domingo, febrero 26, 2012

Entrevista a Luis Brea

Como señalaba este viernes en la entradilla de la entrevista publicada en La Luna de Metrópoli, Luis Brea me parece, como en su momento Joaquín Sabina, Rosendo o Los Enemigos, el cronista de un Madrid que nadie había captado hasta ahora de la misma manera. Luis Alberto Alemaza López (Alcorcón, 1973) era, simplemente, Luis, el amable y risueño chico de gafas que siempre te atendía, y te daba conversación, valga el pareado, en la barra del Fotomatón. Luego descubrimos que, en su otra vida, era Luis Brea, se vestía de negro y se calzaba unas gafas de sol de carallo y, en compañía de Jorge y Hadrien, hacía unas canciones ingeniosas e hilarantes en las que podíamos identificarnos a nosotros mismos. Así que me dieron la opción de entrevistarlo y allí, aparte de lo del Metrópoli, aproveché lo que siempre había querido saber y nunca me había atrevido a preguntarle, en la Taberna Mozárabe y, confirma Lorena, su responsable de promoción, la misma mesa fundacional en la que un día empezó todo.

Si tu álbum se titula "Hipotenusa", ¿quién es el cateto?
Pues creo que yo. Elegí “Hipotenusa” porque me parece una palabra muy elegante, me gustó, me pareció que encajaba con el diseño y que creaba una sinergia con el dibujo y los contenidos. Supongo que hay algo freudiano detrás de todo esto que iremos descubriendo entre todos.

La palabra, si te equivocas un poco, se puede confundir con “Hipotensa”
¿Con “hipotensa”? Eso es una paradoja en sí misma: hipo tenso, hipo de tensión. Vale. Lo apunto. (Risas) Hay que hacer una lista, ¿eh?, de interpretaciones.

Has tocado en varios grupos antes…
Sí, en Los Hijos de Han Solo y luego empecé con Los Sitios con alguna tentativa de grabar, pero al final no cuajó nada y, después de diez años, yo particularmente di por cerrada la etapa, así que me fui a mi habitación a hacer canciones y a encontrarme un poco a mí mismo y ver los temas que quería tratar y cómo tratarlos. Fue un poco de introspección y búsqueda, porque yo con Los Sitios me veía como parte de un movimiento, o replicando un movimiento determinado, y cuando fui consciente de eso fue cuando me alejé de esa historia en busca de mi manera personal de ver las cosas.

En tu primer EP, “De lo dicho nada”, uno de los momentos más comentados es cuando dices lo de “la puta canción de Los Planetas” en “Baso es con V”. Parece como si ahí hubiese ya cierto ánimo de reaccionar contra ciertos referentes generacionales de nuestro indie. ¿Es así o estamos llevando las cosas más lejos de lo que pretendían ser?
Es que tiene muchas lecturas. Es una declaración de intenciones muy importante, aunque yo me he dado cuenta con el tiempo. La frase está contextualizada en una persona que se acuerda de otra cuando oye esa canción, y yo creo que todos percibimos que sí le gusta esa canción pero no le gusta porque le recuerda a esa tía con la que vivió esas cosas, y luego si lo llevas un poco más allá, y no es que haya sido tu percepción, creo que hay una ruptura generacional, como ese alejamiento que hice de Los Sitios. Yo soy muy fan de Los Planetas, pero quizás estaba más hasta los huevos de lo que es mi persona teniendo los mismos hábitos musicales, o como músico en Los Sitios replicando ese tipo de historias. Entonces creo que sí hay una revolución dentro del EP y también en “Hipotenusa”, sobre todo al quitarte de muchos prejuicios y estar enclavado en un sello determinado. Hay cosas muy soul, otras que toman cosas más de los 80… joder, y no nos hemos cortado. Quizás pudimos pensar en tener un sonido determinado. Igual te encuentras un Martin Hannett y consigues un sonido Luis Brea, pero nosotros lo que queríamos era quitarnos esas fronteras, y nos da un poco igual que una canción suene muy diferente de otra. Lo importante era disfrutarlo.

Estás usando el plural. Veo que tanto Jorge Martí Climent como Hadrien Fregnac salen en las fotos y en los vídeos. En realidad sois tres, ¿no? Luis Brea es uno y trino.
Luis Brea es una formación. Siendo una idea mía, que empecé yo con la guitarra, y sigue funcionando así, pero a partir de ahí ellos completan la labor con arreglos, sonidos, producción, sampleos… Ahora mismo no se podría concebir “Hipotenusa” sin ellos dos.

Vistes de una manera determinada, de negro, con gafas de sol… y tampoco es tu verdadero nombre. ¿Es Luis Brea un personaje que te has construido para interpretar estas canciones?
Yo creo que es una parte de mi personalidad que aflora de una determinada manera. Es una especie de narrador que cuenta cosas que le pasan, cosas que ve, otras imaginadas… Pero también me desnudo mucho en las canciones, visto habitualmente como salgo en las fotos. Pero también hay algo de teatralidad, que es algo que muchos autores no reconocen pero casi siempre se ejerce de alguna manera, porque eres un comunicador. Yo me siento cómodo en ese papel de narrador y además estéticamente pienso que funciona. Me gustan mucho los grupos que le dan importancia a la estética, desde los Cramps hasta la Velvet. Me mola que sea así. Decía Miles Davis que le daba tanta importancia a la trompeta que llevaba como a los trajes.

Al cantar adoptas diferentes tonos, casi diferentes voces.
Sí, es posible. De pequeño cuando iba al colegio era el gracioso que imitaba en clase, y algo de eso me ha quedado. Sí que me gusta estudiar diferentes registros. Igual que no estamos buscando un sonido determinado, me gusta abrir la opción de la voz. Es una cosa que hace mucho PJ Harvey, por ejemplo, y a mí particularmente me mola, explorar en tu voz, ver los diferentes registros que tienes. Eso te sirve para dar expresividad a lo que estás contando. Es una cosa que cuando me oí por primera vez en disco me sorprendió, pero luego me gustó que hubiese salido así tan natural. A lo mejor es simplemente parte del proceso de búsqueda, pero está siendo divertido y no quiero renunciar a ello.

Hasta donde yo tengo constancia, eres el primer cantautor que habla sobre la cultura del mañaneo. Lo cual me parece un acierto. La mayoría de las canciones discurren durante la noche o en after-casas. ¿Qué te llama más la atención de ello para inducirte a hacer canciones?
Bueno, es un mundo al que he tenido acceso inmediato porque estos cuatro años trabajaba en un bar y es una cosa que tengo muy cercana. Digamos que esa cercanía o esas cosas que pasan las tomo como excusa para hablar de cosas más universales. “Automáticamente” habla sobre cosas que nosotros no decidimos. Siempre hablamos de la razón, la consciencia y tal, pero hay muchas cosas que hacemos y que no sabemos por qué. Esas ganas de hablar de eso, juntado con lo que yo tenía cerca, me parecía una manera muy explícita e inmediata para hablar del mañaneo. Un piso, por la mañana, el inconsciente, y el deseo de querer volver a casa pero no poder.

Como “El ángel exterminador”.
Exacto, como Buñuel. Creo que en el Fotomatón también pasa un poco eso.

Noto en las canciones esa sensación de confusión que se da en ese tipo de situaciones: la noche, el alcohol, los estimulantes. A la hora de narrar.
Sí, el flash, ¿no? Me gusta que me preguntes eso, porque es algo que ejercito mucho.

Exacto. Son como los recuerdos que te vienen de la noche anterior, te acuerdas de algunas cosas pero de otras no, entonces no está todo hilado de forma normal.

Sí, acaba siendo como una pincelada rara y abstracta de lo que ha sido tu noche mezclada con la bajona que tienes (risas). A veces hay historias un poco más hiladas, pero cuando sucede eso también intento desmontarlas un poco para que vayas intuyendo lo que ha pasado o te hagas suposiciones, no sé si me explico.

Las canciones están pobladas de personajes que, sin conocerlos, son perfectamente reconocibles, y de situaciones con las que todos nos podemos identificar. Al mismo tiempo, hay referencias muy concretas a locales o grupos. ¿No tenías miedo de que algunas bromas fuesen tan privadas que hubiese gente que se las perdiera?
No. Por ejemplo la que hago a Ornamento y Delito es un homenaje. Somos muy buenos amigos.

Estaba pensando en, no sé, por ejemplo si te escucha alguien de fuera de Madrid o que desconozca estos ambientes.
No lo sé. Es posible que las referencias localistas… hay canciones de Los Planetas que hablan de “bajé a tal bar” y hacen referencia a su vida cotidiana. Yo eso creo que lo percibes, pero… se me ha ido un poco. A ver, el regionalismo madrileño. Yo creo que todas las historias que se cuentan pertenecen a un proceso de identificación que te puedes encontrar en cualquier ciudad y puede tener cualquier persona, aunque sea de un pueblo. Cosas de la noche, cosas que pasan, y que creo que son bastante cosmopolitas. A lo mejor la forma de contarlo sí que tiene algo de castizo, pero es el modo de expresarte que mamas aquí, aunque yo tampoco soy madrileño, soy de Alcorcón. Muchas veces se te ve el plumero. Lo de siempre, nunca sabes el acento que tienes hasta que alguien te lo dice.

El humor juega un papel muy importante, queda muy claro que te ríes de ti mismo lo primero, pero también hay dolor y otros sentimientos.
Sí, creo que hay un gran abanico de sensaciones, pero a mí personalmente me gusta mucho pasarlo por el filtro del humor, sobre todo porque me parece una manera muy elegante de reflexionar y tirar para adelante. Es un espacio cojonudo para aprender, reflexionar sobre las cosas que te han pasado y a lo mejor no darles tanta importancia y enfocarlo de una manera positiva. A mí, por ejemplo, me ayuda mucho y me encuentro muy a gusto. Para no utilizar el humor cuando hablo tengo que forzar. Y eso en las letras se refleja, es donde más soy yo.

Antes hablabas de la importancia que le concedías a la estética. Estoy recordando que, en la hoja de promo del EP, señalabas entre tus influencias a "Los grupos que visten de negro menos Placebo".
Es que nunca me ha gustado Placebo, y espero que no lo oiga mi suegra, porque es la fan número 1 de ellos. Era un poco coña pero es verdad. No sé por qué pero hay una estética desde la Velvet, Depeche, Nick Cave, The Cure… pero Placebo nunca me ha gustado y se me ocurrió al hacer la presentación. Hay un ejemplo muy claro en el disco, que es “Vuelve”, que la veo como una segunda parte de “Dicen por ahí”. Hay una reflexión ahí, rumba dura, que no hemos maquillado o disfrazado con otros ritmos, pero sí tiene una textura muy oscura, es como “El imperio contraataca”. Está entristecida, y es un buen ejemplo de donde se ve esa intención.

Es la típica canción de personajes reconocibles. Todos hemos conocido a alguien a quien le hemos dicho “vuelve a tu pueblo con tus padres, que aquí en Madrid no te estás comiendo nada”.
(Risas) Y a nosotros mismos también, ¿no? A mí me pasa. Sí, es así. Supongo que esa canción es una reacción contra la idealización de la ciudad. La capital está muy bien pero hay veces que te jode. (En este momento, Lorena se introduce en la conversación y nos ponemos a hablar del peterpaneo). Creo que tenemos todos en el inconsciente de que estamos en el cable metálico, pero si nos caemos todavía vamos a tener el colchón familiar.

Eres, si no me equivoco, el quinto artista que graba con Marxophone. ¿Cómo surgió? Teniendo en cuenta que los tres primeros son Refree, Nacho Vegas y Fernando Alfaro, es todo un privilegio.
Pues, joder, es la hostia. El primer contacto fue hace un año cuando toqué en el Nasti con Ornamento y Delito, estaba Juan Santaner en el público, me dijo que le había gustado y que quería hablar, luego tuvimos otro encuentro frontal en el Día de la Música, porque actuamos justo enfrente de la caseta de Marxophone. Ahí Juan me dijo que si nos podíamos reunir para hablar más en serio y ahí es cuando empecé a flipar, porque yo cuando vi en Rockdelux la primera referencia a Marxophone, donde había como un texto fundacional, me moló mucho y siempre pensé que me encantaría estar en un sitio así. Cuando un año después ves que estás metido ahí, no sabes muy bien por qué, pues lo flipas. Todas las personas que estamos trabajando ahí, que empezamos desde el principio, estamos en el equipo. Y sentimos un cariño y un apoyo mutuo en el que todos creemos en el proyecto, nos estamos volcando de forma muy familiar y Marxophone ha continuado ese espíritu.

sábado, febrero 18, 2012

Entrevista a Robyn Hitchcock

Hace varias semanas tuve la oportunidad de entrevistar por teléfono (para una pieza, 'as usual' para La Luna de Metrópoli) al londinense Robyn Hitchcock, uno de los grandes del rock de las cuatro últimas décadas, desde que debutase con The Soft Boys en plena explosión punk. Es, además, un tipo tan afable como intuía desde que le viese en directo por primera vez en A Coruña, en el mítico El Caimán. De hecho, la conversación comenzó así, recordándole aquel concierto -en el que estábamos cuatro gatos-, ante lo que me asombró con su buenísima memoria. Le dije que creía que debía haber sido en 1993 y me corrigió: "No, yo creo que fue noviembre del 94". Ahora vuelve a España, este miércoles en el Teatro Lara de Madrid y, curiosamente, patrocinado por Estrella Galicia. Aquí va la transcripción completa de la conversación.

Creo que viene usted sólo en acústico. ¿Le gusta más que tocar con banda?
Es como si me preguntas si prefiero el martes al miércoles, los dos días me gustan. Lo mejor del acústico es que es más fácil sentir mi voz, suena un poco mejor que cuando toco con una banda, tengo que luchar contra los amplificadores y gritar más, lo que cambia mi manera de cantar, se vuelve menos sutil y más áspera. Los acústicos suenan más folk y menos noise, pero creo que canto mejor en ellos.

¿Qué repertorio va a hacer? ¿Se va a centrar en su reciente recopilación, "Chronology", en el álbum noruego "Tromso, Kaptein"...?
No me voy a centrar en nada en concreto. Tengo detrás 35 años de canciones grabadas en las que elegir y realmente podría estar sobre el escenario horas y horas. Simplemente salgo y toco e intento llevar al público conmigo. Es como mirarme en el espejo.

Le gusta mucho contar historias entre canciones, pero ¿es eso más ilógico en los países no angloparlantes?
El problema es que no conozco mucho español, y me gustaría hacerlo en vuestro idioma.

¿Conoce a algún grupo español?
No, no conozco mucho de la escena musical en ningún sitio, en realidad. ¿Estás pensando en alguien en concreto?

Pensé que quizás podría conocer a Jonston, que es muy admirador suyo.
No, ¿dónde vive él? ¿en Madrid? Hay una banda que me ha ofrecido hacer algo con ellos… espera que consulte en el email… Cohete. Puede que toquemos alguna canción juntos.

¿Tampoco escuchó la versión de “Heaven” que hicieron Surfin’ Bichos?
¿La hicieron en español? Oh, sí, sí, la recuerdo. Me gustó.

Usted es algo más popular en EE UU que en su país, lo que supongo que pondrá celosos a tantos y tantos artistas británicos que nunca pudieron triunfar al otro lado del charco.
Tampoco es que sea realmente tan popular. Creo que lo soy tanto en EE UU como en España, realmente. Voy a lugares diferentes pero me gustan especialmente los que tienen buena comida: España, Italia y Noruega.

¿Está satisfecho con el nivel de popularidad que ha alcanzado?
Sí, estoy contento de haberme podido ganar la vida con ello y que la gente quiera ir a verme tocar. No existo para mí mismo porque no me puedo ver desde ese punto de vista. Soy como una casa, no puede verse a sí misma desde fuera a menos que se busque en Google o algo así. No quiero pensar en si podría haber sido más pobre o más rico, porque para mí sólo hay dos tipos de personas en el mundo: las que están vivas y las que están muertas. Ahora mismo estoy en la categoría buena pero ¿quién sabe?

¿Se ha buscado alguna vez a sí mismo en Google?
¿Para encontrar si estoy vivo? ¡Tal vez debería! No, pero una vez me busqué en la Wikipedia y comprobé que mi nombre estaba bien escrito. Lo desafortunado de todo esto es que parece que ya no necesitamos bibliotecas, o que hace su presencia redundante. También hace la vida más fácil, igual que lo hizo la invención de la lavadora, pero en realidad es una máquina que hace las cosas por ti. Parece que ahora la gente sólo va a interactuar por medio de ordenadores, no sabemos cómo va a hacer para conocerse. Antes podías conocer a alguien en tus sueños, los sueños eran privados, pero internet parece que ha hecho que sean públicos. Parece que la gente sueña y cuando se conocen, al entrar en la realidad, descubre que se trata de gente real. Y quizás sea más duro estar con gente real.

Pero a veces parece que si no estás en internet es como si no existieras.
¡Exacto! Pero yo sí que existo, que estoy en la Wikipedia.

Usted también pinta y escribe narrativa, ¿es la música su principal prioridad en la vida?
Empecé antes a hacer música y creo que soy mejor en ello, así que lo es. Me siento magnetizado con la guitarra, es como si fuese una parte de mi cuerpo. No me puedo imaginar un momento sin ella.

The Soft Boys hicieron varias giras de reunión. Hoy en día se han puesto de moda las reuniones, donde, en general, los grupos tocan ante audiencias mayores que en su vida anterior y les pagan más dinero. ¿Cuál es su opinión sobre ese fenómeno?
Depende de la banda, ¿no? Pero no puedes culpar a la gente por ello. Es como funciona el mercado ahora y es la forma que tienen ellos de sacar dinero. Es mejor que tener que encontrar otro trabajo. Pero no todo el mundo quiere hacer eso. Has mencionado a The Soft Boys, hicimos una pequeña gira y recibimos ofertas de promotores para tocar más, pero pensamos que había llegado el momento de parar. También depende de cómo se hayan desarrollado las trayectorias de la gente que estuvo en la banda. A veces todos crecen, a veces la misma personalidad regresa una y otra vez. Nosotros, por ejemplo, cambiamos bastante después de disolver el grupo y, además, mis discos en solitario han funcionado mejor. He hecho menos dinero con The Soft Boys que con mis conciertos.

Me gustaría hablar de su relación con Jonathan Demme.
Es un hombre encantador, gran amante de la música. Me invitó a salir tocando en su película “La boda de Rachel”, yo era el invitado de la boda que tocaba. También me ha invitado a actuar en otra. Le gusta la gente.

¿Está trabajando en cosas nuevas?
Voy a hacer algo con uno de mis guitarristas favoritos folk, Martin Carthy. ¿Conoces a Howe Gelb? Con él y K.T. Tunstall vamos a hacer algo en directo, a ver qué sucede (De hecho, ya se hizo, la entrevista es anterior). Puede ser divertido. Me han ofrecido tocar con The Venus 3 en un festival español, pero no hay nada seguro, así que quizás es mejor que no lo pongas.

¿Qué opina del revival folk de los últimos años?
Está bien, yo creía que esta música sólo le gustaría a gente mayor. Ahora hay muchos grupos que suenan como en 1971. Me gustan Fleet Foxes, es música basada en la melodía, no particularmente simplista, pero tampoco he escuchado a muchos de esos grupos. La música popular de ahora, el rock o como lo quieras llamar, está demasiado conducida por el pasado, está reproduciendo lo que hicieron generaciones anteriores. Tras el nacimiento del rock and roll llegaron los hippies, luego los punks… pero también había gente como yo, que rompimos esa tendencia al mirar de nuevo hacia los Beatles, Bob Dylan, Syd Barrett, los cantautores de los 60. A mediados de los 80, sin embargo, sonar como en el pasado empezó a ser cool, hasta el punto de que en los últimos 20 años parece que ya sólo se haga eso, especialmente desde la invención del compact disc, que llevó a que mucha gente volviese a comprar de nuevo su colección de discos en el nuevo formato. La gente vuelve a comprar cosas que ya tenía porque se siente más cómodo con ellas. Pero Fleet Foxes no creo que sueñen con un pasado idealizado, sino que quiero pensar que hay algo contemporáneo en su música. El rock ya es una vieja moda, como el jazz, aunque más popular. Supongo que ningún músico de jazz habrá tenido nunca una audiencia como la de los Beatles o Coldplay, que vayan 100.000 personas a verlo. Yo soy muy fan de The Doors, Kinks, Nick Drake, Incredible String Band..., pero no intento recrear esa música, sino hacer algo propio partiendo de ese origen. Soy como un tren que sale de allí y se va hacia otro sitio.

Tengo dos preguntas estúpidas para finalizar
¡Genial!

¿Le pregunta mucho la gente si es pariente de Alfred Hitchcock? Por ejemplo al mostrar su pasaporte en un aeropuerto, al registrarse en un hotel, pagar con la tarjeta de crédito…
En realidad la gente me pregunta si otra gente me lo pregunta. Eso le pasaba más a mi padre. Es un apellido famoso, claro, aunque quizá ahora ya no tanto como fue.

¿Le gustan sus películas, por cierto?
Oh, sí. Yo tengo mejor apariencia de la que él tenía, pero no tanto talento. Lo que admito particularmente en él es su combinación de amenaza y humor y, por supuesto, su sentido del suspense. Pero, con todo el respeto, quizá la fusión entre oscuridad y humor es en lo que más me relaciono con él. También creo que mis canciones son muy visuales, al igual que mucha gente a la que admiro, como Syd Barrett. Espero que la gente vea cosas cuando escucha mis canciones, en vez de verme a mí, que cierre los ojos. No tienes que mirar al show de Robyn Hitchcock.

¿Dónde compra sus camisas?
En un sitio llamado Blaqua, en Great Newport Street, en el centro de Londres. Si vas allí diles que yo te envío. Tienen nuevos diseños cada seis meses de camisas psicodélicas.

Heaven
Glass
EnlaceSo You Think You`re In Love
I Wanna Destroy You
I Often Dream Of Trains

sábado, febrero 11, 2012

Entrevista a Jim Kerr (Simple Minds)

La semana que viene vuelve a tocar en España Simple Minds, en esta ocasión con una gira diferente, titulada "5x5", y en la que sólo interpretarán temas de sus cinco primeros álbumes, es decir, los que grabaron entre 1979 y 1982. Son, sin duda, sus discos más dignos y los que mejor aguantan el paso del tiempo (aunque yo incluiría el inmediatamente posterior y el que sigue siendo mi favorito, "Sparkle In The Rain"), justo un paso antes de abonarse al rock épico, que fue lo que realmente les dio la fama. Justo estos días, además, se reeditan los cinco álbumes y volver a escucharlos es una experiencia mucho más recomendable de lo que parece: krautrock, electrónica europea, post-punk..., especialmente glorioso en "Empires And Dance", "Real To Real Cacophony" y "New Gold Dream". Otros temas, como "Theme For Great Cities", creo que en realidad no sólo nunca han pasado de moda, sino que incluso han ido adquiriendo relevancia con el tiempo (hagan una prueba: escúchenlo seguido de "Where I End And You Begin" de Radiohead y "Red Lights" de Holy Fuck). Aunque en su tiempo, confesar que te gustaba Simple Minds era algo incluso peor que un placer culpable, todo indica que quizás ya no lo sea tanto. A continuación, la transcripción completa de mi entrevista telefónica con Jim Kerr, cuya versión periodística salió ayer en La Luna de Metrópoli. "Thank you for your intelligent questions" fueron las últimas palabras que dejó en mi grabadora el hombre al que nunca entendí por qué Patsy Kensit le cambió por Liam Gallagher.

Está de moda que muchos grupos recuperen álbumes enteros en directo, pero no picando de varios, como van a hacer ustedes. ¿Cómo surgió la idea?
Empezamos a tocar las viejas canciones en pruebas de sonido y realmente nos gustó y lo disfrutamos. No estábamos seguros de cuándo podríamos tener la oportunidad de volver atrás. El año pasado, cuando EMI nos dijo que tenía la intención de remasterizar ese catálogo pensamos que la cosa adquiría sentido. Creo que nuestra carrera es muy particular, porque tuvimos ese increíble estallido de energía: en los tres primeros años grabamos esos cinco álbumes. Luego ya llegó la fase MTV y los grandes discos, pero los primeros tienen una línea muy peculiar y queríamos abrazar este concepto.

Van a tocar cinco canciones de cada álbum. ¿Las mismas cada noche o van a cambiar?
Creo que 17 ó 18 van a ser fijas, y las otras 6 ó 7 estarán abiertas a cambios.

¿Cómo se sintieron al ensayar esos temas de nuevo?
Con emociones muy mezcladas. La primera sensación era de que esto era algo extraño: no parecían canciones viejas, sino muy contemporáneas. No era como volverte a poner una chaqueta antigua de la que te sientes avergonzado. Tienen una energía, una tensión… el ADN sigue siendo muy potente. Obviamente, por otro lado hay una evidente mentalidad nostálgica.

La música de esa era trataba de imaginar el futuro. Ahora es como si ustedes re-imaginasen la forma en que miraban el futuro desde el pasado. Algo así, ¿no?
Sí, es algo irónico. Además ahora estamos llevando una doble vida, porque al tiempo que preparamos la gira, por las noches estamos trabajando en nuevas canciones cuya sensibilidad está siendo muy influida por las antiguas.

¿Reconoce la influencia de Simple Minds sobre bandas jóvenes como The Horrors o M83?
Eso está diciendo la gente. Es agradable. Nosotros todavía estamos influidos por la Velvet Underground, Roxy Music, David Bowie, The Doors, Magazine, Ultravox… Aún escuchamos esa música y nos inspira, así que si Simple Minds inspira a otra gente es agradable ser parte de esa línea, de esa tradición.

Sólo quedan usted y el guitarra Charlie Burchill de la formación que grabó aquellos álbumes. ¿No echan de menos a los tres miembros restantes?
Es imposible no alabar la contribución que Mick McNeil o Derek Forbes hicieron a esos discos. Ellos aportaron tanto a la fiesta que siempre les respetaremos infinitamente. Éramos como una familia, como hermanos, estábamos realmente unidos y de vez en cuando todavía nos vemos en bodas o funerales. Pero también hubo pequeñas guerras entre nosotros. Ojalá algún día vuelvan a tocar con la banda, nada es imposible.

Justo después de editar estos cinco álbumes dieron el salto y se convirtieron en una de las bandas con más éxito del mundo, de impacto comparable al de U2, pero luego su popularidad cayó en picado, y la crítica también les vapuleó. ¿Cómo lleva eso?
Bueno, John Lennon también cayó en desgracia en algún momento. Neil Young, Lou Reed, David Bowie fueron destruidos por la crítica… así que estoy en buena compañía (risas). No, en serio, es muy cierto lo que me dice y, obviamente, no me gusta, mentiría si le dijera lo contrario. Lo que menos me gusta es la implicación de pensar: “Podías haber hecho esto o esto otro”. No lo hicimos mal, hemos vendido 50 millones de discos. Después de tantos años seguimos aquí grabando y girando, hemos visto a sellos discográficos aparecer y desaparecer, lo mismo que la MTV, cadenas de radio, revistas de música… pero nosotros seguimos aquí. Es una vida estupenda, con sus subidas y bajadas, sus éxitos y fracasos. El fracaso es importante también, se puede aprender de él. En cuanto a lo de compararnos con U2… Sólo hay unos U2, igual que sólo hay unos Echo & The Bunnymen y unos Cure. Cada banda tiene una historia diferente. Esto no es como el fútbol, cuando trabajas en la música hay tantas variables…, antes hablabas de cuál sería la formación ideal, y podemos seguir lamentándonos de por qué Mick McNeil se marchó. Hay gente a la que le gustaría estar toda la vida de gira y otras personas sólo quieren hacerlo cinco años, pero así es la vida.

¿Alguna vez cayó en el desánimo? ¿Pensó en disolver la banda?
Bueno, hace un par de años inicié un proyecto en solitario llamado Lostboy en el que volvía a mis raíces aprovechando que Charlie Burchill tenía que centrarse en unos asuntos familiares. Hice un álbum y me gustaría retomarlo en el futuro. En cuanto a lo de disolver Simple Minds, sí, lo pensé, pero sólo durante una semana.

¿Qué bandas de su generación cree que han sobrevivido mejor?
Es una pregunta difícil. ¿Ha sobrevivido bien Paul McCartney, por ejemplo? Depeche Mode, obviamente, siguen tocando y teniendo mucho éxito. Que sean mejores ya no lo sé. Es muy difícil mantener aquella energía inicial. Pero, mire, vi a Prince el año pasado, ya no saca discos como los de antes, pero en directo creo que es mejor. Sí.

¿Mantiene contacto con la escena joven de Glasgow? ¿Escucha nuevas bandas?
Sí. Tristemente, mi madre murió el año pasado, pero durante su enfermedad pasé mucho tiempo en Glasgow. Trabajé allí e iba a unos locales de ensayo donde tocaban muchos chavales. Ha sido estupendo ver como en la última década se ha continuado haciendo una música excelente allí. Bandas como Franz Ferdinand, Glasvegas..., siempre están saliendo cosas y eso es bueno, porque, honestamente, cuando nosotros salimos no había nada allí. De hecho, fuimos afortunados por ello, porque tuvimos que hacerlo todo nosotros mismos. Glasgow sigue en mi corazón. En cuanto a nuevos grupos, me compré el disco de Anna Calvi, la vi en televisión y me pareció magnífica. También, aunque no he escuchado el álbum, me gusta la canción “Video Games” de Lana Del Rey, me parece fantástica. Siempre hay cosas.

¿Recuerda sus primeros conciertos en España?
Nunca los olvido. Tocamos en Madrid en el Rock-Ola un domingo por la noche y estaba nevando. Por culpa de ello llegamos tarde y tuvimos que correr un montón. El concierto fue un poco caos, pero fue un gran placer. Luego volvimos mucho, guardo grandes recuerdos de Valencia.

¿Es cierto que al principio salían al escenario completamente maquillados?
Sí. Probablemente en el Rock-Ola saliésemos así. Podríamos volver a hacerlo (risas).

¿Conoce el motivo de por qué el single “Lovesong” fue tan popular en España en los 80?
Sí, era la sintonía de un programa televisivo de… ¿deportes?

Sí, era deportivo pero de radio, “Supergarcía en la hora cero”. Mucha gente conoció a Simple Minds gracias a ello.
Oh, muchas gracias a ellos.

Aquellos álbumes tenían un sentimiento muy de la Europa continental. ¿Querían reaccionar contra lo británico o era el reflejo de la música que escuchaban en aquel momento?
Cuando teníamos 16 años, Burchill y yo viajamos por Europa en autoestop y, de hecho, fue así como empezamos la banda. Recorrimos Alemania, Austria, Italia… Aquello fue como nuestro camino de Jack Kerouac. Al mismo tiempo nos influía mucho el cine europeo y la literatura, desde Cervantes hasta Gunter Grass, Albert Camus… Nos encantaba todo eso y, en particular, la música electrónica que venía de Alemania. Recordamos nuestras primeras giras allí, en Holanda, en Escandinavia, tocando cada noche en locales pequeños y aprendiendo nuestro trabajo. De algún modo, estábamos viviendo en la Europa continental, éramos de allí.

Vamos, que se puede decir que “Trans-Europe Express” de Kraftwerk era el “En el camino” de su generación.
¡Sí! “Trans-Europe Express” fue muy grande, definitivamente.