, 'kitchen sink' británico que se centra solamente en el triángulo sentimental (Curtis, su esposa y una guapa chica belga de la que se enamora en una gira) evitando el retrato social del mundo que les rodea. No hay ningún estudio del entorno ni se ofrece apenas información sobre la vida musical de Curtis: la historia de la creación y ascenso de Joy Division se va contando en pequeñas pinceladas (casi siempre anecdóticas) y como dando por sabidas muchas cosas. Como si Corbijn diese por hecho que la peli sólo la van a ver los fans y negase al público general, para quien la historia se puede quedar simplemente en la de "un idiota que canta en un grupo de medio pelo, sufre epilepsia, pone los cuernos a su sufrida mujer y se ahorca a los 23 años sin que nadie sepa muy bien por qué". Además de la ausencia total de caracterización ambiental, los personajes secundarios son todos ellos sosos y planos, quizás excepto el mánager Rob Gretton. Tanto los componentes del grupo como Martin Hannett o Tony Wilson son apenas simples figurantes que están ahí como podían no estar. Esto agrava la situación, pues, si se compara con "24 Hour Party People", donde cada secuencia, cada personaje, arranca todo un universo de fascinación.

La película no se centra tanto en Ian (sobre el que se ejerce la mirada de su viuda: alguien que no le comprende y no sabe por qué actúa del modo que lo hace) como en ella misma, auto-retratada con una mezcla de autocompasión y visión hagiográfica. Deborah es la santa madre y esposa que se desvive por él mientras él la putea y maltrata psicológicamente y, encima, cuando él muere, nadie la ayuda. No digo que esa no fuera la verdadera historia pero, tal como lo cuenta, suena truculento y es cinematográficamente muy poco interesante, aunque ayude a reconfirmar a Samantha Morton como una buena actriz dramática.

Por otro lado, Corbijn, indudablemente un magnífico fotógrafo y realizador de videoclips, naufraga en la narrativa: por cada plano hermosamente compuesto hay una transición torpe o un exceso de obviedad. Porque, además, la película incurre en otro delito: el acogerse a una estructura de biopic al uso (al uso, incluso, de los telefilmes más sobados) cuando está más claro que nunca que los cánones de ese género están completamente superados. Pierde, cae en picado, si se compara, como decía, con "24 Hour Party People" (parte de la misma historia muchísimo mejor contada), pero aún más si se compara con "Last Days" y, aunque no la he visto, fijo que también palidece ante cosas como "I'm Not There". O, para finalizar en plan lapidario: hay infinitamente mucha más belleza, arte y emoción en el videoclip de "Atmosphere" que en cualquier plano de esta película.

Así que la verdad es que, si finalmente no se estrena, tampoco se pierde demasiado.

Canción del día: "Metamphetamine Blues" (Mark Lanegan)

Frase del día: "Bruce Springsteen parece que saque la basura a la calle cada noche, pero él sabe que si entra en una habitación esa habitación no volverá a ser la misma" (Nick Cave)

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

En junio editan un documental sobre el grupo y sale un Zune Joy Division. http://blog.wired.com/music/2008/04/coming-soon-the.html

6:52 p. m.  

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