Directos estatales favoritos 2008
1. STANDSTILL (Casa de América)
Standstill es un grupo absolutamente ejemplar en nuestra escena independiente. Como la mayoría, arrastra un pecado original: pese a su indiscutible intensidad en directo, no me convencía el emocore tirando a canónico que practicaban en sus inicios. Predominaba, como en tantos y tantos casos vistos por aquí, la imitación juvenil de otros referentes anglosajones, comenzando por el nombre del grupo (tomado de una canción de Gorilla Biscuits). Sin embargo, con el tiempo han ido evolucionando hacia un lenguaje absolutamente propio, sorprendente e inigualable. No es que solamente se pueda decir que Standstill ya sólo suena a Standstill, sino que incluso son ellos ahora el referente para otras jóvenes bandas que están emergiendo. Veo mucho de ellos, por ejemplo, en Vetusta Morla o Healthcontrol.
En general, los Standstill actuales, los que cantan en castellano y no se pueden adscribir a un género predefinido, son más queridos. Sólo hay que verlo en sus directos. Pero me faltaba la prueba de fuego: ver su concierto-performance “1, 2, 3…”, un vericueto alternativo a la gira convencional de “Vivalaguerra” que llevan a cabo donde pueden y cuando pueden. Un bosque en Calabuig (Girona), la Cúpula de Venus en Barcelona y el Festival Grec han sido algunas de las escasísimas ocasiones en que se ha podido ver el montaje que, por fin, llegó a Madrid el 4 y 5 de abril en el marco incomparable de la Casa de América. Esto es: el Palacio de Linares, otrora famoso por sus psicofonías.
La primera impresión fue de confusión. En un patio al aire libre tocaba en acústico un telonero, el argentino Gabo Ferro, de cuyas canciones salían frases tan gloriosas como: “Cuando el amor no entra, por mucho que empujes no entra”, o algo parecido. Finalizado su ‘set’, el público bajó en masa por las escaleras hacia el auditorio. Alguien cerró una cortina negra y nos dijo que subiéramos de nuevo, que el show empezaba arriba. De nuevo en el patio, no pasaba nada hasta que el batería Ricky Lavado apareció con un farol en mano guiándonos hacia el auditorio. Allí, a oscuras y cubiertos por niebla artificial, se nos instó a sentarnos en el suelo. Se desplegó una pantalla en la que se proyectó un vídeo (fragmento del documental “10 años y una zanahoria”) en el que todos los ex componentes que en algún momento pasaron por Standstill iban narrando sus experiencias: cómo entraron, cómo fue, por qué lo dejaron y qué hacen ahora. En lugar de rescatar su repertorio anterior, la banda decidió, así, rendir cuentas con su pasado homenajeando a la gente que estuvo y ya no está. Primer puñetazo a los clichés del concierto rock.
El segundo: cuando finaliza el vídeo, descubrimos que todo el público estamos sentados en un espacio circular y que el grupo nos está rodeando, con cada componente en un lugar equidistante de la circunferencia. Detrás de mí, veo a Chus Portela (DJ) y Víctor Valiente (guitarra y teclados); a mi derecha, sentado en una silla y con la guitarra acústica, Enric Montefusco (voz); enfrente, Piti Elvira (guitarra); al fondo a mi izquierda, Ricky Lavado (batería), y más a la izquierda, Ricky Falkner (bajo), todos ellos vestidos de negro riguroso. Con el público entre la oscuridad y la penumbra y ellos levemente iluminados por faroles (más tarde aparecería un juego de luces más potente tras cada uno de ellos), van interpretando el repertorio de “Vivalaguerra”. Cada individualidad de entre los Standstill toca aislada mientras el sonido resultante emana hacia un público, envuelto por ellos, absorto.
No habrá golpes de efecto considerables hasta que Montefusco se lleva el micro, la guitarra y la silla hacia una pequeña tarima que hay en el centro del círculo. Cuando sacuden “¿Por qué me llamas a estas horas?”, él se levanta, caen del cielo una nube de globos y confetis y la gente saltamos como un resorte y nos ponemos a bailar descontrolados, con el vocalista rodeado por todo el público. Espectacular. Habrá todavía un nuevo quiebro espacial, cuando toda la banda finalice tocando ya junta, a ras de suelo, en uno de los extremos del círculo, tres temas de su álbum anterior, “Standstill”, mezclados también con la gente.
Sería absurdo hablar sobre lo difícil y meritorio que es decidir hacer algo así, teniendo tanto en cuenta lo mucho que cuesta quebrar las reglas preestablecidas del espectáculo rock, y también el déficit de espacios decentemente acondicionados en España. Pero el subidón de adrenalina que consiguen generar vale, claramente, la pena.
Cuando les entrevisté el año pasado, les solté una de esas preguntas en plan abogado del diablo que me gusta hacer de vez en cuando. ¿No temen que esa mentalidad tan arty que están adquiriendo acabe rebasando los límites de la pedantería? Montefusco y Elvira rieron tímidos y, entre ambos, contestaron: “El fondo y el contenido han de justificar una obra. Nuestros discos están hechos con el corazón y nos dejamos el alma en ellos. Las formas pueden ser más o menos artificiosas y cada uno lo puede valorar como quiera, pero la intención y la entrega es innegable, y eso es lo importante”. Por supuesto que sí. Que los árboles del presente no nos impidan ver el bosque: Standstill están haciendo historia en el rock español.
2. ENRIQUE MORENTE Y LAGARTIJA NICK (Fib, Primavera)
3. ALBERT PLA (Círculo de Bellas Artes)
4. LISABÖ (Moby Dick)
5. SINGLE (El Sol)
6. PAL (Nasti)
7. EL GUINCHO (Nasti, Fib)
8. LA CASA AZUL (Fib)
9. REFREE (Neu!)
10. RUSSIAN RED (Moby Dick, El Sol, Primavera)
11. IT’S NOT NOT (Primavera)
12. CHRISTINA ROSENVINGE (Neu!)
13. NUDOZURDO + LA DEBIL (El Sol)
14. MANOS DE TOPO (Fib)
15. VETUSTA MORLA (La Riviera)
16. LAGARTIJA NICK (El Sol)
17. GRANDE-MARLASKA + JONSTON + LIDIA DAMUNT (El Sol)
18. LOS PUNSETES (Wurlitzer)
19. ARBOL + FIBLA (Caixaforum)
20. CORCOBADO (Círculo de Bellas Artes)
2001. CHUCHO
2002. ASTRUD
2003. BUNBURY
2004. ILEGALES
2005. IT'S NOT NOT
2006. SURFIN' BICHOS
2007. REMATE Y LA LOCO BAND
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