sábado, abril 27, 2013

Entrevista a Fino Oyonarte (Los Enemigos)


La pasada semana sostuve esta conversación con Fino Oyonarte con el motivo de sacar un previo en La Luna de Metrópoli (publicado ayer) de los conciertos de reunión que ofrecen Los Enemigos en Madrid este fin de semana. En realidad, una entrevista con Fino daría mucho por su personalidad en bastantes ámbitos del mundillo musical: productor, músico con sus propios proyectos (Los Eterno, Clovis), amigo de otros muchos -lo que daría para un arsenal de anécdotas- y recientemente editor de libros sobre música con Libros de Ruido, una colección que ha inaugurado con el sensacional Postales negras de Dean Wareham. Pero el tema era hablar de Los Enemigos y a eso nos ceñimos. La entrevista se produjo en el mítico Bar Santos, lugar de parada habitual de mucha gente interesante y donde Fino fue recibido/definido por su propietario con la frase "ésta es la mejor persona de todo el barrio". Aquí la transcripción completa.

(Empezamos hablando de otras cosas, hasta que Fino enlaza con la gira de Enemigos y conecto la grabadora)
Tenemos que tomarlo con calma, para qué vamos a desesperar. Ha sido muy sencillo, muy natural y eso es lo guay. Yo al principio, sinceramente, cuando nos vimos y surgió la idea de tocar, como llevo haciendo muchas cosas desde entonces, yo no escuchaba las canciones, no me sentía, no sabía si me iba a ubicar.  No acabamos mal ni nada,  lo dejamos por cansancio… Si no sientes las canciones, no sabes cómo transmitirlas, no tendría ningún sentido volver . ¿Para qué vamos a pensar ahora si hay que tocar más? Ha merecido la pena y, aunque es un año complicado, toda la experiencia que tenemos de 17 años juntos nos sirvió para saber que, si volvíamos, sería para hacer lo que queríamos hacer. La respuesta ha sido muy buena, todos venimos de sitios muy diferentes pero ahí estamos, con un sonido personal que es lo que hace que esto siga vivo sin hacer nada nuevo.

¿Era mejor tocar antes en Los Enemigos o lo es ahora?
Es diferente. Como cualquier grupo, hemos tenido etapas más intensas, de frustración o de cansancio. Creo que cada momento ha tenido su peculiaridad. Ahora sonamos bien, las sentimos tocándolas. Decía Josele hace poco: “¡Joder, sonamos mejor que antes!”. Yo no sé hasta qué punto pero parece que sí. Supongo que se debe a que todos hemos seguido haciendo música, aprendiendo y evolucionando.

Ahora volvéis a tocar en La Riviera, donde disteis vuestros conciertos de despedida en 2002. Es como regresar a la escena del crimen…
La verdad es que me pongo hasta nervioso. Vamos a tocar once años y veinte días después, como si hubiésemos estado encerrados en el talego (risas). Es curioso, porque ha pasado mucho tiempo y es emocionante. Vamos a hacer dos días, que al principio pensamos si no nos estaríamos pasando, pero a la gente le apetece, tiene  ganas de vernos… Fíjate que rápido pasa el tiempo. Tendremos menos pelo, estaremos más mayores, pero las canciones van a sonar similares. No quiero pensarlo, quiero disfrutarlo y no darle demasiada importancia.

Sinceramente, ¿qué os llevó a regresar?
Pues fue una casualidad, porque hace siete años nos juntamos la formación inicial para hacer unos conciertos de homenaje al álbum “Ferpectamente”, con Artemio a la batería. A mí me llamaban algunos promotores que conozco para volver a juntarnos, tocar “La vida mata” o aprovechar algún aniversario de algún otro disco. Con motivo del concierto de homenaje al Agapo de hace un par de años de pronto se lo comenté a Josele, él me dijo que también le habían hecho ofertas a él y que por qué no hacíamos algo pero bien montado y con la banda con la que estuvimos más tiempo. Si volvíamos, volver con la cabeza bien alta. También había unas ofertas económicas interesantes, eso hay que decirlo, porque nosotros vivimos de esto, pero no en plan “nos lo vamos a llevar”. Las canciones tienen su vigencia, la gente tiene ganas de disfrutar los conciertos… Tiene sentido.

¿Qué balance hacéis de lo que lleváis de gira?
Yo disfruto y creo que los demás también. Estamos flipados porque la gente está respondiendo muy bien, está viviendo las canciones con ganas y eso te sorprende. El otro día en Santiago veía al público y decía “¡madre mía!”, me daba mucho subidón. Eso merece la pena.

¿Es sólo nostalgia o veis una renovación del público?
Hombre, hay gente del pasado sobre todo, pero también público nuevo que nos ve por primera vez. Ahora hay muchos que se han casado o tenido hijos, pero sigue siendo un público muy fiel. Hay incluso un foro con fans de toda España que hace un desencuentro anual.

 ¿Cuál es el futuro de Los Enemigos?
Algo hay planeado. Nunca fuimos mucho de pensar a largo plazo. Ahora mismo lo que sí es verdad es que queremos hacer más conciertos. Va a haber poquito este verano y buscaremos fechas en ciudades importantes muy seguidoras nuestras, como Murcia o Granada, pero sin prisa, porque no hay una ansiedad de decir: “¡Ay, que se van a pasar las canciones!”. Hay una idea de sacar algo. En principio iba a ser un EP, Josele tenía unas canciones con el formato más eléctrico, quedamos un día a ensayar y la onda fue interesante. Pero no vamos a hablar de fechas ni nada. Queremos tener canciones con madera y no sacar cualquier cosa solamente por mantener la película.

Josele vive ahora en Barcelona y los demás en Madrid. ¿Ha cambiado mucho vuestro funcionamiento interno?
Para ensayar es sencillo, nos ponemos de acuerdo vía email para quedar, Josele se viene a Madrid un par de días y nos los pasamos intensivamente en el local. Cuando estábamos en activo en el pasado ensayábamos todos los días, era nuestra vida. En cuanto a la convivencia, ahora estamos más tranquilos. La música de la furgoneta está más baja, las sustancias tóxicas se quedaron en algún sitio… (risas) Pero seguimos siendo partícipes de un proyecto en común y mantenemos la intensidad en directo. Tampoco es necesario que vayamos todos juntos de bares: el rock and roll se puede hacer igual, creo.

Vuestros gustos musicales son muy diferentes ahora mismo. ¿Es difícil confluir en un sonido común?
Curiosamente, el sonido que emitimos es muy peculiar, hay poca gente que lo haga así. Somos muy dispares pero tenemos una comunión en un momento dado en que transmitimos esas canciones juntos de esa manera y todo el mundo echa lo que siente y lo que puede. No es como si fueses un mercenario.

Después de su disolución, nadie ha conseguido tomar el testigo de Los Enemigos. ¿A qué crees que se debe?
No sé por qué, quizás por la forma de cantar y de componer de Josele, que es muy personal. Había un grupo llamado Los Individuos con un estilo muy similar. Pero, no sé, no pasa nada, ¿no?

¿Habéis descubierto cosas en las canciones que en la primera etapa no vieseis de la misma manera?
A la hora de tocarlas sí. Si las sintiésemos automáticas no tendrían viveza. Al retomar “Las tornas” pensé “hostia, cómo suena esto”. Era una época en que nos pasábamos discos de Hüsker Dü y Yo La Tengo. Otras como “Soy un ser humano”, que es un rhtyhm and blues clásico; “Miedo” la tocábamos en directo poco, y también hemos retomado “Mi fraile y yo” y están sonando muy frescas. Yo al principio pensaba que no iba a disfrutarlas porque en los grupos que he hecho después ya toco de otra manera. No sabía si me iba a sentir falso a la hora de hacerlo, pero cuando nos juntamos de repente nos salían enteras.

(Por cierto, el concierto de anoche en La Riviera estuvo de puta madre)